Un
simple análisis de sangre podría bastar para diagnosticar distintos tipos de cáncer
sólido (es decir, ni leucemias ni linfomas). Aunque ya se había avanzado en esa
posibilidad, las técnicas en las que se había trabajado hasta ahora, basadas en
el control de los niveles de ADN de tumores en la sangre, requerían largos y
pesados procesos para adaptarlas a cada paciente o carecían de la suficiente
precisión. Investigadores de la Stanford University School of Medicine, en
Estados Unidos, han ideado una fórmula para aplicar la técnica de forma rápida
en los centros médicos.
Según
los resultados de su investigación, difundidos ayer a través de internet por
Nature Medicine, una nueva técnica permitiría realizar análisis sensibles y
precisos que se aplicarían a numerosos tipos de cáncer, de manera que se podría
identificar de forma exacta en torno a la mitad de las personas en el estadio
uno de cáncer de pulmón y a todos los pacientes cuyo cáncer esté más avanzado.
Para
lograrlo debían lograr salvar dos obstáculos, que «la técnica fuera muy
sensible a las pequeñas cantidades de ADN de tumores en la sangre» y, además,
que «la prueba estuviera a disposición de la mayoría de pacientes con un
determinado cáncer», explica uno de los autores de la investigación, Maximilian
Diehn.
Las
células cancerosas están continuamente dividiéndose y muriendo y, al morir,
dejan en la corriente sanguíena un rastro de ADN que son como minúsculos
mensajes genéticos en una botella. Lo que han conseguido los investigadores de
Stanford es aprender a leer esos mensajes, es decir, a detectar las mutaciones
en el ADN asociadas a los diversos tipos de cáncer, con un grado de
sensibilidad que permite detectar una molécula procedente de un tumor de entre
un mar de 10.000 moléculas de ADN en la sangre.
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