Una
investigación realizada en la Universidad de Cambridge, Gran Bretaña revela que
el daño cerebral que afecta a la ínsula -una zona del cerebro con un papel
clave en las emociones- está directamente relacionado con la adicción al juego.
Se
sabe que durante los juegos de azar, a menudo, las personas no perciben sus
posibilidades de ganar debido a una serie de errores de pensamiento llamados
distorsiones cognitivas. Por ejemplo, el hecho ‘perder por poco’ parece
fomentar aún más las ganas de jugar, a pesar de que es un forma más de perder,
y no de ganar. Por ejemplo, cuando se tira una moneda al aire se tiende a pesar
que después de una racha de un evento (‘cara’) va a aparecer en la siguiente
tirada la ‘cruz. Esto se conoce como «falacia del jugador».
Y
cada vez más hay más evidencia de que los jugadores con problemas de adicción
son particularmente propensos a estas creencias erróneas. En este estudio,
dirigido por Lucas Clark, los investigadores examinaron las bases neurológicas
de estas creencias en pacientes con lesiones en diferentes partes del cerebro. «Y
a pesar de que los estudios de neuroimagen pueden decirnos mucho sobre la
respuesta del cerebro a los acontecimientos complejos, únicamente mediante el
estudio de los pacientes con lesión cerebral podemos ver si una región del
cerebro se necesita realmente para realizar una tarea determinada».
Tragaperras
o ruleta
Para
el estudio, los investigadores asignaron a los pacientes con lesiones en partes
específicas del cerebro (corteza prefrontal, ventromedial, amígdala o la ínsula
) dos tareas diferentes de juego: un juego con una máquina tragaperras que daba
premios y ‘casi premios’, y otro de ruleta que implica predicciones -rojo o
negro- para provocar la ‘falacia del jugador'. Los investigadores trabajaron
con un grupo control –personas sanas- y otro de pacientes con lesiones
cerebrales.
Todos
los grupos, excepto aquellos con daño ínsula, presentaron una ‘motivación
aumentada’ para jugar después de haber tenido un ‘‘perder por poco’ en la máquina
tragaperras. También cayo presa de la ‘ falacia del jugador’ uno de los que
jugaba a la ruleta.
«Creemos
que la ínsula podría ser hiperactiva en los jugadores con problemas, haciéndoles
más susceptibles a estos errores de pensamiento, y sugiriendo una posible vía
para futuros tratamientos para la adicción a los juegos de azar, ya sea
mediante fármacos o por técnicas psicológicas», señala Clark, autor del trabajo
que se publica en «PNAS».
El
juego es una actividad generalizada, pero el problema viene cuando se convierte
en adictivo. Se calcula que entre el 1 y el 5% de los jugadores se convierten
en adictos, y es aquí cuando aparecen los problemas.
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