Hacía
tiempo que una norma europea no reunía a tantos grupos de presión a las puertas
del Parlamento Europeo. La directiva del tabaco ha sido la última gran batalla
de los legisladores partidarios de restringir su consumo contra una industria
que se defiende alegando que este negocio crea miles de puestos de trabajo y
aporta una gran cantidad de recursos a las arcas de los Estados miembros.
Al
final, el Parlamento Europeo ha acabado venciendo a la agresiva práctica de
lobby que durante meses lleva haciendo el sector y que se cobró el puesto del
ex comisario de Sanidad, John Dalli, por un presunto caso de corrupción. El
pleno de la Eurocámara ha aprobado la nueva directiva sobre el tabaco cuyo
objetivo es frenar su consumo y reducir las 700.000 muertes anuales que
actualmente provoca en la UE.
Eso
sí, el texto que ha salido de la Eurocámara suaviza la propuesta inicial de la
Comisión Europea, mucho más agresiva, y retrasa algunas de las medidas más
ambiciosas a una fase posterior, la última, en la que se deberá consensuar el
texto definitivo en una negociación entre el Parlamento Europeo y los Estados
miembros.
La
directiva 'ataca' al tabaco desde varios frentes. Por lo que respecta a los
ingredientes que contienen los cigarrillos, la nueva norma europea será mucho más
estricta y limitará su uso. Sin embargo, establece una prórroga para
determinados productos que deberán prohibirse en el futuro. Así, los
cigarrillos con sabor a vainilla o fresa podrán venderse hasta 2016 y los
mentolados hasta 2021.
La
Eurocámara ha frenado la prohibición de vender cigarrillos finos, con diámetros
inferiores a 7,5 milímetros, así como los paquetes que contengan menos de 20
unidades. Los legisladores entienden que es una forma de reducir el consumo,
mientras que Bruselas argumentaba que este tipo de productos van encaminados a
la población más joven, sobre la que se busca una especial protección con esta
directiva.
La
norma también regulará la venta y consumo de cigarrillos electrónicos, que en
la actualidad no son considerados ni productos derivados del tabaco ni
productos sanitarios. La directiva estandarizará las actuales leyes que existen
en los Estados miembros y obligará a que pasen controles sanitarios antes de
que puedan ser vendidos. La propuesta de la Comisión Europea también reclama más
estudios sanitarios que evalúen su efectividad y si son nocivos para la salud
antes de catalogar estos productos como medicamentos que ayudan a dejar de
fumar.
Imágenes
en cajetillas
A
partir de la entrada en vigor de esta directiva los fumadores también notarán
sus efectos en las cajetillas de tabaco. Ahora estos recipientes, tal y como se
había anunciado, tendrán al menos el 65% de sus caras frontales y traseras
cubiertas con mensajes que alerten de los efectos dañinos del consumo de tabaco
y en todas sus caras tendrá que haber algún tipo de advertencia. También se
prohibirá el uso de mensajes como 'light', 'suave' o 'natural' que pueden
llevar al engaño sobre sus auténticos efectos.
En
España la Unión de Asociaciones de Estanqueros ya ha reaccionado a este nuevo
paso legislativo advirtiendo de que la directiva supondrá la pérdida de casi
10.000 puestos de trabajo y en torno a casi 1.700 millones de reducción de la
recaudación fiscal.
También
advierten de que la estandarización del sabor y el empaquetado genérico
aumentará aún más el contrabando de tabaco, que en España ya se ha disparado en
los últimos dos años hasta llegar al 23%.
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