No
cabe duda de que la tecnología va ayudar a muchas personas que sufren algunas
enfermedades. Robots que operan con máxima seguridad, chips que controlan a los
pacientes con diabetes o con problemas de corazón y ahora las Google Glass como
una ayuda para que las personas con párkinson conserven su independencia el
mayor tiempo posible.
Un
equipo de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, está analizando la
aplicación de las gafas más famosas de la historia para mejorar la calidad de
vida de estos pacientes. ¿Cómo? Las gafas, dicen los investigadores, pueden
servir para avisar de forma discreta a los pacientes de ciertos comportamientos
típicos del párkinson, como el bloqueo a la hora de hablar, evitar el babeo o
facilitando información sobre aspectos claves de su vida -medicamentos y citas,
etc.- Las gafas funcionan como un ‘discreto’ ordenador portátil que funciona
además como un teléfono inteligente de manos libres.
Los
estudios iniciales realizados por los investigadores dirigidos por John Vines
se han centrado en la aceptación de la herramienta por parte de los pacientes.
De momento han estado trabajando con un grupo de voluntarios con párkinson de
edades comprendidas entre 46-70 años. La segunda fase, que se iniciará este año,
explorará cómo los sensores de movimiento de las gafas pueden ser utilizados
para apoyar a las personas con «congelación», una conducta causada por el bloqueo
de la capacidad motora, un síntoma común de la enfermedad de Parkinson. Los
resultados preliminares se han presentado iniciales en la Conferencia ACM Human
Factors in Computing Systems (CHI) 2014.
«Estamos
aprendiendo las enormes aplicaciones de este sistema», señaló Vines, quien
reconoció que lo realmente alentador de este estudio ha sido «lo bien que
nuestros voluntarios llevaron a la tecnología portátil y el hecho de que podían
ver un potencial en él».
10
millones de afectados
La
enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurológica que afecta a 10 millones
de personas en todo el mundo. Se manifiesta con síntomas motores que incluyen
rigidez, temblor y ‘bradicinesia’ o lentitud de movimientos. Los síntomas
afectan al equilibrio, la marcha, el brazo y los movimientos faciales. Los
problemas motores afectan a las piernas de las personas haciendo que se ‘congelen’.
También se ve afectada el habla y el mecanismo de deglución automática. Pero
además de los signos físicos, los problemas emocionales y sociales, relativos a
la pérdida de la independencia, la confianza social, la vergüenza y el estigma,
son muchs veces los más graves, pero los más olvidados.
Para
Roisin McNaney, uno de los investigadores, uno de los retos en estas
enfermedades es encontrar una tecnología que no sólo sea útil, sino también
discreta. «Las personas con párkinson tienen que hacer frente a la enfermedad,
pero también al aislamiento social que produce el estigma que rodea a comportamientos
como el babeo y los temblores sobre los que no tienen ningún control», explica.
Por eso, «lo último que queremos es un sistema tan notorio que añada vergüenza.
Por eso, sistemas como ‘Google Glass ‘nos ofrecen una oportunidad real para el
tratamiento a largo plazo de estas situaciones».
Para
Vines, esta tecnología «tiene el potencial de desempeñar un papel central en el
desarrollo y mejora de vida de las personas. El desafío es entender las
diferentes necesidades de cada individuo y adaptar la tecnología para que tenga
un impacto real en la sociedad».
Lynn
Tearse y Ken Booth fueron algunos de los primeros voluntarios que han probado
esta tecnología. Ken fue diagnosticado de párkinson en 1991, se sometió a
estimulación cerebral profunda del año pasado en un intento de aliviar algunos
de los efectos secundarios de la condición.
Devotos
Ken
probó las gafas durante una semana y reconoce que tanto él como Lynn son ya «devotos»
de las gafas. «Son simplemente fantásticas; el potencial para una persona con párkinson
es interminable. Para mí el mayor beneficio fue la confianza. Cuando se nos
paralizan las piernas es muy fácil que nos caigamos y, en esas ocasiones,
gracias a las gafas, podemos ponernos en contacto con nuestras familias o
cuidadores con solo una ‘mirada’ para que nos ayuden». Por su parte Lynn, una
maestra jubilada que fue diagnosticada en 2008 , añade: «La gente probablemente
dirá que se pueden hacer todas estas cosas con un teléfono inteligente, pero en
realidad, con el párkinson, manejar una pantalla táctil es francamente
complicado». Y concluye: «cualquier tecnología que promueva la confianza y la
ayuda para que las personas tengan un mejor control de su enfermedad y su vida
debe ser bienvenida».
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