Un
grupo de investigadores ha descubierto que este típico plato japonés, el suguki
o pickle de nabos, puede prevenir la gripe y así lo plasma en un artículo
publicado esta semana en la revista Letters in Applied Microbiology.
La
receta mágica, un preparado popular con el que se encurten nabos en Japón,
tiene una explicación con nombre de bacteria: Lactobacillus brevis KB290, un
tipo de microorganismo que en numerosos estudios previos ha demostrado ser
eficaz a la hora de mejorar el funcionamiento del sistema digestivo.
No
conforme con dicho beneficio, ahora, según los nuevos datos que aporta esta
investigación, liderada por Naoko Waki, de la compañía japonesa alimentaria
Kagome, también promete proteger al cuerpo humano del virus de la gripe.
El
plato japonés, que suele comerse como aperitivo, consiste en presentar una
serie de alimentos, normalmente verduras como pepinos, zanahorias y nabos, en
una solución de vinagre de arroz o salsa de soja. En esta conserva se encuentra
precisamente el lactobacilo KB290.
Con
el objetivo de analizar sus bondades inmunológicas, los autores del estudio
trabajaron con ratones expuestos a la influenza, o virus de la gripe. Sólo a un
grupo de roedores se les ofreció este tipo de comida. "Demostramos que la
administración de KB290 durante los 14 días previos a la infección aliviaba los
síntomas clínicos de la gripe", tales como fiebre, dolores de cabeza,
musculares... Así que, los entusiastas del suguki tienen un motivo más para
disfrutar de su plato favorito. Aunque, advierte Waki, primero habría que
comprobar si los efectos del pickle son los mismos en humanos.
Ya
se han puesto en marcha varios ensayos clínicos para analizar esta cuestión.
"Están dando a los participantes una bebida probiótica que contiene
Lactobacillus brevis KB290", explica Waki. Habrá que ver, continúa, cuáles
son los efectos y a partir de qué cantidad de bacterias se observan.
Aunque
no están muy claras las razones por las que este tipo de microorganismos
protegen de la gripe, los investigadores creen que se debe a su especial
resistencia a los jugos gástricos del estómago, a los que otras bacterias no
consiguen sobrevivir. "Podría ser por su capa protectora de azúcares
(denominados exopolisacáridos)", señala Waki. "Sabemos que los
exopolisacáridos tienen efectos inmunitarios en otras bacterias", así que
"quizás también tengan las clave en la protección que ejerce KB290 ante la
influenza". Sin embargo, tendrán que ser futuras investigaciones las que
ahonden en este tema.
El
objetivo de este tipo de bacterias, señalan los autores, es aumentar la
producción de moléculas del sistema inmune en el organismo y, en vista de los
resultados que parecen tener en la prevención de la gripe, "también podría
proteger contra otras infecciones virales, incluyendo el H7N9".
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