lunes, 13 de enero de 2014

Las células madre, un nuevo escondite para el VIH



La 'memoria' de nuestro sistema inmune depende de una población de células T con unas propiedades muy parecidas a las de las células madre (son muy longevas y capaces de reproducirse para dar lugar a otras células más especializadas). Ese grupo podría ser el refugio elegido por el VIH para esconderse y ser capaz de persistir a pesar de los tratamientos.

Aunque los antirretrovirales son capaces de suprimir la replicación del VIH y permitir a los individuos infectados llevar una vida normal gracias a su tratamiento, el virus del sida no desaparece completamente del organismo gracias a la existencia de reservorios en los que es capaz de permanecer latente, listo para volver a activarse si el paciente abandona la medicación.

La búsqueda de esos reservorios es uno de los caballos de batalla de la inmunología actual, que trata de acabar con esos refugios como otra forma de acabar con la infección. Un estudio que esta semana se publica en la revista 'Nature Medicine' ha demostrado que el VIH es capaz de 'esconderse' en esos precursores de las células con memoria del sistema inmune.

En una investigación del Hospital de Massachusetts y el Instituto Ragon (EEUU), con destacada presencia española, María Buzón, Enrique Martín-Gayo y su equipo han puesto una piedra más en el camino por descubrir los reservorios del VIH.

"La mayoría de las células humanas, incluidos los CD4 que suelen ser infectados por el virus, tienen una vida corta", explica en una nota de prensa otro de los firmantes, Mathias Lichterfeld, responsable de enfermedades infecciosas en el Hospital de Massachusetts; "por eso era un misterio cómo podía sobrevivir el VIH en el organismo pese a la eficacia del tratamiento". Esa idea les llevó a investigar la posibilidad de que el virus utilizase las células madre, con una supervivencia mayor, para mantenerse latente durante décadas.

Como explica a EL MUNDO la propia Buzón, investigadora del Hospital General de Massachusetts, las células madre específicas de cada órgano, las que permiten ir regenerando los tejidos cuando sufren algún daño, o las que dan lugar a todos los linajes sanguíneos del organismo, son inmunes a la infección del virus del sida, pero los investigadores han descubierto una pequeña población de células T (en cierta manera parecidas a las células madre) que sí parece susceptible a la infección. Debido a que estas células defensivas tienen, además, una gran longevidad, los autores sospechaban que podrían ser un buen nicho para el VIH latente. "Por eso, aunque los pacientes estén durante muchos años en tratamiento, nunca se curan", indica la científica española.

Análisis

En sus experimentos, los científicos han descubierto que estas longevas células tienen receptores (como CD4 y CCR5) que el VIH usa habitualmente como puerta de entrada cuando infecta alguna célula del organismo.

Además, y tomando muestras de pacientes seropositivos que llevaban muchos años en tratamiento antirretroviral, confirmaron que, efectivamente, el virus del sida sí es capaz de infectar estas población, a diferencia de lo que ocurre con otras células madre, 'inmunes' al VIH. Incluso seis o 10 años después de la infección inicial, estas células T con memoria seguían estando infectadas por el VIH.

Como los propios autores recuerdan, las células madre ya es un campo ampliamente estudiado en otros campos de la medicina, como el cáncer. De hecho, explican, en Oncología se sabe que estas células -que no responden a la quimioterapia- pueden ser las iniciadoras del tumor, incluso años después de que el paciente haya sido tratado con éxito. Por eso sospechan que, a partir de ahora, la investigación sobre sida también deberá prestarle atención a esta población de células.

Coincide con este punto de vista Javier Martínez Picado, profesor ICREA en el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, quien considera que este descubrimiento "es muy importante" porque desvela un refugio del virus que podría ser clave.

"En los últimos 25 años, la investigación sobre VIH se ha centrado en lograr tratamientos efectivos y no excesivamente tóxicos. Ahora la ciencia se está dirigiendo a encontrar los reservorios del virus y ver cómo se pueden destruir y esta investigación permite avanzar un gran paso", señala.

Según explica, ya se sabía que el VIH puede esconderse en células concretas de la sangre o en determinados tejidos -como los órganos genitales-, pero la constatación de que tiene como escondite células vitales para la memoria del sistema inmune "es fundamental porque ayuda a comprender por qué el virus puede sobrevivir latente durante muchos años".

La clave ahora, subraya, es conocer "cómo se pueden eliminar esas células de forma específica".

El siguiente paso en el estudio de este campo, confirma Buzón, será investigar fármacos específicos para estas células, "con mecanismos moleculares específicos", y aunque están probando ya algunas sustancias, de momento se encuentran en una fase muy preliminar.

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