La
utilización elevada de insecticidas puede representar un riesgo para el
desarrollo cognitivo de los bebés, según un estudio de la Universitat de
València, el Centro de Investigación en Salud Pública de la Generalitat
Valenciana y el Consorcio de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología.
El
estudio, que ha sido publicado en la revista "Science of the Total
Environment", cuantifica la utilización de estos químicos durante el
embarazo y los primeros años de vida de los bebés, así como los factores que se
asocian con la exposición a estos compuestos, informa la Universitat de
València en un comunicado.
Los
investigadores realizaron un seguimiento a 2.500 mujeres -involucradas en el
proyecto Infancia y Medio Ambiente (INMA)- de cuatro autonomías (Comunidad
Valenciana, Asturias, Euskadi y Cataluña) entre los años 2003 y 2008.
Los
resultados muestran que el 54 por ciento de las madres usaba insecticidas
dentro de casa, y que un 20 % dejaban de utilizarlos en la época posnatal.
El
estudio concluye asimismo que más de la mitad de las mujeres emplearon
insecticidas en el interior de sus casas durante la gestación.
El
método de aplicación más seleccionado fue el dispositivo eléctrico en la
habitación, seguido del espray en la casa, mientras que el 15 % de las mujeres
optó por una combinación de dos o más sistemas.
Según
el profesor de la Universitat de València y coordinador del proyecto INMA en
Valencia, Ferran Ballester, estos resultados describen "un uso elevado de
estos compuestos, los cuales podrían representar un riesgo para el desarrollo
cognitivo de los bebés".
Por
su parte, la investigadora Sabrina Llop, del Centro Superior de Investigación
en Salud Pública y del Consorcio de investigación de Epidemiología, afirma que
este trabajo también "aporta información útil para el desarrollo de
medidas preventivas, especialmente en etapas vulnerables de la vida".
La
investigación revela asimismo que la utilización de insecticida se encuentra
muy relacionada con el hecho de vivir en una casa con jardín y también con el
nivel educativo de las familias.
Así,
"las mujeres con menos estudios realizados usan más frecuentemente los
insecticidas", asegura Llop, quien agrega que durante el primer año de
vida de los niños el uso de insecticida es un poco menor.
Esta
investigación sobre exposición a insecticidas, que se ocupa de mujeres
embarazadas y los primeros años de vida de los niños, períodos de mayor
vulnerabilidad a las exposiciones ambientales de productos químicos, es uno de
los pocos estudios sobre la temática en el ámbito europeo, según la Universitat
de València.
El
proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente) se constituyó en 2003 con
financiación del Instituto de Salud Carlos III con el objetivo de estudiar los
efectos del medio ambiente y la dieta en el desarrollo fetal e infantil en
diversas zonas geográficas en España.
INMA
comenzó con el seguimiento de aproximadamente 4.000 mujeres embarazadas y sus
hijos, desde el inicio del embarazo, en Valencia, Sabadell, Asturias, País
Vasco, Ribera del Ebro, Menorca y Granada.
El
proyecto tiene como objetivos describir las exposiciones prenatales y
posnatales a los contaminantes ambientales más comunes por aire, agua y
alimentación, así como los patrones alimentarios y la ingesta individual de
nutrientes durante la gestación y primera infancia.
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