martes, 16 de julio de 2013

Un detector de fiebre para ver el origen de la infección



Las infecciones de origen vírico no deben tratarse con antibióticos, sin embargo, en pediatría, no siempre es fácil saber si el malestar del niño lo está causando un virus o una bacteria. Un nuevo test sanguíneo experimental que se está desarrollando en EEUU podría ayudar a hacerles la vida un poco más fácil a los pediatras.

De momento, para decidir si un niño con fiebre debe tomar antibióticos o no, los pediatras tienen en cuenta factores como la edad, el grado de fiebre, los síntomas, la cartilla de vacunas y, lo más importante, el estado general. "Si cuando fiebre baja, el menor continúa irritable, cansado y decaído, seguramente estamos ante una infección bacteriana", explica la doctora Raquel Jiménez, pediatra del Hospital Niño Jesús de Madrid. Si el pequeño tiene menos de tres meses de vida, fiebres de más de 40 o si no le han puesto la vacuna del neumococo, hay más riesgo de que su cuadro esté causado por una bacteria.

Por lo general, agrega la especialista, la mayoría de infecciones con fiebre hasta los cinco o seis años son de origen vírico. Según las estadísticas, "antes de los tres meses, las infecciones bacterianas graves suponen el 10% y entre los tres meses y los tres años, el 2%". Atendiendo a los síntomas que los padres describen y a la exploración clínica, puede determinarse de qué tipo es la infección, pero hay casos, los denominados 'fiebre sin foco' en los que es más difícil distinguir entre bacteria y virus, ya que no presentan "tos, ni diarrea, ni placas, ni infección de oídos, ni neumonía...".

Para ayudar en esta distinción, Gregory Storch y su equipo, de la Universidad de Washington, acaban de publicar en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', un nuevo test que analiza en la sangre el nivel de actividad de los genes de los leucocitos en respuesta a las infecciones y determina si se trata de un virus o una bacteria.

Como explican los autores, algunas infecciones bacterianas no tratadas adecuadamente con antibióticos pueden desembocar en situaciones más graves, como sepsis o neumonías difíciles de tratar. Mientras que, en cambio, tratar a los niños con fiebre sin causa aparente con antibióticos provocada por virus puede estar contribuyendo a la aparición de resistencias.

El test se probó en 30 niños (entre los dos meses y los tres años) que presentaban fiebre de más de 38 grados sin síntomas ni causa aparente de enfermedad y, después de comparar los resultados con el método actual, observaron que la precisión de la nueva prueba alcanzaba el 90%, "mucho mejor que la convencional, que sólo es del 70%", concluyen los autores.

Este biochip, que aún no está aprobado para la práctica clínica, afirma Storch, "ayudaría a indicar los antibióticos sólo cuando son necesarios". Antes, agrega, "queremos refinar esta tecnología microarray para obtener resultados más rápidos y para que sea menos costoso económicamente".

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