jueves, 14 de noviembre de 2013

La lactancia materna durante más de 6 meses mejora las funciones cognitivas de los niños a largo plazo



Científicos del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) aseguran que la lactancia materna completa entre 6 y 12 meses ayuda a los niños a mejorar el desarrollo de sus funciones cognitivas a largo plazo, al menos hasta los cuatro años.

Los autores reconocen que existen diversas dificultades en la comprensión de los factores que están involucrados en el beneficio de la lactancia materna, pero han descartado que los indicadores de inteligencia de las madres, los síntomas psicopatológicos, la clase social y los ácidos grasos de calostro (leche de los primeros días después del nacimiento) estén detrás de dicha asociación.

Para el estudio se analizaron datos de la cohorte de nacimiento de la ciudad de Sabadell (Barcelona) entre julio de 2004 y julio de 2006, y en total participaron 657 mujeres embarazadas que visitaron su centro de salud para una ecografía en su primer trimestre de embarazo. Los niños fueron examinados hasta los 4 años de edad para realizar las pruebas neuropsicológicas.

El 23 por ciento de las madres tenían educación secundaria y eran de clase social media-alta, la media de edad de las madres era 32 años y el 13 por ciento fumaron durante el embarazo.

Tras el seguimiento, vieron que el 15 por ciento de todas las madres que amamantaron a sus bebés no lo hizo de forma completa y la duración media de ésta fue de 17 semanas. Un periodo de tiempo que, según Jordi Júlvez, autor de la investigación, "no es suficiente para ser beneficiosa para el desarrollo neurológico del bebé".

La lactancia materna a largo plazo, especialmente la lactancia completa, es uno de los factores de neurodesarrollo más estudiado en los últimos años, dado que el cerebro humano es muy sensible a la exposición a riesgos ambientales que se producen durante los períodos de especial vulnerabilidad.

En los primeros años de vida la actividad biológica del desarrollo del cerebro es tan frecuente que cualquier factor que aumenta o interrumpe este proceso podría resultar en efectos permanentes sobre la función cerebral.

De hecho, los autores recuerdan que una amplia gama de determinantes ambientales, incluyendo los factores físicos, biológicos, psicológicos y sociales, modulan la estructura y función del cerebro donde también participan los genes y los mecanismos de expresión génica (es decir, factores epigenéticos).

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