En
las personas con dislexia, la presencia de menos materia gris en el cerebro se
ha relacionado con la discapacidad en la lectura, pero ahora una nueva
investigación, publicada en la edición digital de 'The Journal of
Neuroscience', sugiere que se trata de una consecuencia de las experiencias de
lectura más pobres y no la causa del trastorno.
Se
ha supuesto que la diferencia en la cantidad de materia gris en el cerebro de
estos individuos podría, en parte, explicar por qué los niños disléxicos tienen
dificultades a la hora de trazar correctamente y con fluidez en la escritura
los sonidos de las palabras.
El
estudio, realizado por expertos del Centro para el Estudio de Aprendizaje del
Centro Médico de la Universidad de Georgetown, en Washington, Estados Unidos,
comparó un grupo de niños disléxicos con dos grupos de control distintos: uno
de la misma edad y otro de niños más pequeños, quienes fueron agrupados en el
mismo nivel de lectura que los niños con dislexia.
"Este
tipo de enfoque nos permite controlar tanto la edad como la experiencia de
lectura --explica Guinevere Eden, profesor de Pediatría en GUMC--. Si se
hubieran observado diferencias en la anatomía del cerebro en la dislexia, en
comparación con los dos grupos de control, habría sugerido que la reducción de
la materia gris refleja una causa subyacente del déficit de lectura. Pero eso
no es lo que hemos observado".
Los
disléxicos mostraron menos materia gris en comparación con un grupo control
pareado por edad, en consonancia con los resultados anteriores. Sin embargo, el
resultado no se repitió cuando se utilizó un grupo de control de nivel de
lectura como grupo de comparación con los disléxicos.
"Esto
sugiere que las diferencias anatómicas reportadas en las regiones de
procesamiento del lenguaje del hemisferio izquierdo parecen ser una
consecuencia de la experiencia de lectura en lugar de una causa de la
dislexia", señala Anthony Krafnick, autor principal de la publicación.
"Estos
resultados tienen un impacto en la forma anterior en la que interpretamos la
literatura anatómica sobre la dislexia y sugiere que el uso de la resonancia
magnética anatómica no es una forma adecuada para identificar a los niños con
dislexia", afirma. El trabajo también ayuda a determinar la delgada línea
entre los cambios en el cerebro inducidos por la experiencia y las diferencias
que son la causa del deterioro cognitivo.
Por
ejemplo, se sabe por estudios en personas analfabetas que obtienen las habilidades
de lectura que este tipo de aprendizaje induce el crecimiento de la masa
cerebral. Cambios similares inducidos por el aprendizaje en lectores habituales
pueden dar lugar a diferencias con sus compañeros disléxicos, que no han gozado
de las mismas experiencias de lectura, y, por lo tanto, no han sufrido
modificaciones similares en la estructura del cerebro.
Ref:
Haz click aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario