martes, 23 de agosto de 2011

La depresión es más probable en las «super madres» trabajadoras



Las madres que se incorporan a su trabajo parecen tener una menor tasa de depresión que las que deciden no trabajar; sin embargo, el mito de la «supermadre» podría ser perjudicial para las madres porque, de acuerdo con una investigación presentada en la Reunión anual de Asociación Americana de Sociología, podría aumentar el riesgo de depresión.
El estudio muestra que las madres trabajadoras que tienen una actitud de supermadre en el hogar y en el trabajo y que creen que dicha situación puede complementarse con facilidad presentan mayores síntomas de depresión que las madres que trabajan y que tienen asumido que probablemente tengan renunciar a algunos aspectos de su carrera o de su maternidad para lograr un equilibrio entre la vida familiar y la laboral.
«Se dice que las mujeres pueden hacerlo todo, pero la mayoría de los trabajos siguen siendo diseñados para empleados sin responsabilidades en el cuidado de niños», señala Katrina Leupp, de la Universidad de Washington (EE.UU.). En realidad, conciliar la vida familiar y la laboral requiere sacrificios, como reducir las horas de trabajo y conseguir que la pareja participe en el cuidado de los niños. «Es posible combinar felizmente la educación de los hijos y una carrera laboral siempre que se esté dispuesto a dejar algunas cosas por el camino», señala Leupp.
Encuestas
El trabajo ha analizado las respuestas a una encuesta realizada sobre 1.600 mujeres, todas de 40 años y casadas. Las mujeres respondieron preguntas sobre el equilibrio en su trabajo y en su vida familiar. Se les planteaba si estaban de acuerdo con frases como: «Una mujer que cumple con sus responsabilidades familiares no tiene tiempo para un trabajo fuera del hogar»; «las madres que trabajan favorecen la delincuencia juvenil, y «la mujer es más feliz si puede quedarse en casa con sus hijos».
Cuando las mujeres cumplieron 40 años de edad se midieron los niveles de depresión. Los resultados indicaron que las madres que se quedan en casa tenían más síntomas depresivos que las que trabajaban fuera de casa, lo que concuerda con los hallazgos de otros estudios. «El empleo es beneficioso para la salud de la mujer», afirma Leupp. Y añade que hay algo de verdad en el dicho: «Las madres que se quedan en casa tienen el trabajo más difícil del mundo».
Sin embargo, entre las madres que trabajaban, Leupp encontró que aquellas que tenían una actitud de súper mamá tenían mayor riesgo de depresión en comparación con las madres trabajadoras que tenían un punto de vista realista sobre la conciliación trabajo-familia. «Las mujeres trabajadoras que esperan que la conciliación de la vida laboral y familiar va a ser un proceso duro son más propensas a aceptar que no pueden hacerlo todo», indica Leupp. Estas madres hacen concesiones, como reducir su jornada laboral para recoger a los niños, y, ello parece que se asocia con menos síntomas de depresión.
Frustración
Pero las mujeres que esperan que la vida laboral y familiar pueden ser combinadas sin muchas compensaciones, pueden ser más propensas a sentir más frustración. Se sienten más culpables por no ser capaces de manejar el equilibrio trabajo-familia; además, la frustración por el reparto de las tareas domésticas también podría desempeñar un papel en el aumento de los síntomas de depresión. «Tienen mayores expectativas de imparcialidad, así que es lógico que se sientan más frustradas con la división de las tareas del hogar».
¿Y qué pasa con los superpadres? Leupp no ha incluido a padres en su estudio, pero considera que la mayoría de los varones no reducen las horas de trabajo para cuidar a los hijos.
Como conclusión, la autora subraya que trabajar es saludable para las madres, pero que «para una mejor salud mental, las madres que trabajan deben aceptar que no pueden hacerlo todo».

No hay comentarios:

Publicar un comentario