jueves, 24 de octubre de 2013

De erradicar el VIH a su «curación funcional»



Cuanto antes mejor: esta parece ser la consigna que está calando entre los investigadores del VIH debido especialmente a los últimos datos que hablan de «curación funcional» o erradicación del virus del sida. La publicación hoy en The New England Journal of Medicine del caso de una niña que, después de 3 años de edad y sin tratamiento sigue libre de la infección por el VIH tras haber recibido tratamiento intensivo a las 30 horas de su nacimiento al haberse constatado que estaba infectada por el VIH, no hace sino confirmar algunos otros datos, como los de la denominada cohorte Visconti, un grupo de 14 pacientes adultos del Instituto Pasteur, en Francia, tratados en un momento muy inicial de la infección -a los pocos días de infectarse- y que tras seguir un tratamiento con antirretrovirales siguen, casi 10 años después, sin presencia del virus.

Para José María Gatell, del hospital Clinic de Barcelona, estos datos nos están indicando que sí es posible una «curación funcional» de las personas infectadas por el VIH cuando se tratan «al poco tiempo de ser infectadas». Ésta, señala «es la clave». Aunque no se sabe con certeza, apunta, «de alguna manera ese tratamiento precoz y potente evita que el VIH se establezca en sus santuarios o reservorios virales desde donde comienza su replicación y propagación por el organismo». El VIH inactivo escondido en las células inmunes es el encargado de reactivar la infección en la mayoría de las personas infectadas a las pocas semanas de interrumpir el tratamiento farmacológico

En este sentido, durante el pasado Congreso de la Sociedad Española Interdisciplinar del Sida (SEISIDA), Asier Sáez Cirión, director del estudio del Pasteur, explicó que «ciertas personas son capaces de alcanzar una remisión de la infección gracias a haber iniciado el tratamiento muy rápidamente. Y aunque el virus sigue presente en el organismo, lo está a niveles tan bajos que no hacen falta medicamentos para mantener la infección controlada». De hecho, aseguró, algunas de las personas de este ensayo llevan viviendo más de 10 años con la infección «controlada» tras interrumpir su tratamiento.

Controlar el VIH

Sin embargo todavía hoy no se sabe porqué, tras discontinuar la terapia, ciertas personas son capaces de mantener niveles indetectables de virus y la mayoría no. «Una característica clave de los que controlan el virus es que en el momento de la interrupción tienen niveles muy bajos de reservorio viral, muy pocas células infectadas, aunque sabemos que no es suficiente». Sáez Cirión cree que el tratamiento precoz impacta en la infección a diferentes niveles: «no solamente se limita el número de células que se infectan, también se limita el número de mutaciones del virus y se facilita la reconstitución y preservación de las respuestas inmunitarias. Probablemente en los pacientes que controlan la infección se produce una óptima combinación de estos factores».

Desafortunadamente, «aún no sabemos predecir qué pacientes serán capaces de controlar la infección tras interrumpir el tratamiento», concluye. Para Gatell éste no es fenómeno anormal: «ocurre en muchas enfermedades infecciosas, como en la tuberculosis». En estos casos se produce una «curación funcional» de la tuberculosis, pero no se «erradica» la infección. «Pues con el VIH pasa lo mismo», confirma.

«Esterilización» del virus

El caso que se publica en NEJM, del que se ya presentaron datos preliminares en marzo de 2013, puede explicar lo qué ocurre en este proceso de curación. Las autoras, Deborah Persaud y Hannah Gay, señalan que la administración precoz del tratamiento antiviral probablemente condujo a la remisión del virus, ya que se interrumpió la formación de los depósitos del virus que son difíciles de tratar. Persuad, del hospital Johns Hopkins, en EE.UU., explica que la remisión, definida en este caso, no sólo por la ausencia de síntomas de la infección, sino también por la falta de replicación del virus, puede ser un paso hacia una cura por «esterilización» del VIH, es decir, la erradicación completa y a largo plazo de toda la replicación del virus en el cuerpo. Hasta el momento sólo se conoce un caso de curación por esterilización, el del famoso «paciente de Berlín».

Aunque, señala Gatell, «este es un caso totalmente diferente», ya que recibió un trasplante de médula ósea procedente de un donante con una rara mutación genética en los leucocitos que confiere a algunas personas resistencia ante al VIH, un beneficio que transfieren al destinatario. Además, este enfoque de tratamiento complejo no es viable ni práctico para los 33 millones de personas en el mundo infectadas con el VIH.

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