lunes, 18 de abril de 2011

Epilepsia infantil y problemas psiquiátricos

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en Europa hay más de 6 millones de personas afectadas por epilepsia, y se estima que hasta un 40% no seguirían ningún tratamiento. Sin una cura definitiva, el uso adecuado de los medicamentos permitiría a los pacientes minimizar los ataques y mejorar su calidad de vida al menos en un 70% de los casos. Además, la terapia debería encaminarse, también, a minimizar o tratar en paralelo las alteraciones psiquiátricas que pueden derivarse de este trastorno neurológico, sobre todo, en la etapa infantil: un 43% de los niños y niñas con epilepsia desarrollan psicopatologías.
Sufrir epilepsia en la etapa infantil aumenta la posibilidad de desarrollar síntomas psiquiátricos. Esto sucede en un 43% de los afectados y, si no se le pone remedio, la situación empeora con los años. Así, las niñas tienden a padecer más problemas emocionales, mientras que en los niños aumenta el riego de hiperactividad, falta de atención y dificultades para relacionarse con los demás. Estos son los resultados de un estudio realizado con menores noruegos por el Centro Nacional para la Epilepsia del Hospital Universitario de Oslo, publicados en la revista "Epilepsia".

Epilepsia y géneros

Los dos resultados evidencian por primera vez que los niños o adolescentes entre 8 y 13 años con epilepsia son más vulnerables a desarrollar problemas psiquiátricos y que el sexo influye en el tipo de afección. Otros factores de riesgo que han detectado los investigadores respecto al desarrollo de psicopatologías son un estatus socioeconómico bajo o tener otra enfermedad crónica, como asma o diabetes.
No obstante, tener o haber sufrido epilepsia implicaría un peso mucho mayor para desarrollar alteraciones psiquiátricas en chicas: el análisis ha mostrado un mayor riesgo en las niñas entre los 10 y los 13 años. Los niños (varones) con epilepsia, en cambio, parecen casi tan afectados por un bajo estatus socioeconómico que por sufrir la enfermedad. Aunque los motivos de las diferencia aún deben estudiarse con más profundidad, los especialistas sospechan que detrás está la actitud más negativa con que ellas viven la epilepsia.
Los especialistas sospechan que detrás del mayor riesgo a sufrir problemas psiquiátricos hay la actitud con que se vive la epilepsia
Los resultados están en sintonía con estudios anteriores que ya habían demostrado que la edad infantil presentaba un mayor riesgo de desarrollar problemas de conducta y trastornos psiquiátricos como ansiedad, depresión y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Otros estudios anteriores también señalaban otros factores de peso, como epilepsia del lóbulo temporal, que suele tener su origen en trastornos acaecidos durante el desarrollo -como fiebre, infecciones virales, meningitis o traumatismos craneoencefálicos- y al menos una crisis psicomotora por semana (es el tipo de crisis más frecuente en los adultos epilépticos).

Más enfermedades psiquiátricas con epilepsia

Según los últimos datos disponibles, en España, 400.000 personas sufren esta enfermedad relacionada con las conexiones neuronales del cerebro, y que puede afectar a cualquier edad, etnia, clase social o país. Además, cada año 20.000 desarrollan la patología por primera vez. Si bien niños y jóvenes son los que tienen mayor riesgo de padecerla, no es exclusiva; según las estadísticas, 15 de cada 1.000 personas mayores de 75 años también conviven con ella. Es un trastorno difícil de diagnosticar y tratar puesto que se conocen más de 40 tipos distintos, todas con causas diversas, desde genéticas a infecciosas.
Con el tratamiento adecuado, el 70% de los pacientes epilépticos consiguen no tener crisis y otro porcentaje importante deja la medicación transcurridos unos años. Sin embargo, el 30% de los pacientes no consiguen controlarla de manera adecuada. A este fallo en el tratamiento farmacológico debe sumársele una minoría de pacientes que también manifiestan otras enfermedades psiquiátricas. En estos casos, el diagnóstico y tratamiento pueden verse comprometidos por crisis convulsivas incontroladas, por el estigma social asociado o por la propia terapia de la epilepsia.
La International League Against Epilepsy incluyó en 2005 las alteraciones psiquiátricas como parte de la enfermedad. No tener este aspecto en cuenta podría tener un impacto negativo en la respuesta al tratamiento farmacológico y quirúrgico y en la calidad de vida de los afectados. El tratamiento inadecuado incrementa la demanda asistencial y el gasto sanitario, que puede evitarse si se toman las medidas apropiadas.
Por tanto, los especialistas insisten que deben tenerse en cuenta en todo momento, desde el momento de la valoración hasta el momento de decidir el tratamiento que se ajuste a la práctica psiquiátrica habitual. En la anamnesis habitual deberían incluirse preguntas destinadas a obtener información sobre estas cuestiones. Según los investigadores del estudio noruego, identificar a los grupos de más riesgo ayudaría a los médicos en el futuro, que podrían llevar a cabo intervenciones dirigidas a la prevención de problemas psiquiátricos más graves.

