Detectar
el alzhéimer antes de que aparezca podría ser posible gracias a una serie de
biomarcadores que acaban de identificar un equipo de investigadores de la
Universidad Johns Hopkins (EE.UU.). Los expertos afirman que medir los niveles
de ciertas proteínas en el líquido cefalorraquídeo (LCR ) puede predecir el
deterioro cognitivo de la enfermedad de Alzheimer antes de que aparezcan los
primeros síntomas de pérdida de memoria.
La
identificación de dichos biomarcadores podría proporcionar la herramienta tan
buscada para facilitar el uso temprano de los tratamientos con el fin de
prevenir o detener la progresión de la enfermedad, sin que las personas hayan
sufrido el deterioro cognitivo.
La
mayoría de los ensayos clínicos realizados con fármacos dirigidos a detener el
daño cerebral del alzhéimer han fracasado. Y muchos expertos creen que el
principal problema radica en que se administran cuando el deterioro cerebral ya
se ha producido, y los pacientes ya tienen síntomas. «Cuando vemos a pacientes
con hipertensión y colesterol alto no esperamos a tratar a que se presente
insuficiencia cardíaca. Y, en el alzhéimer, podría ser posible hacer lo mismo»,
afirma Marilyn Albert, investigadora principal del estudio que se publican en
Neurology. «Sin embargo, hasta ahora ha sido muy difícil predecir con antelación
la enfermedad, a pesar de que sabemos que comienza a desarrollarse en el
cerebro por lo menos una década antes de la aparición de los primeros síntomas».
Para
el nuevo estudio , los investigadores analizaron una serie de biomarcadores
recogidos en la base de datos BIOCARD - un proyecto realizado entre 1995 y 2005
sobre biomarcadores de demencia-, en 265 voluntarios sanos de mediana edad. Unas
tres cuartas partes del grupo tenían un familiar cercano con enfermedad de
Alzheimer, un factor de riesgo para el desarrollo de este trastorno.
Durante
el periodo que duró el trabajo, 1995-2005, se les realizó anualmente una serie
de pruebas neuropsicológicas a los voluntarios, que se repitieron a partir de
2009. Los resultados mostraron dos proteínas claves ya conocidas: tau
fosforilada y la beta-amiloide que se encuentran en el líquido cefalorraquídeo.
Las dos predecían el deterioro cognitivo leve -a menudo un precursor de la
enfermedad de Alzheimer- al menos cinco años antes del inicio de los síntomas
Además, vieron que cuanto mayor cantidad de tau y menor de beta amiloide, más
probabilidad de desarrollar los síntomas. Aunque ya se sabe que estas proteínas
están presentes en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con enfermedad
avanzada, los investigadores se cuestionaron si también lo estaban en personas
cognitivamente. «Y la respuesta es sí», señaló Albert.
Placas
y ovillos
Los
cerebros de las personas con alzhéimer tienen una abundancia de dos estructuras
anormales: placas amiloides y ovillos de la proteína tau. Las placas, explican
los investigadores, son acumulaciones de la proteína beta- amiloides que se
acumulan fuera de las neuronas, mientras que los nudos u ovillos se forman
dentro de las neuronas. Y cuando se produce esta situación, las células
comienzan a morir. En un cerebro normal, la proteína tau ayuda a mantener la
estructura neuronal, mientras que en uno con alzhéimer ocurre justo lo contrario.
Aunque
el estudio BIOCARD es de hace casi dos décadas, estos son los primeros datos
concluyentes, debido especialmente a que hace falta tiempo para que una persona
de mediana edad progrese a una demencia. En este caso, solamente 53 de los
voluntarios originales habían progresado a un deterioro cognitivo leve o
demencia, una muestra, considera Albert, lo suficientemente grande como para
sacar conclusiones preliminares. Los primeros síntomas incluyen trastornos de
memoria.
No
obstante Albert advierte que la proporción de biomarcadores en este momento no
es lo suficientemente precisa como predecir con precisión si una persona está o
no progresando a demencia y hace falta un mayor análisis de este grupo a más
largo plazo. Sin embargo, los resultados son válidos, «no sólo podrían guiar el
uso de los primeros tratamientos con los fármacos ya disponibles, sino que
también pueden ayudar a probar nuevas drogas».
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