Científicos
de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, han visto en ratones que la
obesidad puede alterar el sentido del gusto, tras haber constatado una menor
presencia de células gustativas de la lengua capaces de detectar sabores
dulces.
En
su investigación, cuyos resultados publica la revista 'PLoS One', los autores
compararon 25 ratones con un peso normal con otros tantos que fueron
alimentados con una dieta rica en grasas para alcanzar índices de obesidad.
Para
medir la respuesta de los animales a los diferentes gustos, se analizó un
proceso conocido como la señalización de calcio, por el que cuando las células
"reconocen" un cierto sabor se produce un aumento temporal en los
niveles de calcio dentro de las células que puede ser analizado.
Así,
observaron que las células del gusto de los ratones obesos respondían más
débilmente a los sabores dulces y, sorprendentemente y algo menos, a los
sabores amargos. En cambio, las células del gusto de ambos grupos reaccionaron
de manera similar al umami, un sabor que se asocia con los alimentos salados y
la carne.
Los
hallazgos aportan un nuevo argumento al misterio de la obesidad y de cómo ésta
es capaz de alterar la relación con la comida, aseguran los autores.
"Estudios
previos han demostrado que la obesidad puede provocar alteraciones en el
cerebro, así como de los nervios que controlan el sistema del gusto periférico,
pero nadie había visto una relación con las células en la lengua que entran en
contacto con los alimentos", ha admitido Kathryn Medler, una de las
autoras del estudio.
La
investigación es importante porque el gusto juega un papel importante en la regulación
del apetito, tanto en lo que comemos como en la cantidad de lo que consumimos.
De
hecho, Medler dijo que es posible que los problemas para detectar los sabores
dulces sea lo que lleve a los ratones obesos a comer más que el resto para
obtener la misma recompensa, un mecanismo que aún debe ser estudiado para
detectar nuevos métodos que puedan fomentar la alimentación saludable.
"Si
entendemos cómo se ven afectadas las células del gusto y cómo podemos obtener
estas células en circunstancias normales, podríamos desarrollar nuevos
tratamientos", dijo esta experta.
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