lunes, 14 de octubre de 2013

La talidomida se sienta en el banquillo



Dos centenares de víctimas de la talidomida pedirán 204 millones de indemnización a la farmacéutica que desarrolló este medicamento contra las náuseas del embarazo y causó graves malformaciones en fetos. El juicio tendrá lugar en un juzgado de primera instancia de Madrid, tras la demanda que interpuso hace un año y medio la Asociación de Víctimas de la Talidomida (Avite).

Desde finales de la década de los 50 hasta 1961, la talidomida fue ese medicamento casi mágico que aliviaba los vómitos de las mujeres embarazadas. Lo fue hasta que se descubrió que esas pastillas inocentes causaban terribles malformaciones congénitas a los hijos que estaban gestando. Este capítulo oscuro de la medicina reconoce que más de 10.000 niños nacieron mutilados, con muñones en lugar de piernas y brazos, por un efecto secundario que nadie podía imaginarse.

El culpable de aquella fue Grünenthal, el laboratorio alemán que fabricó y comercializó el tratamiento en más de 50 países de todo el mundo sin advertir de sus efectos colaterales. Aunque, en realidad, toda Alemania se sintió responsable. El científico alemán que descubrió el medicamento fue juzgado, encarcelado y terminó suicidándose en prisión angustiado por la culpa.

El fármaco fue retirado del mercado en 1961 en Alemania, donde se originó el problema, pero según consta en la demanda de AVITE a la que ha tenido acceso Efe, en España se siguió administrándo cuatro años más a pesar de su prohibición mundial. Los afectados españoles aseguran que en nuestro país la talidomida se vendió entre 1957 y 1965. El laboratorio alemán culpa al distribuidor español que siguió vendiéndolo y asegura que en España hubo diversas empresas que fabricaron y distribuyeron productos con talidomida además de Grünenthal.

Indemnizaciones

El Gobierno alemán creó una fundación para indemnizar a los afectados con un fondo de 200 millones de marcos (unos cien millones de euros) para atender a todos los afectados, fuera cual fuera su nacionalidad. El laboratorio asumió reclamaciones hasta 1990, pero la información, que entonces no fluía de manera global; nunca llegó a los afectados españoles y todos se quedaron sin opción a reclamar.

Ningún gobierno español se preocupó de informar a los damnificados por un medicamento maldito y hoy aquellos hijos de la talidomida siguen sin tirar la toalla. Ahora tras años de reclamaciones han conseguido sentar en el banquillo a la farmacéutica alemana. Quieren «hacer justicia» 57 años después» y tras varios contactos fallidos con el laboratorio alemán.

Grünenthal había ofrecido 120.000 euros anuales para los 180 españoles que han ido a juicio. Pero las víctimas lo rechazaron porque quieren que se les equipare con los afectados alemanes que desde el año 71 están cobrando una pensión vitalilcia.

Avergonzados por su pasado

Grünenthal lleva casi seis décadas avergonzado por lo que ha considerado siempre una «tragedia», aunque nunca se había disculpado públicamente.

El año pasado escenificó su pesar con un monumento a las víctimas. «Pedimos perdón por no haber encontrado en 50 años el camino hacia ustedes, de persona a persona. En lugar de eso hemos guardado silencio», decía entonces el gerente de la farmacéutica.

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