Dos
ojos de un niño mirando fijamente a la cámara. Esa es la imagen que la
Organización Mundial de la Salud ha elegido para su informe anual sobre la
malaria en el mundo. Seguramente, este niño forma parte de esas 1,1 millones de
muertes por malaria evitadas en la última década gracias a las intervenciones
realizadas desde los gobiernos de países endémicos, donantes y socios
mundiales. Sin embargo, todavía falta mucho dinero y más medidas para lograr
los Objetivos del Milenio para 2015 y erradicar la malaria, una enfermedad que
se cobra cada año unas 660.00 muertes.
La
malaria, como muchas otras enfermedades, está vinculada a la pobreza. Las tasas
estimadas de mortalidad por esta infección son más altas en países con el menor
PIB, un 80% de las muertes estimadas por esta causa ocurren sólo en 14 países.
Tan sólo la República Democrática del Congo, India y Nigeria aportan el 40% de
los casos estimados, que en 2010 alcanzaron los 219 millones de casos en todo
el mundo.
Desde
que en el año 2000 se establecieran los Objetivos del Milenio para 2015, han
sido muchos los gobiernos y entidades que se han involucrado en la aportación
de fondos destinados a la lucha contra la malaria. En estos años se han conseguido
grandes apoyos y se ha logrado pasar de menos de 100 millones de dólares en
2000 a 1.840 millones en 2012.
Sin
embargo, como apunta la directora general de la OMS, Margaret Chan, este dinero
todavía se queda corto en comparación con los recursos que se necesitan para
alcanzar la meta de 2015 y que se cifra en 5.1000 millones de dólares.
"Existe una necesidad urgente de identificar nuevas fuentes de
financiación para incrementar y hacer sostenibles los esfuerzos para el control
de la malaria, y para proteger las inversiones que se realizaron durante la
última década", explica en un comunicado.
Las
mosquiteras impregnadas con insecticida son un ejemplo de lo conseguido y lo
que se podría perder si esas ayudas disminuyen. Se estima que el porcentaje de
viviendas que poseen al menos uno de estos protectores en la región del África
subsahariana ha aumentado de un 3% en el año 2000 al 53% en 2011, y se mantuvo
en esa cifra en 2012. Sin embargo, la tasa alcanzada en los dos últimos años
está por debajo de las cifras que se requieren para proteger a todas las
personas en riesgo y no logrará reemplazar las mosquiteras que se distribuyeron
tres años antes.
Por
tanto, la cobertura con mosquiteras impregnadas con insecticida va a disminuir
a menos que aumente de forma masiva la distribución en 2013. Hay que tener en
cuenta que cada año se necesitan aproximadamente 150 millones de mosquiteras
para proteger, tan sólo, a las poblaciones en riesgo de malaria en la región
del África subsahariana.
Resistencias
a fármacos e insecticidas
Por
otro lado, la OMS llama la atención de otro problema que puede frenar los
avances contra esta enfermedad y que son las resistencias que se han detectado
a las artemisinas, un componente clave del tratamiento, en cuatro países de la
región del sudeste asiático (Camboya, Birmania, Tailandia y Vietnam), mientras
que la resistencia de los mosquitos a los insecticidas se ha encontrado en 64
países alrededor del mundo. Por este motivo, "se requieren esfuerzos
urgentes e intensos para prevenir un posible desastre de salud pública en el
futuro", afirma Chan.
A
tres años de la fecha marcada para conseguir los Objetivos del Milenio, 50
países están en proceso de reducir las tasas de incidencia de casos de malaria
en un 75%. Sin embargo, estos países sólo aportan el 3% del total de los casos
estimados. "Los Objetivos del Milenio no se alcanzarán a menos que se haga
un avance considerable en los 14 países con mayor carga de la enfermedad".
"Podemos
vencer a la malaria, si trabajamos juntos", afirma Mark Dybul, director
ejecutivo del Fondo Mundial del Sida, la Malaria y la Tuberculosis.
"Tenemos una oportunidad para controlarla y reducir rápidamente el número
de niños que mueren por esta causa cada año. Si no actuamos con decisión,
veremos el coste en las siguientes generaciones".
A
principios de este mes, el Fondo Mundial anunció su objetivo de aumentar a
15.000 millones la financiación para el periodo comprendido entre 2014 y 2016.
Se espera que el nuevo modelo de financiación lanzado por este organismo logre
un mayor impacto en sus programas y se focalice en intervenciones para
poblaciones y zonas específicas.
En
España
En
nuestro país, donde la enfermedad está erradicada desde hace más de medio
siglo, todavía se producen cada año más de 400 casos importados, según la
Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
El 10% de los españoles que viajan al extranjero vuelve con algún problema de
salud, y si su destino ha sido una zona tropical, las probabilidades de
regresar con algún trastorno aumentan hasta un 50%.
"En
el caso de la malaria importada, si bien los casos totales que se diagnostican
al año en nuestro país no se corresponden con cifras muy elevadas, si es muy
importante sospecharla", afirma José Antonio Pérez Molina, miembro de
SEIMC y médico adjunto de la Unidad de Medicina Tropical del Servicio de
Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Esta
enfermedad si no se diagnostica a tiempo puede causar la muerte de una persona
sana", asegura.
Los
síntomas de sospecha, según este experto, son fiebre en una persona que procede
de un área endémica de malaria, especialmente si no ha tomado medidas
preventivas. Actualmente la población de mayor riesgo la constituyen los
inmigrantes que regresan a sus países para unas vacaciones y luego vuelven al
nuestro.
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