Personalidad no definida

Aunque no hay una personalidad característica de los niños y niñas afectadas (a pesar de una cierta controversia al respecto), varios estudios los describen como tensos, dependientes, socialmente aislados y con baja autoestima. Asimismo, investigaciones dirigidas a pacientes con epilepsia del lóbulo temporal los han caracterizado como personas con una alta emocionalidad, tendencias maníacas, depresión, carencia del sentido del humor, sexualidad alterada, ira, hostilidad, agresión, dependencia o pasividad, entre otras características. También se han detectado una amplia variedad de síntomas afectivos, mucho más frecuentes que los trastornos psicóticos.

ANTICIPARSE A LAS CRISIS CONVULSIVAS

Uno de los principales objetivos del tratamiento de la epilepsia es minimizar el riesgo de crisis convulsivas que son, a la vez, también un factor de riesgo de desarrollar problemas psiquiátricos. Recientemente, investigadores del Instituto Cajal (del CSIC) y del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal del Hospital de la Pitié-Salpêtrièr de París (Francia) han identificado el mecanismo que desencadena los episodios epilépticos, como publican su estudio en la revista "Nature Neuroscience".
Otra buena noticia es que el estudio se ha hecho en pacientes con epilepsia de lóbulo temporal, que en el 80% de los casos muestra resistencia a los fármacos y que, como han indicado varios estudios, es un factor de riesgo importante de desarrollar otras afecciones mentales. Según los resultados, antes de que se produzca la crisis epiléptica hay un evento eléctrico que podría funcionar como interruptor de alerta.

Ataques de ira incontrolables

Incidentes de agresividad desproporcionada que duran unos minutos y remiten de forma espontánea. Así se puede describir el trastorno explosivo intermitente. La persona que lo padece pierde por completo el control en ciertas circunstancias y esta reacción de ira es desproporcionada respecto a la situación que la desencadena. A posteriori, se cae en el arrepentimiento y en los autorreproches. Algunos estudios aseveran que el 80% de las personas que lo padecen son hombres.
Personas que tienen una vida considerada normal pero que, en ocasiones, se dejan llevar por impulsos de violencia. Pueden agredir a alguien de forma grave o causar destrozos. Un ataque de ira acabaría en una puerta de la casa rota a patadas y puñetazos o en una agresión a otra persona durante una discusión de poca importancia. Sin embargo, el trastorno explosivo intermitente es una patología poco desconocida. Entre la comunidad científica todavía no hay un consenso claro que determine si es una entidad independiente o se explica como una manifestación de otro problema de mayor gravedad, como el consumo de drogas.
Por este motivo, antes de diagnosticarlo, los especialistas apuntan que es necesario descartar con seguridad otras afecciones. Además, hay que discernir si el episodio de agresividad se debe al consumo de sustancias estupefacientes o alucinaciones, o si se enmarca en un comportamiento habitual caracterizado por la agresividad. Después de un incidente violento (como puede ser un ataque a otra persona o el destrozo de mobiliario), la persona se arrepiente.

