Investigadores
del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) han descrito cómo la forma de
los espermatozoides y, por tanto, su velocidad de natación y su éxito en la
fecundación depende de dos proteínas: las protaminas 1 y 2.
La
investigación, realizada con ocho especies distintas de ratones y publicada en
la revista Proceedings of The Royal Society B, ayuda a comprender cómo la regulación
de la expresión de las protaminas puede alterar el fenotipo del espermatozoide
(sus rasgos genéticos) y, con ello, su forma y éxito reproductivo.
En
muchas especies animales las hembras aseguran la calidad genética de su
descendencia copulando con distintos machos.
El
macho con el semen más competitivo es el que tiene más posibilidades de dejar
descendencia y transmitir sus genes, una forma de selección sexual conocida
como «competición espermática».
Por
tanto, en esta lucha que tiene lugar después de la cópula, los espermatozoides
que nadan más rápido son los que tienen más posibilidades de éxito.
Pero
¿de qué depende ser o no el más veloz?, pues de detalles tan pequeños como la
forma hidrodinámica de la cabeza del espermatozoide, un aspecto genético que ha
evolucionado «influido por la selección sexual», afirma la investigadora Lena
Lüke.
«Con
este estudio intentamos comprender cómo la regulación de la expresión de las
protaminas puede afectar al fenotipo del espermatozoide y para ello hemos
utilizado métodos sofisticados para el análisis de forma con el fin de
identificar los cambios sutiles de la cabeza espermática», explica la
investigadora María Varea.
El
estudio muestra cómo la expresión de las protaminas afecta a la morfología de
los espermatozoides.
«La
disminución de la expresión del gen de una de las protaminas influye en la
forma de la cabeza de los espermatozoides y posiblemente les da una forma más
hidrodinámica que les convierte en nadadores más eficaces y, por lo tanto,
aumenta su competitividad», según el jefe de la investigación del MNCN, Eduardo
Roldán.
Estos
estudios están dirigidos a comprender los mecanismos fundamentales de la evolución
de los gametos.
«Comprender
estos cambios es esencial para entender cómo las alteraciones en la morfología
de la célula espermática repercuten en su fisiología, un factor determinante
para la capacidad de fecundar», concluye Eduardo Roldán.
La
investigación se ha realizado en colaboración con los investigadores Polly
Campbell, del Departamento de Zoología de la Universidad de Oklahoma y Michael
Nachman, actualmente director del Museo de Zoología de Vertebrados y Profesor
en el Departamento de Biología Integradora de la Universidad de California en
Berkley, Estados Unidos.
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