martes, 30 de abril de 2013

La prevención del tabaquismo en las escuelas reduce el número de jóvenes fumadores



La prevención del tabaquismo en las escuelas reduce el número de jóvenes que más tarde se convierten en fumadores, según una nueva revisión sistemática publicada en 'The Cochrane Library'. Para los jóvenes que nunca han fumado, estos programas parecen ser eficaces, al menos, un año después de su puesta en marcha.

Fumar causa cinco millones de muertes evitables cada año, una cifra que está previsto que aumente a ocho millones en 2030 y se cree que alrededor de una cuarta parte de los jóvenes puede empezar a fumar a edades entre los 13 a los 15 años. Los programas de prevención en las escuelas tratan de hacer frente al hábito tabáquico a una edad temprana, antes de que el consumo se convierta en difícil de romper.

Los científicos analizaron los datos de 134 estudios en 25 países diferentes, lo que supone un total de 428.293 de 5-18 años de edad. Aunque no se observaron efectos significativos en el primer año, en los estudios con un seguimiento más largo, el número de fumadores fue significativamente menor en los grupos destinatarios de las intervenciones contra el tabaco que en el control. En 15 estudios sobre los cambios en la conducta de fumar en un grupo mixto de personas que nunca habían fumado, exfumadores y experimentados, no hubo un efecto general a largo plazo, pero en el primer año, el número de fumadores fue ligeramente menor que en el grupo control.

"Esta revisión es importante porque no hay otras tan exhaustivas de la literatura mundial sobre los programas de prevención del tabaquismo en la escuela", dijo Julie McLellan, una de los autores de la revisión con base en el Departamento de Ciencias de Salud de Atención Primaria en la Universidad de Oxford, en Reino Unido. A su juicio, la importancia de esta revisión es que incluye un gran número de ensayos y participantes, aunque más de la mitad eran de Estados Unidos.

Algunas intervenciones contra el tabaco están dirigidas a desarrollar habilidades sociales y competencias o enseñar a los estudiantes a resistir la presión social de fumar. A más largo plazo, los subgrupos de los programas que utilizan un enfoque de la competencia social y uno combinado con entrenamiento de resistencia tuvieron un efecto significativo en la prevención del tabaquismo en los jóvenes que nunca habían fumado en el momento de la intervención.

No se demostró efecto alguno en los estudios que utilizaron sólo el entrenamiento de resistencia, ni tampoco se detectaron efectos significativos en los programas que utilizan información únicamente o en los que la educación sobre el tabaco se combinó con otras iniciativas en la escuela o la comunidad. Las sesiones de refuerzo no generan ninguna diferencia en el número de jóvenes que continuaron fumando.

"Podríamos esperar que las sesiones de refuerzo apoyaran los efectos de los programas originales, pero la revisión no encontró ninguna evidencia --dijo el coautor Rafael Perera, también del Departamento de Ciencias de Salud de Atención Primaria en Oxford--. La excepción fue en los estudios centrados en la competencia social general y el entrenamiento de resistencia, lo que sugiere que la forma en la que se diseña el plan de estudios es más importante que si se proporcionan sesiones de refuerzo".

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