Desde
aproximadamente los 6 meses comenzarán su aparición en la boca del bebé los
primeros dientes de leche y con ellos las rutinas de limpieza bucal que tendrán
que realizar y supervisar los padres hasta aproximadamente los 6 o 7 años. La
higiene bucal infantil no sólo es una importante asignatura a aprender para los
hijos sino también para los progenitores.
Los
dientes de leche son 20 y se puede decir que las 10 piezas existentes en la
parte superior e inferior de la boca se reparten en 4 cuadrantes con 5 piezas
cada uno. Cada cuadrante consta de un incisivo central, un incisivo lateral, un
canino, un primer molar y un segundo molar. En total son 8 incisivos, 4 caninos
y 8 molares.
En
términos generales la salida de los primeros dientes se produce en torno a los
6 meses de edad y los incisivos inferiores suelen ser los que salen antes, para
pasar luego a la aparición de los incisivos de arriba, los primeros molares
después pasando por los caninos y los segundos molares finalmente. Hacia los
dos años y medio o tres años los niños disponen ya de todos los dientes de
leche.
Según
explica a Infosalus Montserrat Catalá, presidenta de la Sociedad Española de
Odontopediatría, existe un gran desconocimiento general sobre todo lo referido
a la salud dental entre los niños pero sobre todo entre los mayores. La doctora
señala que es necesario comenzar a limpiar los dientes desde su aparición, ya
que para los padres supondrá también un proceso de aprendizaje, y que su
supervisión debe permanecer hasta que los niños tengan 6 o 7 años.
Los
dientes de leche comienzan a caer hacia los 5 o 6 años y su caída suele seguir
el orden con el que aparecieron, los que lo hicieron primero son los primeros
en caer. Los incisivos aparecen hacia los 6 o 7 años, también los primeros
molares que se llaman de los 6 años y los colmillos lo hacen hacia los 11 o 12
años. Así, hacia los 11 o 12 años
ya han caído todos los dientes de leche y la estructura final de la boca entre
los 12 y 13 años se basa en 7 dientes por cuadrante.
Es
importante tener en cuenta, señala Catalá, que las primeras muelas definitivas
no necesitan de la caída de ninguno de los dientes de leche ya que salen justo
detrás de las muelas de leche. "Por este motivo muchos padres se extrañan
de que les digamos que sus hijos tienen caries en una muela que ya es
definitiva y que ha salido sin que se hayan percatado porque pensaban que
tenían que caer antes las de leche y además no se han producido molestias en su
paso a través de la encía", explica Catalá.
CUIDAR
SU APARICIÓN
La
salida de los dientes se acompaña de un proceso natural inflamatorio porque las
piezas tienen que atravesar la encia, lo que va a suponer al bebé y al niño
molestias, aunque éstas dependen de cada niño y de cada proceso de dentición,
explica Catalá.
Los
síntomas más característicos son el babeo, los intentos por morder o la
inquietud que se presenta en los más pequeños. Así, existe la falsa creencia
entre algunos padres de que la dentición normal origina fiebre. La especialista
señala que estos procesos inflamatorios naturales de la encía pueden estar
acompañados por un aumento en la temperatura de unas décimas y asociados a
mediciones que oscilan sólo entre los 37 y los 37,3 grados centígrados.
En
estas edades el desarrollo de fiebre es un fenómeno muy común entre los menores
y con ella se puede producir un aumento del metabolismo que acelere la erupción
del nuevo diente, añade Catalá.
Sí
es cierto que pueden existir en ocasiones pequeñas anomalías asociadas a la
ruptura de la encía por el diente que emerge como pequeños quistes o hematomas,
en cuyo caso la especialista recomienda acudir al pediatra para que evalúe el
caso y la necesidad de visitar al odontopediatra.
En
cualquier caso, si la inquietud del bebé o del niño es grande se debe consultar
al pediatra o al odontopediatra que pueden prescribir algún tipo de
antiinflamatorio o analgésico para aliviar las molestias en determinados
momentos clave de la dentición.
