El
reservorio del VIH, las células infectadas con el virus que quedan latentes
durante el tratamiento antirretroviral y se activan cuando éste se abandona,
podría ser hasta 60 veces mayor de lo que se pensaba, según un estudio
publicado en la última edición de 'Cell' y que supone un nuevo jarro de agua
fría en la lucha contra el VIH. El trabajo está firmado por un histórico de la
investigación frente al VIH, Robert Siliciano, el que descubrió que los
reservorios del VIH eran dinámicos y que tenían memoria de la resistencia a
fármacos. "Siempre dicen de él que es el portador de malas noticias, pero
siempre tiene razón", bromea el director del área de Patología Molecular
del Centro Nacional de Microbiología, José Alcamí.
El
investigador español explica que el trabajo es muy interesante porque cambia
por completo la cuantificación que se hacía hasta ahora del reservorio,
"basada en trabajos muy antiguos". Se creía que había un virus
latente por cada 1.000 CD4, es decir que el reservorio del VIH era, en
realidad, "muy pequeño" (en el organismo hay alrededor de 10¹³ CD4).
"Se sabía que había muchas más células, pero se creía que el resto no eran
capaces de replicar, eran lo que se conocía como virus defectivo".
Lo
que han hecho Siliciano y su equipo es cuantificar con diversos métodos cuánto
ADN del virus había en 213 muestras de pacientes seropositivos que recibían
tratamiento antirretroviral. Y es ahí donde vino la sorpresa. En lugar de la
célula por cada mil que se pensaba infectada y latente, había 60 más, capaces
de replicarse. Según Alcamí, era algo que se sospechaba, porque era extraño un
reservorio tan pequeño "en un virus tan bien adaptado".
Así,
el estudio deja dos grandes mensajes. El primero, que hay "60 veces
más" de "virus malos" de los que se pensaba. El segundo es más
complejo y tiene implicaciones importantes en las estrategias actuales en la
lucha contra el sida. Porque aunque el autor ha descubierto esos 60 enemigos
extra, no ha conseguido aislarlos, "por motivos que no logra
definir", según Alcamí.
Precisamente
una de las vías que la ciencia evaluaba para acabar con el virus del sida era
aplicar estrategias de reactivación. La teoría decía que, una vez 'despertados'
podrían ser atacados por los fármacos antirretrovirales. Pero lo que el trabajo
de 'Cell' demuestra que es que no todos se van a despertar y que si se activa
el reservorio, uno dará la cara pero quedarán "59 bombas de relojería
escondidas", como añade el experto español.
"Aunque
la cura de la infección por el VIH se puede conseguir en situaciones
especiales, la eliminación del reservorio latente es un problema de primer
orden y no está claro cuánto tiempo llevará encontrar la forma de
conseguirlo", escribe Siliciano.
"El
estudio supone un 'palo' para las nuevas estrategias de erradicación",
reconoce Alcamí que apunta, además, a que el trabajo podría implicar que se
"reservara la investigación en vacunas preventivas" y se pusiera más
el foco en las terapéuticas.
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