Dos
estudios que se publican en «PNAS» demuestran algunos de los mecanismos claves
que interfieren en la adicción a la cocaína. Los resultados de los trabajos,
realizados en la Universidad de Zurich, en Suiza, y el Hospital Monte Sinaí de
Nueva York, podrían ser de gran relevancia para diseñar tratamientos que
permitan curar a las personas adictas a la cocaína y a otras sustancias.
Los
adictos a la cocaína presentan importantes déficits de interacción social que
no solo suponen una importante carga para las familias afectadas, sino que
dificultan notablemente su tratamiento. Sin embargo, explica la investigadora
del hospital suizo Katrin H. Preller, se desconoce el origen neural que
contribuye a la interacción social alterada en los usuarios de drogas. Y, la
relevancia de este nuevo trabajo es que desvela la naturaleza de los déficits básicos
de la interacción social, gracias al análisis de los comportamientos, psicológicos
y de sus cerebros (mediante resonancia magnética) del «punto de vista social»
de los 80 consumidores de cocaína comparados con los de 63 voluntarios.
A
tenor de sus resultados, los investigadores especulan que las «alteraciones que
se aprecian en la interacción social» de los adictos a la cocaína interfieren
en su capacidad de poder seguir un tratamiento con eficacia. Según Preller, los
resultados sugieren una mayor relevancia de la «reintegración de la recompensa
social en el tratamiento de la adicción a la cocaína y a otras drogas».
Las
personas que son adictas a la cocaína terminan por hacer un uso descontrolado y
compulsivo de la droga. A pesar de las graves consecuencias negativas de su
consumo, incluyendo la pérdida de sus relaciones sociales, de empleo y la
aparición de enfermedades somáticas y psiquiátricas, la vida de un adicto
termina por centrarse exclusivamente en la cocaína, y todo su mundo y acciones
dependen de la droga. Se considera que el consumo de drogas un importante
problema de salud social, legal y pública. Después del cannabis, la cocaína es
la segunda droga de mayor prevalencia ilegal en EE.UU. y Europa, con una
prevalencia entre los jóvenes de un 6,3% en Europa y de un 13,3% en EE.UU.
Estudios
como el de Preller, o el del Hospital Monte Sinaí, que ha descubierto un
mecanismo molecular por el que la cocaína altera los circuitos de recompensa
del cerebro y causa adicción, suponen importantes pasos en el tratamiento de la
adicción.
Mecanismo
adictivos
La
investigación realizada en EE.UU., que también se publica en «PNAS», es más
compleja, y se dirige hacía una posible diana farmacológica. El trabajo revela
cómo una enzima abundante y un gen sináptico afectan a un circuito de
recompensa clave en el cerebro, cambiando las formas en las que los genes se
expresan en el núcleo accumbens, una zona del cerebro relacionada con la
recompensa, la adicción, el miedo y el placer. El ADN, explica el autor
principal del estudio, Eric Nestler, en si no se ve alterado, pero esta
modificación hace que determinados genes que codifican las proteínas sinápticas
en el ADN se activen o repriman.
Trabajando
en ratones, los investigadores vieron que la administración de la cocaína de
forma crónica aumentaba los niveles de una enzima llamada PARP-1 y que dicho
incremento desencadenaba cambios en genes en el núcleo accumbens, contribuyendo
a la adicción a la cocaína a largo plazo.
Aunque
es la primera vez que se relaciona PARP-1 con la adicción a la cocaína, sí se
ha analizado el papel de PARP-1 para el tratamiento del cáncer. «Este
descubrimiento proporciona nuevas pistas para el desarrollo de medicamentos
contra la adicción», sostiene Eric Nestler. De hecho, Nestler y su equipo están
utilizando PARP para identificar otras proteínas reguladas por la cocaína, por
si resultaran útiles para el próximo diseño de fármacos.
Ref:
Haz click aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario