Sólo
un 10% de las personas alérgicas lo son a un polen. El resto de los más de ocho
millones de españoles que sufren toses, estornudos, lagrimeo e incluso asma se
lo 'deben' a más de una planta, lo que genera que a lo largo de todo el año se
puedan escuchar los achís sin que la gripe o el resfriado sean los culpables de
estos síntomas.
Dice
el doctor Santiago Quirce que los alergólogos se parecen un poco a los
agricultores, siempre pendientes del tiempo para su trabajo. "Si
pudiésemos saber qué tiempo hará los próximos dos meses, podríamos predecir la
carga de trabajo que vamos a tener con más acierto", admite este
especialista del Hospital La Paz de Madrid.
Si
la primavera viene fresca y lluviosa, los alérgicos tendrán suerte; si hace
buen tiempo, malo para ellos. "Aunque los dos últimos años han sido un
poco más benignos que los anteriores, yo siempre tengo la sensación de que
todos los años decimos lo mismo", confiesa con una nota de humor y descrédito
hacia las predicciones que se lanzan cada año por esta fechas. "Hay
fórmulas para predecir el nivel de polinización en función de la pluviosidad,
las horas de luz y otros factores, pero no siempre son muy fiables".
Sin
embargo, los componenentes de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología
Clínica (SEAIC) no se muestran de acuerdo con esa afirmación. La fiabilidad de
estas previsiones "es cada día mayor, con un margen de error inferior al
10%", afirma José María Olaguibel, presidente de la SEAIC.
Olaguible,
que ayer presentó las cifras previstas para esta temporada, explica que estas
previsiones se hacen a partir de los datos de lluvia, humedad y temperatura
registradas durante los meses de octubre a marzo en cuatro provincias: Madrid,
Toledo, Ciudad Real y Badajoz. De esta manera, para la próxima temporada se
pervé que el número de granos de gramíneas por metro cúbico de aire será de
5.600.
Entre
los objetivos de la SEAIC está el ofrecer información de calidad de las
personas alérgicas. "De 27 estaciones colectoras que teníamos en 2011
pasamos a 42 en 2013 y a 52 en 2014. Todas ellas facilitan información
detallada de las zonas donde la alergia a pólenes es relevante y engloban a día
de hoy todo el territorio nacional", detalla Francisco Feo, presidente del
Comité de Aerobiología de la SEIAC.
Aunque
la mayor concentración de polen se da en primavera, hay plantas que polinizan
durante todo el año, complicando la vida a los alérgicos independientemente del
calendario. "Quizás la labor divulgativa de los medios de comunicación y
las sociedades científicas ha hecho mucho para transmitir el mensaje de que la
alergia no es sólo cosa de la primavera", explica por su parte la doctor
Montserrat Fernández-Rivas, jefa del servicio de Alergias del Hospital Clínico
San Carlos de Madrid.
Alergias
de invierno
Lo
sabe bien Íñigo, que debe 'agradecer' a las crupesáceas sus estornudos de los
meses de enero y febrero. En esa época del año, admite el doctor Quirce,
algunas de estas alergias se pueden confundir con resfriados, pero "el
picor de ojos y nariz, la persistencia más allá de una semana y la historia
clínica del paciente pueden ayudar a un diagnóstico correcto".
"Las
arizónicas [de la familia de las crupesáceas] polinizan en los meses que van de
diciembre a marzo; luego viene el plátano de sombra, que lo hace en
marzo-abril; las gramíneas, que son de abril, mayo o junio; el olivo, que en el
centro de la Península poliniza en mayo o junio...", enumera la doctora
Fernández-Rivas con precisión botánica. En el sur, esas fechas se pueden
adelantar entre 15 días o tres semanas; al norte, la lluvia y la humedad
retrasan otros tantos días la polinización. El calendario desbordado por la
alergia. "En Levante, además, tienen algunas malezas que polinizan todo el
año, como la parietaria... Así que hay pacientes que, en función del polen al
que sean alérgicos, pueden ir enganchando 'temporadas' de alergia durante todo
el año", remarca.
