El
tabaco es una de las drogas más empleadas por los más jóvenes. Según datos del
Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), casi el 30% de los adolescentes
españoles fuma. Este es un problema de salud muy grave, pues los riesgos
asociados al tabaco son mayores cuanto antes se inicie la costumbre de fumar.
Además, los adolescentes son más vulnerables a los efectos adictivos de la
nicotina, ya que su cerebro todavía se está desarrollando.
Los
adolescentes españoles comienzan a fumar, de media, hacia los 13 años y medio
de edad. Como explica Alejandro Pérez Milena, médico de familia y coordinador
del Grupo de Estudio del Adolescente de la Sociedad Andaluza de Medicina
Familiar y Comunitaria (SAMFyC), "a partir de esa edad hay un incremento
significativo del tabaquismo. Se pasa de un consumo de prueba, a otro ligado a
los momentos de ocio".
De
este modo, los adolescentes de entre 16 y 18 años fuman mucho más que los más
jóvenes. "Algo más de un 25% de los adolescentes de 18 años de edad fuma
todos los días". Y, según un estudio realizado por este grupo de la
SAMFyC, "los adolescentes consumen de media entre 8 y 10 cigarrillos por
día. Este consumo se incrementa cuando se fuma en fin de semana o en momentos
asociados al ocio, y llega a 15-20 cigarrillos diarios".
El
primer cigarrillo en la adolescencia
La
presión del grupo de amigos es un factor fundamental para iniciarse en el
hábito tabáquico. "La necesidad de establecer relaciones sociales puede
hacer que los adolescentes se sientan obligados a ir a los lugares de ocio
(como el botellón) donde fumar es algo normal", explica Pérez. "Está
comprobado que los adolescentes no fuman si los amigos no apoyan el consumo de
tabaco", afirma. Como señala el informe 'Juventud y tabaquismo', de la
Fundación Pfizer, tener amigos fumadores es la principal razón para que los
jóvenes empiecen a fumar.
Entre
los adultos, hay más hombres fumadores que mujeres fumadoras. Sin embargo,
entre los adolescentes, el consumo de tabaco está más extendido entre las
chicas, "aunque los hombres jóvenes suelen fumar más cantidad y con mayor
frecuencia", apunta el experto.
También
los motivos que llevan a fumar son diferentes según el género. Así, según
aclara este especialista, para los adolescentes varones, "fumar supone un
rol de autoridad personal en relación a sus iguales, un paso hacia la madurez y
la aceptación de la uniformidad del grupo de amigos". Es decir, fuman para
hacerse los importantes, ganar poder en su grupo de amigos y sentirse mayores.
En cambio, en las chicas "predomina la curiosidad, la sensación de control
del peso y la influencia positiva que ejerce el hecho de fumar para mejorar su
relación de pareja", señala Pérez.
La
adicción a la nicotina de los jóvenes
Por
otro lado, tras el inicio del consumo de tabaco se puede generar una dependencia
física. Como resalta Pérez, "hasta la mitad de los fumadores adolescentes
presenta una adicción a la nicotina. Y esta dependencia es elevada en uno de
cada cinco". La dependencia es un factor que facilita que se mantenga su
consumo.
Un
estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts (EE.UU.)
asegura que los adolescentes son más vulnerables a los efectos adictivos de la
nicotina, ya que su cerebro todavía está en desarrollo. Esta adicción puede
generarse desde la primera calada. Según los datos de esta investigación, el
40% de los 332 adolescentes evaluados mostró síntomas de adicción, aunque
muchos de ellos solo habían probado el tabaco una vez.
Además,
no hay que olvidar que los riesgos asociados con fumar son peligrosos, y que
aumentan cuanto antes se empiece la costumbre. Los especialistas del Grupo
Español de Cáncer de Pulmón (GECP) en un estudio realizado en 2008, apuntaban
que, debido a la precocidad con que se inicia el hábito tabáquico, cada vez hay
más casos de cáncer de pulmón por debajo de los 40 años.
Adolescentes:
acceso fácil al tabaco
Para
Alejandro Pérez, "el tabaco sigue teniendo una gran aceptación social que
normaliza su consumo: los adolescentes pueden ver el tabaquismo como una
actividad normal de la vida diaria". A pesar de que no está permitido que
los menores de 18 años compren tabaco, para ellos sigue siendo muy fácil
adquirirlo. Y este fácil acceso a una sustancia tan adictiva es un problema en
la lucha contra el tabaquismo entre los adolescentes. "Evitar la venta
indiscriminada a menores de edad es una medida altamente eficaz contra el
tabaquismo en los jóvenes", asevera el especialista.
La
prevención del tabaquismo, la mejor estrategia
La
mejor manera de evitar los problemas asociados al tabaco es prevenir su
consumo. El Observatorio para la Prevención del Tabaquismo, del Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, estima que hasta un millón de españoles
podría haber dejado de fumar desde que entró en vigor la actual Ley Antitabaco,
en enero de 2011, que prohíbe hacerlo en bares, restaurantes y otros locales de
ocio. Según el informe 'Juventud y tabaquismo', la ley ha provocado un descenso
del consumo entre los jóvenes. Incluso, señala el estudio, "la gran
mayoría de los jóvenes, incluidos los que fuman, valora de forma positiva la
nueva ley antitabaco".
Por
otro lado, el entorno del adolescente desempeña un papel muy relevante para
prevenir que fume. "Las actitudes de los padres también condicionan -añade
Alejandro Pérez Milena-, ya que un ambiente sin humo en el hogar y la
vigilancia de los progenitores ante el tabaquismo de sus hijos son factores
protectores".
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