La
Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) propuso el
jueves prohibir el uso de «grasas trans» artificiales en alimentos procesados.
Este tipo de grasas, producidas al agregar hidrógeno a los aceites vegetales
para hacerlos más sólidos, son consideradas por la FDA como una amenaza para la
salud de los consumidores.
«Las
grasas trans siguen siendo un área de significante preocupación pública», señaló
la comisaria de la FDA, Margaret Hamburg, quien prevé que de hacerse efectiva
la restricción, se prevendrán 20.000 ataques al corazón al año y cerca de 7.000
muertes por enfermedades cardiacas.
Este
es el último paso de la FDA en su ofensiva contra las «grasas trans», una
acometida que comenzó en 1999, cuando recomendó por primera vez que los
fabricantes de alimentos declararan en las etiquetas de sus productos la
cantidad de «grasas trans» que estos contenían, un requisito que entró en vigor
en el año 2006.
Sesenta
días para decidir
Ahora
que la reforma ha sido propuesta por la FDA, la propuesta será abierta a
discusión durante un periodo de 60 días en el que recibir y procesar los
comentarios, quejas y sugerencias ciudadanas.
Como
explica la FDA, las grasas trans «se han relacionado con un mayor riesgo de
padecer cardiopatías coronarias», ya que la acumulación de este tipo de grasas
en las arterias puede provocar obstrucciones que podrían derivar en ataques al
corazón. Por esta razón, la medida ha sido aplaudida por varias asociaciones
dedicadas a luchar contra las causas de las enfermedades cardiacas.
Dónde
están
Las
grasas trans pueden encontrarse en una gran variedad de alimentos que van desde
las galletas saladas a las pizzas congeladas, pasando por una gran variedad de
dulces y pasteles. Todos ellos son alimentos procesados que han sido elaborados
con aceites parcialmente hidrogenados, un componente que es la principal fuente
de grasas trans.
Sin
embargo, como aclara el doctor Dennis Keefe, director de la Oficina de
Seguridad de los Aditivos de la FDA, cualquier cortapisa oficial a las grasas
trans no tendrá como consecuencia la desaparición completa de estas grasas, ya
que también se acumulan en pequeñas cantidades y de forma natural en la carne y
los productos lácteos, además de en los aceites totalmente hidrogenados.
Nueva
York fue la primera
Actualmente
hay varias ciudades en las que los restaurantes tienen prohibido vender
alimentos que contengan o hayan sido preparados con grasas trans. Esta
tendencia fue inaugurada por Nueva York, donde en 2006 el ayuntamiento aprobó
por unanimidad una ley que impediría a restaurantes y comercios como pastelerías
y panaderías el uso de aceites que contuvieran grasas trans y la venta de
alimentos procesados, a menos que vinieran en su embalaje original.
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