miércoles, 26 de marzo de 2014

La 'sobredosis' de pantallas también afecta al bienestar infantil



La primera en llegar fue la televisión. Después de unas décadas de reinado absoluto, nacieron los ordenadores. Los videojuegos vinieron de su mano. Y todos pavimentaron el camino para la explosión de los smartphones y las tabletas.

El desarrollo tecnológico ha convertido a los hogares en un 'nido' de pantallas. Cada día, miramos, vemos y observamos muchos más dispositivos electrónicos de lo que lo hicieron nuestros padres. Y, aunque sin duda, esa disponibilidad tiene consecuencias positivas, también son muchos los efectos no deseados que acarrea.

La Academia Americana de Pediatría publicó recientemente unas recomendaciones dirigidas a los padres en los que se aconsejaba limitar la exposición a pantallas a un máximo de dos horas al día en niños mayores de dos años y eliminarlas completamente cuando se trate de bebés.

Sus argumentos se basan en numerosos estudios científicos que han asociado el 'exceso' de pantallas con un mayor riesgo de obesidad, peor rendimiento escolar o agresividad. Pero no son las únicas razones. Un nuevo estudio con participación española que publica esta semana la revista JAMA Pediatrics demuestra que abusar de la tele, el ordenador y los videojuegos a edades tempranas también se asocia con un peor bienestar infantil.

"Desde hace años venimos trabajando en el tema delos comportamientos sedentarios, entre los cuales destacan el tiempo de ver la televisión y el uso de otras pantallas, como los video-juegos, consolas, ordenadores... Hasta ahora habíamos valorado la asociación de los mismos con algunos problemas de salud, como la obesidad. Nos preocupa mucho el abuso de estos comportamientos y considerábamos importante conocer su posible asociación con otros indicadores de salud, como los factores psicosociales o la calidad de vida", explica Luis Moreno, profesor de Salud Pública en la Universidad de Zaragoza y uno de los principales firmantes del trabajo internacional.

El equipo partió de los datos de un estudio previo, el IDEFICS, que se diseñó para evaluar el impacto de la dieta y los hábitos de vida sobre la salud de los más pequeños. Así, se evaluó la información de 3.604 niños de edades comprendidas entre los 2 y los 6 años y procedentes de ocho países europeos cuyos padres habían respondido a completos cuestionarios sobre sus patrones diarios y distintos marcadores de bienestar (por ejemplo, conexiones sociales, autoestima, integración familiar, etc).

Los datos fueron claros: estar expuesto a altos niveles de medios electrónicos durante la primera infancia se asociaba con peores resultados en los indicadores de bienestar. Es más, tal y como señalan los investigadores en la revista médica, "con cada hora adicional de televisión, videojuegos u ordenador se incrementaba de 1,2 a 2 veces el riesgo de problemas emocionales o peor funcionamiento familiar".

Según explica Moreno, en este estudio como en otros, la televisión se muestra como el medio más perjudicial de todos, "tanto en términos e desarrollo de obesidad, como en cuanto a factores psicosociales y de calidad de vida".

Aunque no han podido determinar los mecanismos que intervienen en esta relación, los investigadores apuntan a que el papel de los padres -su implicación y control en el uso de medios electrónicos- podría ser clave.

"Los factores familiares involucrados en esta asociación deberán estudiarse y lo haremos en el seguimiento de estos niños y sus familias. También tendremos que estudiar el efecto de los contenidos en la televisión y las condiciones en las que se produce el consumo de estos medios de comunicación", aclara Moreno, quien subraya la importancia de recordar que no se debe poner un aparato de televisión en la habitación de los niños "ya que este es un factor que condiciona en gran medida el tiempo dedicado a su consumo".

Asimismo, continúa, también es más que recomendable que los padres acompañen a sus hijos, especialmente si son pequeños, durante el tiempo que estos dedican a las pantallas.

Otra investigación publicada esta semana en la misma revista va en las misma dirección. Sus conclusiones refuerzan la idea de que el comportamiento de los progenitores en cuanto al uso de los medios en el hogar tiene un efecto claro sobre el riesgo de obesidad de sus hijos. La supervisión y el control de lo que ven y el tiempo que empleanlos niños en las distintas pantallas podría ser fundamental para "promover el desarrollo de un peso saludable durante la infancia", señalan.

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