Sin
embargo, lo que marca el pistoletazo de salida es el polen de las gramíneas
porque el 80% de los alérgicos lo son a estas plantas. "Las previsiones de
cada temporada se hacen en base al polen de las gramíneas, porque generan más
alergias, síntomas más intensos y están en muchos más sitios. Son excelentes
marcadores de alergia. Además, su mayor concentración hace que otros pólenes
afecten con mayor intensidad como el del olivo. Los años en que los niveles de
gramíneas son más bajos, el polen del olivo afecta menos a los pacientes",
explica Feo.
Los
especialistas insisten en que es fundamental registrar cuándo aparecen los
síntomas, pues será una pieza clave, junto con las pruebas de alergia, para
determinar cuál de los pólenes está dando más problemas. "Tengo alergia a
cipreses, gramíneas y malas hierbas (al menos que me den síntomas), porque en
la prueba también me dio reacción a más cosas, creo que plátano y ácaros. Otra
cosa es que no todas se manifiesten (por suerte)", explica Íñigo,
diagnosticado desde los seis o siete años, después de volver de una excursión
del colegio "colorado como un tomate y con un ataque de estornudos".
Además
de extenderse a lo ancho del calendario, las alergias también se expanden en lo
que se refiere al número de afectados. Se calcula, coinciden ambos
especialistas, que un 25% de la población está afectada (es la enfermedad
crónica más frecuente en la infancia y adolescencia), "cuando a principios
del siglo XX no era más del 5%", apunta el doctor Quirce, que es además
investigador del centro en red Ciberes. El diagnóstico es más habitual en
niños, adolescentes y adultos jóvenes, y lo normal es que los síntomas se vayan
atenuando al llegar a los 50 o 60 años.
Ese
incremento, explica Fernández-Rivas, no se explicaría sólo por factores
genéticos, sino que tiene que ver también con factores ambientales, entre los
que la contaminación es el principal sospechoso. De hecho, el boom de algunas
actividades al aire libre, como el running, podría estar detrás de una
exacerbación de los síntomas y de un aumento de la incidencia. "No hay un
estudio sobre el tema, sería interesante hacerlo, pero es cierto que correr a
bajas temperaturas somete a las vías respiratorias a una vasoconstricción. Si a
eso se une que en muchas ocasiones el ejercicio se hace en una ciudad
contaminada esto podría estar detrás de algunos casos de alergia",
aventura Pedro Ojeda, secretario de la SEAIC.
Enfermedad
genética
Ese
aumento de la incidencia, admite la doctora Fernández-Rivas, se nota en las
consultas, donde dan buena fe del carácter genético de la enfermedad. "El
factor genético es el más importante para ser alérgico", prosigue la especialista
del Clínico, "tener un progenitor con alergia aumenta un 30% el riesgo de
que el niño también la tenga y, si los dos padres son alérgicos, este
porcentaje se eleva por encima del 66%". Ésta es una de las mayores
preocupaciones de íñigo, que su hijo de tres años haya heredado su alergia,
porque "aunque no tengo asma y tomo mi medicación, es una lata estar
atascado, estornudar o moquear todo el rato".
Precisamente
los síntomas de inicio de una alergia en la infancia pueden llevar a un
diagnóstico erróneo. "A veces, la manifestación en niños es muy peculiar.
Puede que no tengan rinoconjuntivitis -uno de los síntomas más frecuentes en el
adulto- y que su alergia respiratoria se manifieste con tos o fatiga tras jugar
en el parque. Incluso, en ocasiones, debutan con broncoespasmos", indica
Paloma Ibáñez, presidenta del Comité de Alergia Infantil de la Seaic.
Tanto
esta especialista como los otros consultados por EL MUNDO insisten en que es
fundamental que las personas con alergia, si no tienen controlados sus
síntomas, acudan al especialista. "Existen tratamientos de rescate, cuando
hay rinitis o asma, pero lo más importante es realizar una terapia de
mantenimiento, para que las vías respiratorias estén protegidas cuando los
pólenes se disparen, algo que puede ocurrir de un día para otro. Porque si la
inflamación bronquial no están controlada, la persona puede acabar en
urgencias», advierte Francisco Feo.
