jueves, 16 de enero de 2014

En busca de la combinación perfecta para la hepatitis C



Ya nadie se atreve a negarlo. Las inyecciones para tratar la hepatitis C van a ser historia en muy poco tiempo, pero la ambición va más allá. Se pretende también que sean historia las entre tres y seis pastillas de ribavirina que han de tomar los infectados por el virus causante de la patología (se calcula que más de 600.000 en España) y que son imprescindibles en todo tratamiento actual. Y eso no es todo, la idea es que se pueda curar la enfermedad en un altísimo porcentaje de los casos con independencia de cuándo se detecte y sin importar tampoco variables genéticas asociadas hasta ahora con una mala respuesta al tratamiento.

Varias compañías farmacéuticas están en la carrera para conseguir el medicamento que mejores resultados obtenga en los centenares de ensayos clínicos que se están llevando a cabo y la lucha va a ser reñida. No precisamente por falta de resultados, sino por todo lo contrario. Los nuevos antivirales específicos frente al VHC son el sumun de la eficacia frente a infecciones hasta ahora muy difíciles de curar. Eso sí, parece que será complicado hablar de medicamento en singular. Lo que todo indica es que los tratamientos de combinación seguirán marcando la pauta en la lucha frente a la hepatitis C.

Dos estudios publicados hoy en el New England Journal of Medicine confirman esa tendencia y dibujan un panorama mucho más halagüeño para los afectados por esta enfermedad en apenas dos o tres años.

El primero de los trabajos habla de un fármaco, sofosbuvir, que acaba de ser aprobado en EEUU y que, en esta ocasión, se ha ensayado en combinación con otra molécula, daclatasvir, en 211 pacientes infectados con distintos genotipos del virus, incluyendo a algunos que no habían respondido al que se considera actualmente tratamiento de elección frente a la enfermedad: una inyección semanal de interferón pegilado, ribavirina a distintas dosis según el peso y uno de los dos medicamentos nuevos de los que sí están aprobado en Europa, telaprevir o boceprevir. Los resultados del estudio, promovido por los laboratorios que fabrican cada uno de los fármacos -Bristol-Myers Sqibb y Gilead- superaron el 90% de éxito en todos los casos, con o sin ribavirina.

El otro estudio que recoge la revista estadounidense se ha hecho en un número mayor de pacientes (571) y en él se analizan los resultados en distintas combinaciones (hay hasta 14 subgrupos de estudio) de tres de estos nuevos y potentes fármacos: ABT - 450, ABT - 267 y ABT - 333, lo que desde el laboratorio fabricante -Abbvie- denominan terapia 3D. También se explora la posibilidad de eliminar la ribavirina, aunque solo un grupo de los participantes prescindió de este tratamiento. De nuevo, los resultados son muy positivos (del 83 al 100% de eficacia), además de mantenerse cuatro meses después del fin del tratamiento.

Según el jefe de la Unidad de Aparato Digestivo de la Fundación Hospital Alcorcón, Conrado Fernández -que ha participado en el ensayo fase III que se ha hecho con posterioridad al publicado hoy- este tratamiento supone "un gran avance frente al genotipo 1, el más frecuente en España". Fernández reconoce que el tratamiento actual supone que el paciente tome "muchísimas pastillas" y, además, con efectos secundarios que hacen difícil tolerar el tratamiento.

Por esta razón, se congratula de la publicación de este estudio, cuyos resultados ya se dieron a conocer en el último Congreso de la Sociedad Estadounidense para el Estudio del Hígado, celebrado en noviembre.

El especialista señala que el nuevo paradigma de tratamiento de la hepatitis C -ejemplarizado en medicamentos como los evaluados en estos dos estudios- es un concepto que viene del VIH. Se trata de fármacos muy potentes, tanto que el virus "tiene que tener muchas mutaciones para disminuir su sensibilidad al medicamento". También como en el caso del VIH, Fernández cree que "la monoterapia es impensable" y que la terapia del futuro la compondrán varios medicamentos en combinación.

El futuro

Y a la hora de hablar de futuro, un asunto preocupa "a clínicos y a pacientes", según Fernández. Se trata del coste. Desde Abbvie confirman que aún es pronto para establecer un precio y este variará en cada país. El fármaco ya aprobado en EEUU, sofosbuvir, tiene un coste allí de 84.000 dólares por tratamiento.

Ya con los fármacos más novedosos que hay actualmente en el mercado ha habido problemas de acceso, como confirma Fernández. "Se ha restringido para los casos más avanzados de la enfermedad aunque, vistos los resultados de este último estudio, no parece que eso vaya a influir en los resultados del tratamiento", comenta.

Para el presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, Jaume Bosch, aún es prematuro hablar de comparaciones entre los distintos medicamentos que participan en esta carrera. "No se dispondrá de estos estudios hasta que estos fármacos lleven cierto tiempo en el mercado", vaticina. "No cabe duda de que tanto sofosbuvir como ABT-450 parecen más eficaces y mucho mejor tolerados que los anteriores tratamientos", subraya este experto, cuyo hospital, el Clínic de Barcelona, participa "en la mayoría de los estudios con los nuevos antivirales que están revolucionando el tratamiento de la hepatitis C".

Kris Kowdley, autor principal de uno de los trabajos publicado en el NEJM, el que evalúa la terapia 3D, explica a EL MUNDO que cree que en el futuro habrá "múltiples combinaciones terapéuticas comparables en eficacia, tal y como sucede en el VIH".

Para complicar aún más la ecuación, Fernández considera que los médicos también podrán prescribir combinaciones que no hayan sido probadas en ensayos clínicos pero que, por el tipo de fármacos que incluyen, se sepa que vayan a funcionar bien. "Se impondrán los fármacos más eficaces, los que tengan menos efectos secundarios y los más valiosos desde el punto de vista fármacoeconómico", resume el especialista del Hospital Fundación Alcorcón.

Sin embargo, las alianzas entre los laboratorios darán seguramente mucho que hablar, ya que son estas las que permitirían mezclar varias moléculas en un solo comprimido, algo que ya se ha hecho en VIH. "El sueño es curar la hepatitis C en tres meses con una pastilla única diaria y es una idea que puede hacerse claramente realidad", concluye Fernández.

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