Los familiares de cuatro niños fallecidos en el ensayo del Trovan -un fármaco de Pfizer para la meningitis- y un antibiótico en Nigeria serán los primeros en recibir una indemnización. El caso se remonta a 1996, cuando la multinacional ofreció el producto para su utilización en Kano, al norte del país, que sufría una epidemia de meningitis. Otros 200 pequeños sufrieron terribles secuelas.
Durante años, el laboratorio intentó argumentar que el responsable de las muertes no había sido su fármaco, y que el ensayo se hizo con todos los beneplácitos legales y que el Gobierno nigeriano había dado su visto bueno al tratamiento. Pero en un juicio de más de cuatro años salieron a relucir aspectos como que el fármaco se usó en los pequeños sin haber pasado por las pertinentes pruebas previas antes de su uso en humanos, y que las dosis utilizadas no fueron las correctas (porque no se habían comprobado antes).
El caso inspiró el libro de John Le Carré y la posterior película, El jardinero fiel, y ha sido una de las referencias constantes a la hora de criticar el comportamiento de los grandes laboratorios.
Cada uno de los familiares de las víctimas recibirá 175.000 dólares (unos 123.000 euros), según ha anunciado la propia compañía. Y se espera que este acuerdo llegue a las demás víctimas, pero no se sabe si las indemnizaciones se limitarán a los que fallecieron o llegarán a todos, porque la compañía insiste en que las secuelas de los otros -daños cerebrales, sordera, ceguera, dolores- son debidos a la propia meningitis, y no al medicamento.
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