Conducir
una silla de ruedas puede ser en un futuro, tal vez no muy lejano, mucho más fácil
que en la actualidad para las personas con lesión medular que afecta a brazos y
piernas. De momento ha sido una realidad para los participantes en un ensayo clínico
llevado a cabo en el Instituto de Tecnología de Georgia, que ha probado un
sistema de conducción controlado mediante los movimientos de la lengua. Los
resultados se publican en el último número de Science Translational Medicine.
“La
lengua tiene muchas capacidades que, si aprovechan adecuadamente, puede
convertirse en una modalidad de control atractivo para las personas con gran
discapacidad física” señalan los investigadores. Destacan que el tamaño de la
corteza motora dedicado a la lengua y la boca en el cerebro es similar en
extensión al territorio de los dedos y la mano, lo que la confiere un control
motor muy sofisticado y una gran capacidad de manipulación, como demuestran su
papel en el habla y la ingesta.
Los
investigadores han utilizado estas ventajas de la lengua para ponerla al
servicio de las personas que por un accidente medular, un ictus o alguna
enfermedad neurodegenerativa han visto su movilidad reducida y tienen que
depender de una silla de ruedas. A esto hay que añadir que la lengua está
controlada por un nervio craneal que no suele estar dañado en estos pacientes y
sus músculos son muy resistentes a la fatiga, lo que permite utilizar un
dispositivo de control mediante la lengua durante un largo período de tiempo. Además,
puede moverse rápidamente y con precisión dentro de la boca de forma intuitiva.
Piercing
magnético
Un
imán colocado a modo de piercing o pegado mediante un adhesivo permite a los
pacientes utilizar su lengua como un joystick para conducir su silla de ruedas
o utilizar el ordenador. Los sensores del pequeño dispositivo magnético
transmiten la posición de la lengua a un auricular, que luego ejecuta hasta
seis órdenes en función de la posición de la lengua.
Se
trata, aseguran los inventores de este nuevo sistema, de una forma más cómoda
de manejar una silla de ruedas que con el tradicional sistema de control con
mando mentoniano, o de chupar y soplar, uno de los más utilizados en la
actualidad, debido a su bajo costo y facilidad de uso, pero que ofrece sólo
cuatro comandos. Estos comandos son emitidos mediante inhalaciones y
exhalaciones suaves o fuerte a través de una pajita para activar un sensor neumático
que controla los movimientos de la silla de ruedas hacia delante, atrás,
izquierda y derecha. Sin embargo, es un sistema lento y con acceso al ordenador
muy limitado. Otro inconveniente de este sistema, en uso desde los años
sesenta, es que los tubos requieren una limpieza frecuente, y su uso esta
limitado a personas que requieren ventilación mecánica para respirar. Por el
contrario, los movimientos de la lengua se ajustan a los cambios de la posición
corporal y puede accionarse este dispositivo sin cables fácilmente en cualquier
postura, incluso tumbado en la cama.
Este
sistema de conducción mediante los movimientos de la lengua se basa en una
tecnología inalámbrica, discreta y que permite identificar la posición de la
lengua en tiempo real cuando se desplaza a ciertos lugares definidos por el
usuario. De esta forma se pueden transmitir órdenes simplemente desplazando la
lengua a una de las posiciones predefinidas, como tocar un diente concreto. Una
serie de sensores magnéticos, montados bilateralmente en un par de auriculares
situados cerca de las mejillas miden el campo magnético generado por el dispositivo
de la lengua (de 4,8 mm de diámetro × 1,5 mm de espesor). Las señales del
sensor se transmiten inalámbricamente a un smartphone o un PC para su
procesamiento.
Más
cómodo y eficaz
Los
investigadores demostraron que las personas con tetraplejia pueden mover una
silla de ruedas mejor con este nuevo sistema que con el tradicional mediante
aire. En promedio, el rendimiento de los 11 sujetos con tetraplejía que
participaron en el ensayo fue tres veces más rápido que su rendimiento con el
sistema de aire, pero con el mismo nivel de precisión, a pesar de que más de la
mitad de los pacientes tenían años de experiencia diaria con la tecnología clásica.
Y tan solo dos sesiones de entrenamiento bastaban para adquirir tal destreza.
Este
sistema, que aún no está listo para ser comercializado, mejora la calidad de
vida de las personas con movilidad reducida y también la dependencia de sus
cuidadores para moverse. El sistema Tongue Drive, como le han denominado, “permite
a las personas con movilidad reducida alcanzar la máxima independencia en el
hogar y en su entorno permitiéndoles manejar una silla de ruedas de una manera
más intuitiva", señala Elliot Roth, director médico de la unidad de
recuperación del paciente en el Instituto de Rehabilitación de Chicago.
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