El
uso de antidepresivos ha experimentado un incremento a lo largo de la última
década en los países de la OCDE, ha anunciado hoy esa organización, un aumento
que puede explicarse parcialmente por la sensación de inseguridad provocada por
la crisis económica, según este organismo.
En
su informe anual sobre el panorama de la sanidad en sus países miembros, la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha añadido
que el aumento de la intensidad y de la duración de los tratamientos son otros
de los factores que están detrás de ese alza.
Los
datos recogidos en este estudio apuntan que, frente a las cerca de 30 prescripciones
anotadas en el año 2000, en el 2011, último año comparado, la media aumentó a
56 dosis por cada 1.000 habitantes.
Islandia,
Australia y Canadá encabezan los países con las cifras más elevadas, a razón de
106, 89 y 86 dosis, respectivamente, por cada 1.000 ciudadanos, mientras que
Corea (13), Chile (13) y Estonia (18) se sitúan en el extremo opuesto.
Por
encima de la media se colocan igualmente países como Noruega (58), España (64),
Bélgica (70), Finlandia (70) o el Reino Unido (71), país cuyo incremento se
vincula directamente con una mayor duración de los tratamientos.
La
OCDE apunta que se están prescribiendo cierto tipo de antidepresivos para
formas más ligeras de depresión como la ansiedad la fobia social, y subraya que
la pertinencia de su uso ha despertado reservas.
El
hecho de que esos medicamentos estén más aceptados socialmente, y que se
receten cuando aparecen los primeros síntomas de la depresión, juegan
igualmente un papel determinante en el alza constatada.
El
organismo añade que su aumento "puede ser parcialmente explicado por la
sensación de inseguridad provocada por la crisis económica", y cita como
ejemplo a países como España y Portugal.
En
el país luso, el consumo de antidepresivos por habitante ha crecido un 20 %
entre 2007 y 2011, y en España un 23 por ciento, una cifra que es inferior al
alza del 28 por ciento registrada en los cuatro años anteriores.
El
factor económico no es, sin embargo, determinante si se tiene en cuenta que en
países como Alemania, "menos afectados por la crisis y con una
recuperación mucho más rápida", experimentaron un alza del 46 por ciento
entre 2007 y 2011.
Otros
medicamentos cuyo consumo ha aumentado de forma destacable en la última década
son aquellos contra la hipertensión, que prácticamente se han duplicado, hasta
las 339 dosis prescritas por cada 1.000 habitantes, y contra el colesterol, que
han pasado de las 30 en el año 2.000 a las 91 en 2011, según la OCDE.
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