jueves, 20 de marzo de 2014

Salud bucodental: la higiene, el mejor aliado



La costumbre esclavista de revisar los dientes para conocer la salud general y el valor del ser humano como mercancía denota la importancia que desde hace siglos se otorga al estado de la boca. En nuestro tiempo una sonrisa bonita, además de un valor estético, sigue siendo un síntoma de salud global y un pasaporte a una mejor calidad de vida.

Según explica a Infosalus la doctora Marisol Ucha, vicepresidenta del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid (COEM), no hay una salud general buena si existen caries, encías enrojecidas o mal aliento, y hace especial hincapié en la importancia de las estrategias de prevención en niños y adultos para evitar el desarrollo de enfermedades que con una adecuada higiene bucal se podrían reducir en gran medida.

La doctora Ucha señala que es clave entender que aunque suponga un esfuerzo acudir a las revisiones o realizar a diario la limpieza dental, son gestos que tienen su recompensa en la salud global y que a la larga suponen además un importante ahorro económico.

Sobre la consideración de que acudir al dentista supone ahora en crisis un gasto difícil de asumir, la doctora apunta que generalmente cuando no se acude a las revisiones o a solucionar problemas menores, se podría dar pie a trastornos más graves que requieren tratamientos más complejos, con más intervenciones y por lo tanto, más costosos.

La caries es la enfermedad más común en el mundo y a pesar de perjudicar en gran medida la calidad de vida de quienes la padecen no se toma tan en serio como otras dolencias, señala Ucha.

A continuación, la doctora señala a Infosalus una serie de recomendaciones para que la salud bucodental forme parte del día a día:

1. Cepillar los dientes, el primer paso: al menos dos veces al día, por la mañana y por la noche. El tiempo debe ser de al menos dos minutos y se debe ser consciente de la necesidad de limpiar cada diente, siguiendo una sistemática para no dejar ninguna zona sin cepillar.

2. Hay que cuidar la saliva, porque es un elemento protector para los dientes, entre otros motivos, porque neutraliza los ácidos y "limpia" la boca al tragarla. Para ello hay que beber suficiente agua y por la noche ser conscientes de que este mecanismo natural no actúa mientras dormimos por lo que es clave el cepillado antes de irnos a dormir. Fármacos como los antidepresivos o los ansiolíticos reducen la producción natural de saliva, por lo que en estos casos es aún más importante aumentar la ingesta de agua y visitar al dentista.

3. El dentista debe ser siempre el mismo: nos conoce y sabe cómo es nuestra salud dental y cómo debe tratarnos según nuestras patologías y necesidades. Es el profesional que debe resolver cualquier tipo de duda sobre la salud dental y proporcionarnos toda la información necesaria para cuidar de ella.

4. Desconfiar de las ofertas oportunistas o del 'gratis' ante cualquier tipo de tratamiento dental ya que cada persona requiere un tratamiento personalizado que no contemplan estas promociones.

5. El tratamiento blanqueante debe llevarse a cabo en la clínica del dentista ya que supone el empleo de productos que pueden producir graves lesiones si no se utilizan de la forma adecuada. Cuando se acude a un dentista acreditado es necesario que se realice un diagnóstico de la salud oral y que se solucionen primero los problemas de salud antes de pasar a los aspectos estéticos del color de los dientes: unos dientes blancos no tienen por qué ser unos dientes sanos.

6. La nutrición es uno de los pilares de una buena calidad de vida en los mayores, sin una adecuada salud dental este pilar se resiente en gran medida. Perder dientes a cierta edad es algo evitable, unos hábitos de higiene adecuados permiten llegar a la 'edad dorada' con las piezas dentales en su sitio y lograr una mejor calidad de vida.

7. Estar preparados frente a una posible urgencia por traumatismo o pérdida dental. Se recomienda pedir un teléfono de contacto al dentista habitual a través del que se pueda acceder a una atención precoz ante cualquier tipo de accidente. La rapidez y la especialización en la atención es clave para el pronóstico y resolución de las consecuencias en la salud dental.

8. Cuidar de los dientes de los niños desde que aparecen. Es necesario limpiar la boca del bebé suavemente con gasas desde un principio, y cuando empiecen a salir los dientes del niño, cepillarlos, inicialmente sin pasta.  Además, hay que vigilar que la salud respiratoria de los menores no repercuta en su desarrollo orofacial, ya que aquellos que respiran sobre todo por la boca pueden sufrir problemas de desarrollo óseo como el paladar ojival que impide que haya espacio suficiente para la colocación de los dientes definitivos.

9. Dolores de cabeza, cervicales o de espalda pueden tener su origen en la articulación mandibular. Cuando no existe explicación para este tipo de dolores y se mantienen en el tiempo hay que contemplar la posibilidad de que tengan su origen en la articulación temporomandibular (mandíbula y cráneo) y consultar con un dentista para evitar "peregrinar" por otros muchos profesionales.

10. Dejar de fumar: además de teñir los dientes, lesionar las encias y provocar mal aliento, el tabaco es la primera causa del  cáncer oral, el quinto tipo de cáncer más frecuente y cuyas consecuencias son devastadoras para la persona. Por este motivo es fundamental acudir al especialista cuando se detecta una lesión, úlcera o un pequeño bulto que no desaparece . La doctora Ucha señala que desde el COEM se está trabajando en cursos de formación para que los dentistas ayuden a sus pacientes a combatir este dañino hábito, así como en programas de deshabituación tabáquica para los pacientes.

11. Alimentación saludable: una dieta que equilibre hidratos de carbono y proteínas con frutas y verduras ayudará en gran medida a mantener sanos los dientes. Los lácteos son alimentos que ayudan a nuestros dientes y todos aquellos con altos contenidos en azúcar y con textura pegajosa los perjudican.
  
CÓMO LIMPIAR LOS DIENTES

La especialista recomienda que cuando visitemos al dentista le pidamos que nos enseñe a limpiar nuestra boca, una costumbre que hay que aprender y cuya importancia debe ser tenida en cuenta. Ucha nos da unos apuntes básicos sobre cómo mantener limpia nuestra boca.

* El cepillado se realiza mediante movimientos circulares o rotatorios y buscando el ángulo de 45 grados entre el cepillo y los dientes. Se recomienda comenzar a limpiar las piezas de detrás, evitando que se soslayen durante el cepillado, para ir pasando hacia la parte delantera de la boca. Se deben limpiar los dientes por fuera, por dentro y en la superficie de mordida. No hay que olvidar limpiar la parte de la lengua más alejada porque es donde residen las bacterias que ocasionan el mal aliento. Debe tener una duración mínima de dos minutos.

* El cepillo debe tener un cabezal pequeño, poseer una dureza media y diferentes tipos de filamentos, además de cambiarse al menos cada 3 meses. En la actualidad existen además cepillos eléctricos que poseen alarmas que fijan el tiempo de cepillado y que con ello aseguran una limpieza eficaz.

*La pasta de dientes: una cantidad del tamaño de un garbanzo es suficiente. Si se utilizan dentífricos con propiedades específicas para las encías, hipersensibilidad dentaria o el blanqueamiento dental, deben ser recomendados por el especialista. La pasta y el enjuague bucal con contenido en fluor, aportan un efecto protector sobre el esmalte.

* Hay que completar el cepillado con seda dental o cepillos interdentales para eliminar la placa bacteriana entre los dientes, eso sí, con cuidado para no lesionar la encía.

* Si tomamos alimentos ácidos como por ejemplo naranjas o zumos, hay que proteger el esmalte esperando un poco a que el efecto de la saliva neutralice los ácidos que contienen antes de cepillar los dientes.

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