viernes, 19 de abril de 2013

Cuando se trata de sobrevivir, el estrés sí es bueno



¿Quién dice que el estrés es malo? A tenor de algunas investigaciones que se han publicado recientemente, un poco de estrés, agudo no crónico, puede ser beneficioso para nuestra capacidad cognitiva y, hoy mismo, un trabajo que se publica en la revista Science asegura que las madres que son sometidas a situaciones de estrés durante su embarazo tienen hijos más y mejor preparados para enfrentarse con éxito a la vida que les espera. Al menos en ardillas rojas.

El trabajo, realizado por investigadores de la Michigan State University (EE.UU.) y la Universidad de Guelph (Canadá), confirma por vez primera como las madres se someten a situaciones de estrés durante la gestación con el único objetivo de producir más hormonas de estrés y así, aumentar las posibilidades de supervivencia de sus crías. «La selección natural favorece el crecimiento más rápido de la descendencia por lo que las futuras madres se someten a situaciones de estrés con el objetivo de incrementar las posibilidades de supervivencia de sus crías» explica Ben Dantzer.

Entornos hostiles

En un estudio de 22 años, Dantzer y su equipo observaron las tasas de crecimiento acelerado en sus descendientes. Un crecimiento rápido es una característica muy ventajosa en un entorno de alta densidad de animales, ya que puede ayudar a un que recién nacido sea más competente que otros de los muchos cachorros nacidos a su alrededor.

Para verificar su hipótesis, los investigadores simularon condiciones de alta densidad de población en un grupo de ardillas rojas, mientras que otro grupo control tenía condiciones normales. Los resultados mostraron que a mayor densidad de animales, el proceso de gestación de los cachorros era mucho más rápido. Las mujeres, explica Dantzer, respondieron a la situación estresante produciendo más hormonas de estrés durante el embarazo y, así, sus crías crecían más rápido. Los investigadores analizaron los niveles de hormonas de estrés en las madres para verificar que éstas eran la causa de la mayor tasa de crecimiento de las crías. Y así era.

«A pesar de la percepción generalizada de que estar estresado es malo, nuestro estudio demuestra que los altos niveles de hormonas de estrés en las futuras madres pueden ayudar a sus hijos», dijo Dantzer.

Los investigadores también descubrieron que las hembras que experimentaron un aumento de la densidad tenían concentraciones significativamente más altas de glucocorticoides durante el embarazo, y dicho aumento se asoció con un crecimiento más rápido en la descendencia. Así, las crías de ardilla nacidas de madres con concentraciones elevadas de glucocorticoides crecieron un 41% más rápido que las nacidas de madres con niveles de glucocorticoides normales.

Efectos negativos

Sin embargo, este proceso de crecimiento rápido tiene sus consecuencias negativas. Los animales, a pesar de tener más capacidad de sobrevivir a corto plazo en situaciones de estrés, no la tienen a largo plazo. De alguna manera, creen los investigadores, los nacidos durante estos años de alta densidad no viven tanto tiempo, lo que sugiere que el éxito inicial «quema» elementos que les habrían ayudado durante su vida.

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