La
estimulación de una parte del cerebro mediante láser, una novedosa y nada
convencional aproximación, puede, según un trabajo que se publica en Nature,
convertirse en una vía eficaz para tratar las adicciones.
De
acuerdo con el trabajo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la Clínica
Ernest Gallo y del Centro de Investigación en la Universidad de California San
Francisco (EE.UU.), esta terapia parece ser capaz de eliminar el comportamiento
adictivo en ratas cocainómanas, o, algo menos ético, convertir a los animales
no adictos en yonquis compulsivos. «Cuando activábamos una luz láser en la región
prelímbica de la corteza prefrontal desactivábamos la búsqueda compulsiva de
cocaína», explica Antonello Bonci, coordinador del trabajo.
El
nuevo estudio demuestra así el papel fundamental de la corteza prefrontal en la
adicción compulsiva a la cocaína. Pero también sugiere un nuevo tratamiento que
podría ser probado en humanos inmediatamente.
Coste
social y humano
El
consumo de cocaína es un grave problema de salud pública en muchos países y
supone una pesada carga para la sociedad en términos de productividad laboral
perdida, pérdida de ganancias, tratamiento, prevención, etc. Pero el coste
humano es mucho mayor: es una de las razones más importantes de consultas en
urgencias hospitalarias, además de la causa principal de ataques cardíacos y
accidentes cerebrovasculares en personas menores de 35 años.
En
la mayoría de los casos, el consumo de cocaína termina siendo compulsivo: el
usuario pierde totalmente la capacidad de control ante la droga, y en ocasiones
acaba con su vida.
Por
eso, señala Bonci, este trabajo resulta tan prometedor. Los investigadores han
trabajado con un modelo animal que reproduce este tipo de adicción compulsiva a
la cocaína , en el que los animales, al igual que los humanos, son más
propensos a tomar malas decisiones y consumir cocaína. Así, mediante estudios
electrofisiológicos comprobaron que las ratas tienen actividad extremadamente
baja en la corteza prefrontal -una región del cerebro fundamental para el
control de impulsos, la toma de decisiones y flexibilidad de comportamiento-.
Y, gracias a imágenes tomadas en cerebros humanos se sabe que las personas
compulsivamente adictas a la cocaína tiene el mismo patrón de actividad en
dicha región.
Sensibles
a la luz
Para
verificar si la alteración de la actividad en esta región del cerebro podría
afectar adicción, los investigadores emplearon una técnica llamada optogenética,
con la que enciende y se apaga la actividad cerebral mediante un láser. En
primer lugar, extrajeron un grupo de proteínas sensibles a la luz, las
rodopsinas, y, mediante ingeniería genética, las insertaron en las neuronas de
la corteza prefrontal de las ratas. Así, la activación de esta región con un láser
sintonizado a las rodopsinas encendía o apagaba las neuronas.
Y,
sorprendentemente, los expertos vieron que cuando se activaban las células
nerviosas se eliminaba la conducta compulsiva, en los adictos, y se convertía
en adictos a los sanos. «Lo que extremadamente interesante -subraya Boci- es
que tenemos una manera de inducir una activación similar de la corteza prelímbica
en las personas a través de una técnica llamada estimulación magnética
transcraneal (TMS), en la que se aplica un campo electromagnético externo al
cerebro, y que ya se ha utilizado como un tratamiento para los síntomas de la
depresión».
Bonci
y sus colaboradores planean comenzar los ensayos clínicos en los se va a
utilizar esta técnica durante algunas sesiones a la semana para estimular la
corteza prefrontal en personas que son adictas a la cocaína y ver así si se
puede restaurar la actividad de la parte del cerebro y ayudar a eliminar con su
conducta adictiva.
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