Hombres con antecedentes familiares

No hay un consenso claro sobre si es una entidad independiente o se explica como una manifestación de otro problema de mayor gravedad
La mayoría de las personas que sufren este trastorno tienen los primeros ataques al final de la adolescencia o al inicio de la edad adulta, aunque es habitual que, durante la infancia, hayan ocurrido ya algunos sucesos. No se dispone de estadísticas fiables sobre cuántas personas pueden sufrirlo, pero sí se sabe que el 80% de quienes lo padecen son hombres. Se han barajado numerosas hipótesis biológicas para explicar su origen.
Algunas investigaciones aseguran que muchos de los afectados muestran signos de disfunción cerebral leve o han sufrido traumatismos cerebrales perinatales (antes o inmediatamente posteriores al nacimiento), epilepsia o encefalitis (inflamación del cerebro). Por otro lado, la mayoría de estas personas han crecido en ambientes familiares donde la violencia era una forma habitual de relacionarse y resolver conflictos.
Cuando los especialistas repasan sus vidas, es fácil detectar una historia de inestabilidad emocional, problemas con la justicia, inestabilidad en las relaciones personales o dificultades para mantener un trabajo.
A pesar de que las conductas violentas son frecuentes tanto entre la población en general como en las personas que sufren una enfermedad mental, el trastorno explosivo intermitente se diagnostica muy pocas veces. Algunos investigadores han señalado que más del 7% de la población lo sufriría, mientras que numerosos expertos indican que muchas de estas investigaciones carecen del rigor necesario y confunden sucesos habituales de violencia con el citado trastorno.

Tratamiento combinado

En muchas ocasiones, las personas que lo sufren se engloban en otras categorías diagnósticas, como el trastorno límite de la personalidad o el trastorno de la personalidad de tipo antisocial. Por ese motivo, no hay un tratamiento específico para la afección en sí, sino que se trata la conducta violenta. De manera habitual, se combina un tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico.
Este último es a menudo complicado y farragoso. Intenta mejorar la capacidad de autocontrol, saber detectar las situaciones que desencadenan la conducta agresiva y aprender nuevas formas de afrontarlas y de combatir la frustración. La terapia de grupo es con frecuencia adecuada para este tipo de pacientes, ya que permite que los participantes aprendan a través de las experiencias de los demás.

EL DESCONTROL DE LOS IMPULSOS

Esta patología forma parte del grupo de trastornos del control de los impulsos, que se caracterizan por el repetido fracaso para aplacar el deseo súbito de realizar algún acto dañino para la propia persona o los demás. En la mayoría de los casos, se desarrolla una creciente tensión antes del impulso. Tras dejarse llevar, la persona se siente relajada, aunque es frecuente que se arrepienta y se autorreproche lo ocurrido. Además del trastorno explosivo intermitente, otras afecciones por la falta de control de los impulsos son la cleptomanía (fracaso al controlar el impulso de robar objetos que no son necesarios ni se sustraen por su valor), el juego patológico, la piromanía (el impulso de provocar incendios) y la tricotilomanía (el impulso de arrancarse el propio cabello

Los medicamentos falsos

La falsificación de medicamentos puede parecer algo poco frecuente, pero es un problema global que afecta tanto a los genéricos como a las medicinas de marca. Internet supone uno de los principales puntos de venta, ya que muchas páginas web burlan los controles de seguridad. España es el cuarto país con más ventas de fármacos falsos de la Unión Europea. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que los medicamentos falsos se distinguen porque detallan información falsa sobre su identidad u origen. Son fármacos que carecen de un ingrediente activo adecuado o cuentan con él en menor cantidad o pureza. Incluso pueden estar compuestos por otras sustancias sustitutas que resultarían tóxicas. En ocasiones, el problema está en los excipientes, que se han adulterado y no tienen la calidad apropiada.

