Dos
centenares de víctimas de la talidomida pedirán 204 millones de indemnización a
la farmacéutica que desarrolló este medicamento contra las náuseas del embarazo
y causó graves malformaciones en fetos. El juicio tendrá lugar en un juzgado de
primera instancia de Madrid, tras la demanda que interpuso hace un año y medio
la Asociación de Víctimas de la Talidomida (Avite).
Desde
finales de la década de los 50 hasta 1961, la talidomida fue ese medicamento
casi mágico que aliviaba los vómitos de las mujeres embarazadas. Lo fue hasta
que se descubrió que esas pastillas inocentes causaban terribles malformaciones
congénitas a los hijos que estaban gestando. Este capítulo oscuro de la
medicina reconoce que más de 10.000 niños nacieron mutilados, con muñones en
lugar de piernas y brazos, por un efecto secundario que nadie podía imaginarse.
El
culpable de aquella fue Grünenthal, el laboratorio alemán que fabricó y
comercializó el tratamiento en más de 50 países de todo el mundo sin advertir
de sus efectos colaterales. Aunque, en realidad, toda Alemania se sintió
responsable. El científico alemán que descubrió el medicamento fue juzgado,
encarcelado y terminó suicidándose en prisión angustiado por la culpa.
El
fármaco fue retirado del mercado en 1961 en Alemania, donde se originó el
problema, pero según consta en la demanda de AVITE a la que ha tenido acceso
Efe, en España se siguió administrándo cuatro años más a pesar de su prohibición
mundial. Los afectados españoles aseguran que en nuestro país la talidomida se
vendió entre 1957 y 1965. El laboratorio alemán culpa al distribuidor español
que siguió vendiéndolo y asegura que en España hubo diversas empresas que
fabricaron y distribuyeron productos con talidomida además de Grünenthal.
Indemnizaciones
El
Gobierno alemán creó una fundación para indemnizar a los afectados con un fondo
de 200 millones de marcos (unos cien millones de euros) para atender a todos
los afectados, fuera cual fuera su nacionalidad. El laboratorio asumió
reclamaciones hasta 1990, pero la información, que entonces no fluía de manera
global; nunca llegó a los afectados españoles y todos se quedaron sin opción a
reclamar.
Ningún
gobierno español se preocupó de informar a los damnificados por un medicamento
maldito y hoy aquellos hijos de la talidomida siguen sin tirar la toalla. Ahora
tras años de reclamaciones han conseguido sentar en el banquillo a la farmacéutica
alemana. Quieren «hacer justicia» 57 años después» y tras varios contactos
fallidos con el laboratorio alemán.
Grünenthal
había ofrecido 120.000 euros anuales para los 180 españoles que han ido a
juicio. Pero las víctimas lo rechazaron porque quieren que se les equipare con
los afectados alemanes que desde el año 71 están cobrando una pensión
vitalilcia.
Avergonzados
por su pasado
Grünenthal
lleva casi seis décadas avergonzado por lo que ha considerado siempre una «tragedia»,
aunque nunca se había disculpado públicamente.
El
año pasado escenificó su pesar con un monumento a las víctimas. «Pedimos perdón
por no haber encontrado en 50 años el camino hacia ustedes, de persona a
persona. En lugar de eso hemos guardado silencio», decía entonces el gerente de
la farmacéutica.
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