Las
infecciones de origen vírico no deben tratarse con antibióticos, sin embargo,
en pediatría, no siempre es fácil saber si el malestar del niño lo está
causando un virus o una bacteria. Un nuevo test sanguíneo experimental que se
está desarrollando en EEUU podría ayudar a hacerles la vida un poco más fácil a
los pediatras.
De
momento, para decidir si un niño con fiebre debe tomar antibióticos o no, los
pediatras tienen en cuenta factores como la edad, el grado de fiebre, los síntomas,
la cartilla de vacunas y, lo más importante, el estado general. "Si cuando
fiebre baja, el menor continúa irritable, cansado y decaído, seguramente estamos
ante una infección bacteriana", explica la doctora Raquel Jiménez,
pediatra del Hospital Niño Jesús de Madrid. Si el pequeño tiene menos de tres
meses de vida, fiebres de más de 40 o si no le han puesto la vacuna del
neumococo, hay más riesgo de que su cuadro esté causado por una bacteria.
Por
lo general, agrega la especialista, la mayoría de infecciones con fiebre hasta
los cinco o seis años son de origen vírico. Según las estadísticas, "antes
de los tres meses, las infecciones bacterianas graves suponen el 10% y entre
los tres meses y los tres años, el 2%". Atendiendo a los síntomas que los
padres describen y a la exploración clínica, puede determinarse de qué tipo es
la infección, pero hay casos, los denominados 'fiebre sin foco' en los que es más
difícil distinguir entre bacteria y virus, ya que no presentan "tos, ni
diarrea, ni placas, ni infección de oídos, ni neumonía...".
Para
ayudar en esta distinción, Gregory Storch y su equipo, de la Universidad de
Washington, acaban de publicar en la revista 'Proceedings of the National
Academy of Sciences', un nuevo test que analiza en la sangre el nivel de
actividad de los genes de los leucocitos en respuesta a las infecciones y
determina si se trata de un virus o una bacteria.
Como
explican los autores, algunas infecciones bacterianas no tratadas adecuadamente
con antibióticos pueden desembocar en situaciones más graves, como sepsis o
neumonías difíciles de tratar. Mientras que, en cambio, tratar a los niños con
fiebre sin causa aparente con antibióticos provocada por virus puede estar
contribuyendo a la aparición de resistencias.
El
test se probó en 30 niños (entre los dos meses y los tres años) que presentaban
fiebre de más de 38 grados sin síntomas ni causa aparente de enfermedad y,
después de comparar los resultados con el método actual, observaron que la
precisión de la nueva prueba alcanzaba el 90%, "mucho mejor que la
convencional, que sólo es del 70%", concluyen los autores.
Este
biochip, que aún no está aprobado para la práctica clínica, afirma Storch,
"ayudaría a indicar los antibióticos sólo cuando son necesarios".
Antes, agrega, "queremos refinar esta tecnología microarray para obtener
resultados más rápidos y para que sea menos costoso económicamente".
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