Medicamentos falsos, un problema cada vez más frecuente

La falsificación es una amenaza para la salud que, a menudo, pasa desapercibida. El aspecto exterior y la presentación del envase de los medicamentos falsos son similares a las de los auténticos, de modo que su diferenciación es difícil. La vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, Ana Pastor, señaló que estos fármacos son muy peligrosos, ya que "no pasan los controles de calidad que se realizan a largo plazo y, por tanto, el consumidor puede estar expuesto a todo tipo de reacciones alérgicas y complicaciones".
El problema es mundial y afecta a cerca del 10% de los medicamentos del mercado. Este porcentaje es variable según el país: oscila del 1% al 3% en países más desarrollados y llega al 50% en algunas regiones de África. El motivo principal son las diferencias en el sistema de supervisión y seguridad de todo el proceso.
La población no está concienciada del peligro que conlleva la adquisición y el consumo de fármacos comprados fuera de los circuitos habituales
Las sustancias más adulteradas son las relacionadas con el estilo de vida: para tratar la disfunción eréctil, adelgazar, dejar de fumar, controlar el sueño o anabolizantes hormonales utilizados para aumentar la masa muscular. Por otro lado, también se han detectado casos en preparados con alto valor terapéutico, como clopidogrel (tratamiento de problemas vasculares), bicalutamida (cáncer de próstata) u oseltamivir (antiviral).
Un estudio realizado por el Instituto de Seguridad Farmacéutica (PSI) señala que el número de delitos relacionados aumenta. Thomas T. Kubic, director ejecutivo del PSI, ha explicado que, según los resultados obtenidos, se ha incrementado casi un 7% con respecto el año pasado. Este escenario supone una amenaza para la salud de carácter mundial. Además, la población no está concienciada del peligro que conlleva la adquisición y el consumo de fármacos comprados fuera de los circuitos habituales.

Internet, principal punto de venta

Internet es uno de los principales aliados de la falsificación de medicamentos. Mediante la venta a través de la Red, llegan al consumidor sin los controles de autenticidad y seguridad adecuados. Se estima que un 50% del total de ventas ilegales se realiza a través de esta vía. Los consumidores tienden a utilizar Internet como alternativa a la farmacia para ahorrar dinero y tiempo. Además, destaca la falta de comunicación con el médico, ante la creencia de que no les recetará lo que desean. La vergüenza de solicitar determinados fármacos, como la viagra, bien en la consulta o en la farmacia, es otro de los motivos de esta adquisición alternativa.
España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de ventas de medicamentos falsos, según un estudio realizado en 2009 por la farmacéutica Pfizer. En el estudio se encuestó a 14.000 personas de 14 países de la UE, con el objetivo de conocer cómo afectaban las falsificaciones a cada uno de los países miembros. Los resultados revelan que uno de cada tres españoles reconoce haber adquirido uno de forma inadecuada y fraudulenta y, de estos, un 18% reconoce haberlo hecho a través de Internet.
El factor que les llevó a hacerlo fue, en un 20% de los casos, la recepción de un correo spam con publicidad de la sustancia. Los medicamentos más frecuentes, cuando se realizó la encuesta, fueron los utilizados para perder peso, la disfunción eréctil, el dolor crónico y la gripe A.

PROTEGER DE FALSIFICACIONES DE FÁRMACOS

Debido al incremento del número de medicamentos falsos vendidos, el Parlamento Europeo ha aprobado un conjunto de directrices para proteger al consumidor y garantizar la autenticidad de los fármacos que consume. La normativa incluye una serie de medidas que dificultarán la falsificación y proporcionarán más seguridad y tranquilidad. Una de las iniciativas más destacadas es el hecho de etiquetar los medicamentos originales con un número de serie distintivo.
Además, debido a que la mayoría se adquieren por Internet, otra medida de seguridad es la incorporación de un logo en las páginas web oficiales y auténticas. Así se podrá navegar desde los portales de cada país a una página web europea común, donde se seguirán los protocolos de seguridad correspondientes. El Consejo ha aprobado las medidas propuestas por el Parlamento Europeo y se espera que en menos de dos años todos los países miembros incluyan el protocolo.