Una
buena noche de sueño puede aumentar el beneficio de realizar ejercicio, llevar
una dieta saludable, el consumo moderado de alcohol y no fumar en la protección
contra las enfermedades cardiovasculares (ECV), según los resultados de un
estudio de seguimiento de una gran población de estudio de seguimiento,
publicados en 'European Journal of Preventive Cardiology'.
Los
resultados mostraron que la combinación de los cuatro hábitos de vida saludables
tradicionales se asoció con un riesgo un 57 por ciento menor de enfermedad
cardiovascular (fatal y no fatal) y un riesgo del 67 por ciento menor de
eventos fatales. Sin embargo, cuando "dormir lo suficiente" (que se
define como siete o más horas por noche) se añadió a esos otros cuatro factores
de estilo de vida, el beneficio de protección general se incrementó aún más,
dando lugar a un 65 por ciento menos de riesgo de sufrir ECV y un riesgo 83 por
ciento menor de eventos fatales.
"Si
todos los participantes se adhirieron a los cinco factores de estilo de vida
saludables, el 36 por ciento de las ECV y el 57 por ciento de las ECV fatales
teóricamente se prodían prevenir o retrasar --calculan los autores--. El
impacto en la salud pública de una duración del sueño suficiente, además de los
factores de estilo de vida saludables tradicionales, podría ser
sustancial".
El
Proyecto de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades Crónicas
(MORGEN) es un estudio prospectivo de cohortes en los Países Bajos en el que se
siguió a 6.672 hombres y 7.967 mujeres de 20 años libres de enfermedades
cardiovasculares al inicio de la investigación durante un tiempo medio de 12
años. Se registraron los detalles de la actividad física, dieta, consumo de
alcohol, tabaquismo y duración del sueño entre 1993 y 1997, y los temas objeto
de seguimiento se obtuvieron cruzando los datos de hospitales nacionales y los
registros de mortalidad.
Como
era de esperar, los resultados mostraron que la adhesión a cada uno de los
cuatro factores de estilo de vida tradicional de por sí redujeron el riesgo de
ECV, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares desde un 12 por
ciento con una dieta saludable hasta el 43 por ciento para los no fumadores, y
la reducción del riesgo de ECV fatal varió del 26 por ciento para la actividad
física al 43 por ciento para no fumadores.
Sin
embargo, la duración del sueño por sí sola también reduce el riesgo de
enfermedades cardiovasculares en un 22 por ciento (HR 0,78) y de ECV fatal en
alrededor de 43 por ciento (HR 0,57) en comparación con los que tienen falta de
sueño. Estos beneficios fueron aún mayores cuando se observaron los cinco
factores de estilo de vida, lo que resulta en un riesgo un 65 por ciento menor
de ECV y un riesgo del 83 por ciento menor de ECV fatal.
Los
investigadores señalan que la corta duración del sueño se ha propuesto como un
factor de riesgo independiente para las enfermedades cardiovasculares en otros
dos estudios (no europeos), pero sin agregar el efecto del sueño a otros
beneficios de estilo de vida saludables. Este estudio en una gran población
sugiere que el sueño y la adhesión suficiente a los cuatro factores de estilo
de vida saludable tradicionales se asocian con un menor riesgo de enfermedades
cardiovasculares.
Cuando
se añade una duración suficiente sueño a los estilos de vida tradicionales, el
riesgo de las enfermedades cardiovasculares se reduce aún más. A modo de
explicación de los resultados, los autores señalan que la corta duración del sueño
se ha relacionado con una mayor incidencia del sobrepeso, la obesidad y la
hipertensión arterial y de los niveles más altos de presión arterial,
colesterol total, hemoglobina A, y los triglicéridos, efectos que son
"compatibles con la hipótesis de que la corta duración del sueño está
directamente asociada con el riesgo de enfermedad cardiovascular".
La
investigadora principal, Monique Verschuren, del Instituto Nacional de Salud
Pública y Medio Ambiente de los Países Bajos, dijo que la importancia de dormir
lo suficiente "ahora hay que mencionarla como una forma adicional para
reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular". "Siempre es
importante confirmar los resultados -añadió--, pero la evidencia es, sin duda,
que el sueño debe ser añadido a la lista de factores de riesgo de ECV".
Verschuren
observó que siete horas es el tiempo medio que "es probable que sea
suficiente para la mayoría de la gente". Un estudio anterior de su grupo
en los Países Bajos, que incluía información sobre la calidad del sueño,
encontró que aquellos que dormían menos de siete horas y levantan cada mañana
sin estar totalmente descansados tuvieron un 63 por ciento más de riesgo de
enfermedades cardiovasculares que los que duermen lo suficiente, aunque los que
se despertaron descansado, incluso durmiento menos de siete horas, no tuvo más
riesgo.
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