jueves, 25 de abril de 2013

El rostro de la malaria



Dos ojos de un niño mirando fijamente a la cámara. Esa es la imagen que la Organización Mundial de la Salud ha elegido para su informe anual sobre la malaria en el mundo. Seguramente, este niño forma parte de esas 1,1 millones de muertes por malaria evitadas en la última década gracias a las intervenciones realizadas desde los gobiernos de países endémicos, donantes y socios mundiales. Sin embargo, todavía falta mucho dinero y más medidas para lograr los Objetivos del Milenio para 2015 y erradicar la malaria, una enfermedad que se cobra cada año unas 660.00 muertes.

La malaria, como muchas otras enfermedades, está vinculada a la pobreza. Las tasas estimadas de mortalidad por esta infección son más altas en países con el menor PIB, un 80% de las muertes estimadas por esta causa ocurren sólo en 14 países. Tan sólo la República Democrática del Congo, India y Nigeria aportan el 40% de los casos estimados, que en 2010 alcanzaron los 219 millones de casos en todo el mundo.

Desde que en el año 2000 se establecieran los Objetivos del Milenio para 2015, han sido muchos los gobiernos y entidades que se han involucrado en la aportación de fondos destinados a la lucha contra la malaria. En estos años se han conseguido grandes apoyos y se ha logrado pasar de menos de 100 millones de dólares en 2000 a 1.840 millones en 2012.

Sin embargo, como apunta la directora general de la OMS, Margaret Chan, este dinero todavía se queda corto en comparación con los recursos que se necesitan para alcanzar la meta de 2015 y que se cifra en 5.1000 millones de dólares. "Existe una necesidad urgente de identificar nuevas fuentes de financiación para incrementar y hacer sostenibles los esfuerzos para el control de la malaria, y para proteger las inversiones que se realizaron durante la última década", explica en un comunicado.

Las mosquiteras impregnadas con insecticida son un ejemplo de lo conseguido y lo que se podría perder si esas ayudas disminuyen. Se estima que el porcentaje de viviendas que poseen al menos uno de estos protectores en la región del África subsahariana ha aumentado de un 3% en el año 2000 al 53% en 2011, y se mantuvo en esa cifra en 2012. Sin embargo, la tasa alcanzada en los dos últimos años está por debajo de las cifras que se requieren para proteger a todas las personas en riesgo y no logrará reemplazar las mosquiteras que se distribuyeron tres años antes.

Por tanto, la cobertura con mosquiteras impregnadas con insecticida va a disminuir a menos que aumente de forma masiva la distribución en 2013. Hay que tener en cuenta que cada año se necesitan aproximadamente 150 millones de mosquiteras para proteger, tan sólo, a las poblaciones en riesgo de malaria en la región del África subsahariana.

Resistencias a fármacos e insecticidas

Por otro lado, la OMS llama la atención de otro problema que puede frenar los avances contra esta enfermedad y que son las resistencias que se han detectado a las artemisinas, un componente clave del tratamiento, en cuatro países de la región del sudeste asiático (Camboya, Birmania, Tailandia y Vietnam), mientras que la resistencia de los mosquitos a los insecticidas se ha encontrado en 64 países alrededor del mundo. Por este motivo, "se requieren esfuerzos urgentes e intensos para prevenir un posible desastre de salud pública en el futuro", afirma Chan.

A tres años de la fecha marcada para conseguir los Objetivos del Milenio, 50 países están en proceso de reducir las tasas de incidencia de casos de malaria en un 75%. Sin embargo, estos países sólo aportan el 3% del total de los casos estimados. "Los Objetivos del Milenio no se alcanzarán a menos que se haga un avance considerable en los 14 países con mayor carga de la enfermedad".

"Podemos vencer a la malaria, si trabajamos juntos", afirma Mark Dybul, director ejecutivo del Fondo Mundial del Sida, la Malaria y la Tuberculosis. "Tenemos una oportunidad para controlarla y reducir rápidamente el número de niños que mueren por esta causa cada año. Si no actuamos con decisión, veremos el coste en las siguientes generaciones".

A principios de este mes, el Fondo Mundial anunció su objetivo de aumentar a 15.000 millones la financiación para el periodo comprendido entre 2014 y 2016. Se espera que el nuevo modelo de financiación lanzado por este organismo logre un mayor impacto en sus programas y se focalice en intervenciones para poblaciones y zonas específicas.

En España

En nuestro país, donde la enfermedad está erradicada desde hace más de medio siglo, todavía se producen cada año más de 400 casos importados, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). El 10% de los españoles que viajan al extranjero vuelve con algún problema de salud, y si su destino ha sido una zona tropical, las probabilidades de regresar con algún trastorno aumentan hasta un 50%.

"En el caso de la malaria importada, si bien los casos totales que se diagnostican al año en nuestro país no se corresponden con cifras muy elevadas, si es muy importante sospecharla", afirma José Antonio Pérez Molina, miembro de SEIMC y médico adjunto de la Unidad de Medicina Tropical del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Esta enfermedad si no se diagnostica a tiempo puede causar la muerte de una persona sana", asegura.

Los síntomas de sospecha, según este experto, son fiebre en una persona que procede de un área endémica de malaria, especialmente si no ha tomado medidas preventivas. Actualmente la población de mayor riesgo la constituyen los inmigrantes que regresan a sus países para unas vacaciones y luego vuelven al nuestro.

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