De
esta manera, los especialistas abogan por el tratamieno de inmunoterapia
específico a la alergia que tenga el paciente, es decir, la administración
mensual de una o varias vacunas a lo largo de tres o cuatro años. Según
diferentes estudios, esta terapia contribuye a una reducción del 80% en el
consumo de otros fármacos y además está asociada con una mejora de los síntomas
entre el 40% y el 50%, porque las vacunas van induciendo poco a poco tolerancia
a esos polénes en el organismo. "Controlar los síntomas es fácil salvo en
los casos de pacientes con problemas graves, hoy en día disponemos de un arsenal
muy eficaz para controlar los síntomas", subraya la responsable del
Clínico que, eso sí, subraya, no se trata de un tratamiento curativo: "En
cuanto dejan de tomar la medicación, estos pacientes siguen siendo
alérgicos".
La
última generación de estas vacunas, que van favoreciendo la tolerancia del
sistema inmune a los polénes, ya no necesita ni siquiera el molesto pinchazo y
se pueden administrar por vía oral.
"Incluso
con medicación que quite los síntomas, la alergia sigue ahí y no descanso igual
ni me encuentro igual que cuando no tengo alergia", resume Íñigo, mientras
confiesa cómo eligió su fecha de boda en una época estratégica, lejos de la
amenaza del polen. Sin embargo, Ojeda insiste en que no hay que rendirse:
"Puede que la medicación deje de hacer efecto porque la persona haya
desarrollado alergia a otro polen y, en ese caso, habrá que ajustar el
tratamiento. Quizás el problema sea que haya cambiado de residencia y ahora le
empiece a generar alergia otra planta a la que antes no estaba expuesta y que
le genera síntomas en meses en los que antes se encontraba bien. Por eso los
registros diarios son tan importantes, es una herramienta fundamental para el
médico".
Múltiples
patologías en la infancia
La
rinitis alérgica es la enfermedad crónica infantil más frecuente, con una
prevalencia superior al 40%, y asociada frecuentemente con otras enfermedades
que pueden influir mucho en sus actividades diarias.
"Un
estudio multicéntrico en el que han participado casi 300 especialistas
evidencia que en esta enfermedad el 80% de los pacientes presenta una
enfermedad asociada a la rinitis, siendo las más frecuentes la conjuntivitis
(54%), el asma (50%), la dermatitis atópica (40%), la rinosinusitis (26%) o la
otitis media (24%). Esto apoya el hecho de que la alergia es una enfermedad
sistémica y que es importante por sí misma y porque facilita otras
patologías", afirma Paloma Ibáñez, presidenta del Comité de Alergia
Infantial de la Seaic.
Los
pólenes, los ácaros del polvo y epitelio de los animales son los causantes de
la mayoría de los casos de rinitis alérgica en niños. Tanto esta especialista
como Pedro Ojeda, secretario de la Seaic, insisten en que se tendría que hacer
un abordaje global. "Es frecuente que si un niño tiene una alergia
alimentaria, posteriormente desarrolle otro tipo de alergias, es lo que se
llama la 'marcha alérgica' por lo que, ante la aparición de cualquier síntoma,
deberían acudir a un especialista para detectar cuál es la causa. A veces es
difícil de detectar, por ejemplo tuvimos un caso de un niño con síntomas
aparentemente generados por alergia al gato que no tenía ninguna mascota en
casa. Al final descubrimos que su cuidadora sí tenía un gato y que era su ropa
la que portaba el alérgeno dañino para el niño".
El
día a día de los pacientes
Conocer
el número de pacientes alérgicos, su situación personal, cuántos acuden sólo a
la farmacia para solucionar sus síntomas y cómo es la atención médica que
reciben el resto. Estos son los principales objetivos de la tercera
actualización del Informe Alergológica 2014, un proyecto patrocinado por FAES
Farma y apoyado por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria.
"La
información recogida será de gran utilidad para valorar el estado de salud en
relación a las patologías alérgicas y para determinar sus necesidades",
señala José María Olaguibel, presidente de la Seaic y responsable del Informe
junto con los doctores Joaquín Sastre, Tomás Chivato y Pedro Ojeda.
"Queremos
saber cómo están dotadas las unidades de alergia públicas y privadas, tanto en
recursos humanos como materiales, en todo el país. Para ello se ha puesto en
marcha la encuesta Mapa Alergológico, dirigida a los jefes de servicio, con la
que también queremos conocer cuáles son las técnicas diagnósticas y
terapéuticas más habituales", afirma Pedro Ojeda.
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