Libros,
juguetes o incluso una cuna pueden ser el refugio durante horas de algunas
bacterias, como el «Streptococus pneumoniae», un patógeno causante de graves
infecciones del tracto respiratorio.
A
pesar de que muchos estudios han concluido que dos de las bacterias comunes que
causan los resfriados, infecciones del oído, amigdalitis e infecciones más
graves, no pueden vivir mucho tiempo fuera del cuerpo humano, la investigación
realizada en la University at Buffalo, en EE.UU., y que se publica en la
revista «Infection and Immunity», ha encontrado que tanto el «Streptococcus
pneumoniae» como el «Streptococcus pyogenes» persisten en la superficie de
objetos inanimados mucho más tiempo de lo que pensaba. Los hallazgos sugieren
que se deben tomar precauciones adicionales para prevenir las infecciones,
especialmente en entornos como escuelas, guarderías y hospitales.
«Estos
resultados nos sugieren que hay que ser más cautos sobre las bacterias de
nuestro medio ambiente, ya que suponen un cambio importante en nuestra idea
sobre cómo se propagan estas bacterias en particular», asegura el autor
principal, Anders Hakansson. En su opinión, este es el «primer estudio que ha
analizado si dichas bacterias pueden sobrevivir en varias superficies,
incluyendo las manos, y, potencialmente, propagarse entre personas».
«S.pneumoniae»
es la causa principal de infecciones del oído en los niños y provoca importante
morbilidad y mortalidad por infecciones de las vías respiratorias en niños y
ancianos. Su presencia es muy común en guarderías y es una causa común de
infecciones hospitalarias. Además, añade Hakansson, en los países en
desarrollo, donde escasea agua potable, la alimentación y los antibióticos
comunes, la bacteria a menudo conduce a la neumonía y sepsis, matando a un millón
de niños cada año.
El
«S.pyogenes» es la causa más común de faringitis estreptocócica e infecciones
de la piel en niños en edad escolar, pero también puede causar infecciones
graves en los adultos.
Los
investigadores analizaron la presencia de estas bacterias en una guardería
infantil: para su sorpresa vieron que cuatro de cada cinco juguetes de peluche
dieron positivo para el «S. pneumonaie» y que distintas superficies, como
cunas, dieron positivo para «S. pyogenes», incluso después de haber sido
limpiadas. Además, el análisis se llevó a cabo justo antes de la apertura del
centro por la mañana, por lo que había estado muchas horas desde el último
contacto humano.
«La
colonización bacteriana no constituye, por sí misma, causa de una infección,
pero es un primer paso necesario para que se produzca una infección en un huésped
humano», explica Hakansson, que recuerda que los niños, los ancianos y otras
personas con sistemas inmunes comprometidos son «especialmente vulnerables a
estas infecciones».
Bacterias
planctónicas
La
mayoría de los estudios diseñado para comprobar la capacidad de supevivencia de
las bacterias en objetos inanimados han utilizado cultivos de laboratorio, que
reciben el nombre de cultivo de bacterias planctónicas, y que hasta ahora han
mostrado que las bacterias se mueren rápidamente. «Pero sabíamos que esta forma
de bacterias no representan la forma en la que crecen realmente las bacterias
-dice Hakansson- . Y desde que descubrimos que las biopelículas son
fundamentales para la patogénesis de «S.pneumonaie», quisimos averiguar si las
bacterias del biofilm podían sobrevivir fuera del cuerpo».
Sus
experimentos encontraron que biofilm de«S.pneumoniae» y «S.pyogenes» de
superficies contaminadas fueron capaces de colonizar(infectar) ratones fácilmente,
y que las biopelículas sobrevivieron durante horas en las manos de una persona
y en los libros y juguetes y superficies duras y blandas en un centro de
cuidado infantil, en algunos casos, incluso después de haber sido limpiados.
En
todos estos casos, explica el investigador, «se encontró que estos patógenos
pueden sobrevivir durante largos periodos de tiempo fuera de un huésped humano».
Sin embargo, apunta, «la literatura científica sostiene que sólo se puede
llegar a ser infectado por la inhalación de gotitas infectadas expulsadas por
la tos o los estornudos de las personas infectadas».
Lo
que este trabajo muestra es que los objetos contaminados con estas bacterias
del biofilm pueden actuar como reservorios de bacterias durante horas, semanas
o meses, «extendiendo posibles infecciones a las personas que entran en
contacto con ellos», concluye Hakansson que advierte que se debe hacer más
investigación para entender en qué circunstancias este tipo de contacto puede
llegar a infectar a las persona.
«Si
resulta que este tipo de difusión es fundamental, entonces los mismos
protocolos que ahora se utilizan para prevenir la propagación de otras
bacterias, como las bacterias y los virus intestinales, que no persisten en las
superficies, tendrán que ser implementado especialmente para las personas que
trabajan con niños y en los entornos de atención sanitaria», concluye.
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