Puede
que los cigarrillos electrónicos parezcan menos dañinos que el tabaco
convencional, pero no son en absoluto inocuos. Se acaba de diagnosticar en
España el primer caso de neumonía lipoidea asociada precisamente al consumo de
este producto tan en boga y que factura más de 24 millones de euros al año en
nuestro país. No es el único en el mundo. Ya en 2012 la revista Chest se hizo
eco del ingreso hospitalario de una mujer de 47 años con la misma enfermedad,
que llevaba siete meses vapeando.
En
esta ocasión, se trata de un hombre de 50 años que se encontraba ingresado por
un problema de cadera en el Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña.
"Empezó con tos, disnea e insuficiencia respiratoria", explica a EL
MUNDO Carmen Montero, jefa de la Unidad de Broncología del hospital coruñés.
"Llevaba más de 10 años fumando tabaco convencional" y en los últimos
meses se había propuesto dejarlo con ayuda de los cigarrillos electrónicos. Una
idea que los médicos desmienten. Muy lejos de ayudar a la deshabituación del
tabaco, "estamos empezando a ver adictos a los e-cigar. No hay evidencia
científica que avale su seguridad ni su eficacia", remarca Francisco
Rodríguez, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo
(CNPT).
Al
parecer, el paciente español vapeaba hasta cinco cargas diarias, lo que
equivale a cinco cajetillas. Dados sus síntomas, "le hicimos varias
pruebas: una radiografía, un TAC, un escáner y una broncoscopia con una
biopsia, en las que se detectaron infiltrados pulmonares", comenta
Montero, la doctora que le atendió. "Este caso nos hizo pensar en la
paciente de Chest y, efectivamente, las muestras analizadas mostraban una
neumonía lipoidea", es decir, una neumonía causada por la acumulación en
el pulmón de depósitos de glicerina vegetal, uno de los componentes de las
cargas de los cigarrillos electrónicos, imprescindible para poder vaporizar la
nicotina líquida sin combustión previa. Estas sustancias, según los expertos,
obstruyen las zonas donde se produce la respiración y evita que se produzca un
adecuado intercambio gaseoso.
Una
vez confirmada la sospecha, "le recomendamos que dejara los cigarrillos
electrónicos y ya se puede decir que está evolucionando favorablemente",
subraya la especialista de A Coruña.
En
medio de un proceso de regulación que se está desarrollando en España sobre los
e-cigarrillos, este paciente pone en alerta los riesgos que puede acarrear su
consumo. Como adelanta el director de investigación en tabaquismo de la
Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, Carlos Jiménez, "si se
mantiene el consumo de cigarrillos electrónicos, en poco tiempo se podrán
diagnosticar más casos de neumonía lipoidea por la glicerina".
Como
respuesta, la Asociación Nacional de Vapeadores contraargumenta que "en
países como Estados Unidos o Italia se utilizan estos cigarrillos desde hace
más de una década y durante ese tiempo más de 60 millones de personas lo han
empleado". El presidente de esta organización, Pedro Cátedra, expone que
"incluso en el caso de que el paciente español estuviera realmente
relacionado con el uso del e-cigar, se trataría del segundo detectado en el
mundo. No nos parece representativo".
Sin
embargo, para Carmen Montero no hay duda: "La neumonía lipoidea no puede
derivarse de otra cosa, excepto de gotas nasales o medicamentos que contengan
glicerina, pero no es el caso". La mejor prueba de la relación
causa-efecto, agrega, es que con la retirada del vapeo el paciente ha mejorado.
Efectivamente,
puntualiza Fernando Martín, especialista de la Unidad de Deshabituación
Tabáquica del Servicio Cántabro de Salud, "al haber diagnosticados sólo
dos casos, mi posición es de prudencia. Esto es algo anecdótico, pero hay que
estar atentos".
Riesgos
cardiovasulares
No
obstante, en lo que este especialista sí se muestra rotundo es en el riesgo
cardiovascular. "Sí está más claro y se debe a la inhalación de la
nicotina que, debido a su rápida absorción, tiene un efecto mucho mayor a nivel
cardiaco. Creo que en los próximos meses veremos más infartos y anginas de pecho".
Una
preocupación que comparte el presidente del CNPT. "La gran mayoría de los
cigarrillos electrónicos llevan nicotina -aunque no lo especifiquen-,
responsable de las patologías cardiovasculares". A pesar de este riesgo y
de desconocer otras patologías que podrían manifestarse a largo plazo, a los
expertos les preocupa que la gente vea el e-cigar como una alternativa más
saludable o menos tóxica. "Probablemente produzca menos cáncer de pulmón,
pero no sabemos aún cuánto de peligroso es para el corazón".
Aunque
se vapee o entre por la boca, "atraviesa las mucosas del paladar hacia el
sistema nervioso central y hacia los bronquios. Los efectos a corto plazo
aparecen a nivel pulmonar (disminuye la capacidad pulmonar) y el problema es
que a largo plazo no se tiene información sobre las consecuencias que pueden
ocasionar", señala Ana María Furió, coordinadora del Grupo de Abordaje al
Tabaquismo de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
(semFYC).
Teniendo
en cuenta que el sistema de absorción de la nicotina no difiere entre ambos
tipos de cigarros, "presuponemos que los efectos de la nicotina inhalada
podrían ser iguales que los del tabaco convencional", reflexiona Francisco
Rodríguez. Para hacernos una idea, según un informe del Ministerio de Sanidad,
dos años después de que entrara en vigor la ley antitabaco en España, lo
primero que se ha visto es que el número de infartos se ha reducido en un 11%.
"Un dato positivo directamente relacionado con la nicotina del
tabaco", sentencia el mismo especialista.
Una
regulación 'insuficiente'
Dada
la falta de regulación, de desconocimiento sobre las sustancias que contienen y
de los efectos que pueden producir en la salud tanto del que los consume como
de quien se convierte en vapeador pasivo, Europa y España están desarrollando
normativas al respecto. En nuestro país, la propuesta legislativa que está en
manos del Senado regula las zonas de consumo y su promoción. En concreto,
prohíbe el uso de cigarrillos electrónicos en centros docentes y sanitarios,
edificios de la Administración, transporte público y parques infantiles y su
publicidad en medios audiovisuales de 16 a 20 horas. Una «regulación
insuficiente», según 37 sociedades científicas, el Comité Nacional para la
Prevención del Tabaquismo y la Organización Médica Colegial, que han enviado
una declaración al Senado en la que defienden que su regulación se equipare a
la de los cigarrillos convencionales. Lo que supone prohibir su uso en el
sector del ocio y la restauración, que la publicidad se evite en los mismos
términos que la del tabaco al igual que la fiscalidad, ya que los impuestos son
una medida persuasiva sobre todo en la población joven.
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