Cuando
se trata de coger peso, o incluso de no perderlo, no hace falta irse más allá
de la cocina para descubrir rituales poco saludables e inconscientes que ponen
la zancadilla a una buena alimentación. Quizás de forma aislada no parezcan
importantes pero al pensar en ellos como conjunto pueden explicar algún que
otro suspiro sobre la báscula.
Como
señala Kristin Kirkpatrick, dietista del 'Wellness Institute' de la Clínica
Cleveland en Estados Unidos, nunca es tarde para cambiar de hábitos o
establecer unos nuevos. La especialista apunta desde el sitio web de la
institución dirigido al público (www.health.clevelandclinic.org) a seis
costumbres que, desde la cocina, llevan a coger peso:
1.
Utilizar los ingredientes 'a ojo' cuando se cocina o se hornea
Añadir
un toque de aceite de oliva o una pizca de sal puede que funcione bien en los
programas de televisión pero pueden contribuir a un exceso de calorías en
nuestro menú. Por ejemplo, ese toque personal de aceite de oliva podría estar
cerca de la cucharada sopera que pide la receta pero también nos acerca
demasiado a añadir 100 o más calorías. Lo recomendable es utilizar tazas y
cucharas de medidas al preparar las comidas. "Tus papilas gustativas no
notarán la diferencia", señala Kirkpatrick.
2.
Pasarse con la grasa
Se
utilice el método que se utilice al cocinar es clave no emplear demasiada
grasa, mantequilla o aceite. Si se emplea el horno se pueden poner sobre las
bandejas láminas de papel de aluminio engrasadas muy ligeramente. También es
conveniente emplear sartenes y ollas antiadherentes que permiten cocinar con
muy poca cantidad de aceite y con ello dejar atrás muchas calorías de más.
3.
Comer directamente del paquete
La
costumbre de comer del paquete por ejemplo las patatas fritas o todo tipo de
alimentos procesados suele conducir a un consumo excesivo de estos productos,
en especial cuando los paquetes son grandes. Este mal hábito en la cocina
altera la percepción de la cantidad de comida que se toma de una vez. Hay que
intentar ser consciente de las raciones en los aperitivos que se toman
determinando la porción a consumir antes de empezar al servirlo en otro
recipiente. Los restos de comida es mejor guardarlos en varios envases más
pequeños en vez de en uno muy grande.
4.
Dejar el resto de comida cocinada en la olla durante la cena
Es
una rutina común: cocinas, te sientas a comer y dejas lo que no está en el
plato en la cocina. Esta costumbre hace fácil volver a por una segunda ración
que no necesitamos. Intenta establecer un nuevo hábito: antes de sentarte a
cenar transfiere los sobrantes de las cacerolas y sartenes a contenedores y
guárdalos en la nevera.
5.
'Esconder' las frutas y verduras en la cajonera auxiliar
Cuando
algo está fuera de nuestra vista de alguna forma tampoco lo tenemos en mente.
Prueba a mantener las frutas y verduras visibles. Almacénalas en la parte
superior del frigorífico o incluso en un frutero sobre la encimera de la
cocina. Estudios de investigación muestran que somos más propensos a consumir
frutas y verduras cuando están fácilmente accesibles y visibles en la cocina.
6.
Llenar el cuenco de 'caprichos' con aperitivos fáciles de picar
En
muchas cocinas existe un recipiente lleno de dulces, frutos secos u otros
aperitivos. Este plato suele ofrecer una satisfacción instantánea y un montón
de calorías innecesarias. Si quieres perder peso de verdad elimina este cuenco
o al menos llénalos con aperitivos que sean más difícil de comer en exceso. Por
ejemplo, en un estudio, las personas consumieron un 41 por ciento menos de
pistachos cuando se presentaron con su cáscara en vez de pelados.
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