Hace
aproximadamente 60 años, un estudio liderado por Jeremy Morris demostró que los
carteros que trabajaban a pie, llevando las cartas de buzón en buzón, tenían un
riesgo cardiovascular mucho menor que sus compañeros que se quedaban en la
oficina de correos.
Fue
el primer trabajo en demostrar que entre la actividad física y la salud existía
una fuerte relación. Pero, pese a que después una larga lista de estudios han
confirmado sus resultados, el mensaje parece no terminar de calar.
La
Asociación Americana del Corazón (AHA en sus siglas en inglés) cree que para
conseguir concienciar a la gente sobre la importancia del ejercicio, es
fundamental contar con la colaboración de los profesionales médicos. Y, por
eso, acaba de publicar un comunicado en el que les insta a que en sus consultas
aborden la actividad física del mismo modo en que tratan a la hipertensión o el
colesterol.
El
ejercicio, subrayan en las páginas de la revista 'Circulation', "debe
monitorizarse regularmente, igual que se hace con otros factores de riesgo
cardiovascular".
Se
sabe que la inactividad física es tan peligrosa para la salud como el
tabaquismo, continúan los cardiólogos. Sin embargo, al contrario de lo que
ocurre con este problema o con la diabetes, la obesidad o la
hipercolesterolemia, el ejercicio no se evalúa de forma rutinaria en las
consultas. Es hora de "otorgar el mismo estatus a la actividad
física", recuerdan.
Herramientas
Consciente
de que, en muchos casos, los profesionales médicos no valoran adecuadamente la
actividad de sus pacientes porque no saben cómo hacerlo, la AHA ha elaborado
una guía que ayuda a los médicos a elegir el método más apropiado en cada caso.
Un
chequeo de la actividad física, señalan, debe incluir preguntas sobre el tipo,
la frecuencia, la duración y la intensidad de la actividad física en las
distintas facetas de la persona. Y hay múltiples maneras de averiguar esos
datos, que pueden utilizarse de manera efectiva en la consulta.
Ya
sea a través de cuestionarios, diarios o elementos como los podómetros, es
posible evaluar la cantidad de ejercicio que realiza una persona y, en función
de los resultados, indicar una recomendación u otra.
A
día de hoy, las guías aconsejan al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico de
moderada intensidad cinco días a la semana o la práctica de una actividad más
vigorosa al menos durante 20 munitos tres días a la semana.
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