Como
remedio casero los padres pueden emplear mordedores fríos pero nunca ningún
tipo de objeto congelado, ya que se pueden producir quemaduras en las encías
del pequeño, explica Catalá.
La
especialista también advierte que hay que tener cuidado con los bálsamos que se
emplean para aliviar la encía, ya que pueden ser productos que por su
composición no deben tragarse o bien contienen azúcares que pueden afectar a
los dientes vecinos.
LIMPIARLOS
DESDE EL PRIMERO
Los
dientes hay que empezar a limpiarlos desde que aparecen, señala Catalá. Los
primeros dientes pueden comenzar a limpiarse con gasas o guantes especiales
para que los padres vayan aprendiendo a cuidar la limpieza de los dientes de
sus hijos para pasar luego a los cepillos adaptados a los más pequeños.
Es
importante además que los padres y cuidadores cuiden su higiene dental sobre
todo en los primeros meses de vida de los niños ya que las bacterias bucales
que éstos tengan pueden transmitirse a los más pequeños y condicionar así su
futura salud bucodental, explica Catalá.
Los
dientes deben ser cepillados dos veces al día, en una ocasión pueden ser los
niños los que se encarguen de su higiene con la supervisión de sus padres para
que después sean los padres los que realicen una limpieza más completa antes de
que los pequeños se vayan a dormir.
Catalá
señala que es recomendable acudir a los especialistas durante el primer o
segundo año de vida de los niños para obtener respuesta a todas las dudas que
se presentan a los padres sobre la higiene bucal de sus hijos. Además, es
necesario que al menos cuando hayan salido los dientes de leche los
odontopediatras puedan valorar los posibles riesgos en el desarrollo de caries
de los niños.
"Existen
casos de niños con caries a los 12 o los 18 meses de vida que podían haberse
evitado con una visita a tiempo a los especialistas", concluye Catalá, que
añade que la salud bucodental afecta a todo el organismo y que los dientes de
leche son claves también para conservar el espacio que ocuparán los dientes
definitivos.
CÓMO
LIMPIAR LOS DIENTES
Catalá
explica unos sencillos consejos a Infosalus para que el cepillado de los
dientes de los más pequeños se haga de forma correcta:
1.
El niño tiene que estar con la cabeza apoyada en algún sitio, como por ejemplo
el regazo del padre o de la madre y quien limpia los dientes tiene que poder
ver con claridad la tarea que está realizando.
2.
Hay que emplear una cantidad inicial de pasta de dientes muy pequeña, sólo como
una pequeña manchita al inicio, y hay que enseñar al niño a que la expulse de
la boca. Estas pastas llevan flúor que ayuda a proteger el esmalte dental.
3.
Lo más práctico, señala Catalá, es dividir la boca en cuatro cuadrantes como si
dibujáramos una cruz imaginaria en el centro de la boca. Así la posición de
niño y progenitor tiene que ser cómoda puesto que la operación debería en un
principio ocupar un tiempo de medio minuto por cuadrante.
4.
Hay que limpiar además los dientes empezando por los más alejados, es decir, de
detrás hacia delante. Además es aconsejable hacer un descanso entre cuadrante y
cuadrante que ayude al niño a relajarse y no le obligue a mantener la boca
abierta durante todo el proceso de limpieza.
5.
La lengua es lo último que se limpia y se puede aprovechar para dejar al niño
que sea el que lo haga, aumentando así su participación en el proceso y dándole
una autonomía que en cierto sentido pierde al ser el padre, madre o cuidador el
encargado de la limpieza.
6.
El movimiento del cepillo puede ser horizontal o en pequeños círculos pero hay
que asegurarse de que el cepillado limpie.
7.
Hay que limpiar los dientes de arriba y de abajo por separado y cepillarlos por
dentro, por fuera y en la zona superior de mordida.
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