Un
nuevo estudio realizado por Keith Pugh, Shahrad Taheri, y George Balanos, todos
de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, encontró que reducir la
duración del sueño durante dos noches consecutivas conduce a una función
vascular menos saludable y alteración del control de la respiración. El equipo
discutirá el resumen de su estudio, titulado 'Los efectos de la restricción del
sueño sobre el control respiratorio y vascular', en la reunión de Biología
Experimental 2013, que se celebra entre el 20 y el 24 abril, en Boston (Estados
Unidos).
Como
los resultados se presentaron en una conferencia científica, deben ser
considerados como preliminares, al no haberse sometido al proceso de revisión
que se lleva a cabo antes de que sean publicados en una revista científica. Los
investigadores trabajaron con ocho voluntarios adultos sanos de entre 20 a 35
años y para las dos primeras noches de estudio, hicieron que los participantes
durmieran una noche de ocho horas y, a partir de ahí, en lugar de restringir el
sueño por completo, les hicieron dormir sólo cuatro horas en cada una de las
tres noches consecutivas.
Después
de las dos primeras noches de sueño restringido, los investigadores encontraron
una reducción significativa de la función vascular en comparación con la de
tras las noches de sueño normal. Sin embargo, después de la tercera noche de
restricción del sueño, la función vascular regresó a la línea base,
posiblemente una respuesta de adaptación a la pérdida aguda del sueño, explica
Pugh, líder del estudio.
En
otras pruebas, los investigadores expusieron a los sujetos a niveles
moderadamente altos de dióxido de carbono, que normalmente aumenta la
profundidad y la tasa de respiración y el control de la respiración se redujo
sustancialmente después de que los voluntarios perdieron horas de sueño. Los
investigadores luego hicieron a estos voluntarios dormir diez horas cada noche
durante cinco noches y, después de completar las mismas pruebas, los resultados
mostraron que la función vascular y el control de la respiración habían
mejorado.
Según
Pugh, los resultados podrían sugerir un mecanismo detrás de la relación entre
la falta de sueño y la enfermedad cardiovascular. "Si la pérdida aguda del
sueño se produce repetidamente durante un largo período de tiempo, entonces la
salud vascular podría estar aún más comprometida y, finalmente, mediar en el
desarrollo de la enfermedad cardiovascular", explica.
Del
mismo modo, la pérdida de control de la respiración que los investigadores
observaron podrían desempeñar un papel en el desarrollo de la apnea del sueño,
que también se ha relacionado con la enfermedad cardiovascular. Pugh añade que
algunas poblaciones que tienden a dormir periodos más cortos, como los
ancianos, podrían estar en un riesgo aún mayor de sufrir estos efectos adversos
para la salud.
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