martes, 23 de abril de 2013

La muerte súbita provoca diez veces más muertes que los accidentes de tráfico



Cada año cerca de 20.000 españoles fallecen por muerte súbita, diez veces más que el total de muertes por accidente de tráfico (2.060 víctimas en 2011, según datos de la DGT). «Se debe hacer hincapié en la seriedad de estas cifras, ya que se le da mucha relevancia al riesgo de muerte por accidente y muy poca a la muerte por causa cardiovascular. Es tan importante el conocimiento sobre cómo evitar accidentes de tráfico como el de prevenir y tratar correctamente las enfermedades del corazón», destaca Ángel Moya, de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

La muerte súbita es una muerte natural que ocurre de forma instantánea o durante la primera hora desde el comienzo de los síntomas, en un paciente con enfermedad previa conocida o sin ella, pero en el que el momento y la forma de la muerte son totalmente inesperados. Estos episodios son responsables del 50% de las muertes cardiovasculares y entre el 15% y el 20% del total de defunciones. Sus causas varían según la edad. Antes de los 35 años, suele deberse a anomalías congénitas y, a partir de los 35 años, el 90% de los casos se explica por padecimiento de cardiopatía isquémica.

Los casos de muerte súbita son especialmente llamativos en el mundo del deporte que, aunque sólo corresponden al 5% de los casos, alarman porque afectan a personas jóvenes, sanas y atléticas. Hoy en día se calcula que esta enfermedad sorprende a uno de cada 100.000 deportistas de menos de 35 años y a uno de cada 15.000 deportistas de más de 35 años cada año.

Origen genético

En este sentido, Felipe Rodríguez Entem, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, Santander, destaca que, «en ocasiones se han relacionado estos casos con la toma de sustancias dopantes y, pese a ser un tema muy preocupante, la realidad es que la muerte súbita como consecuencia del dopaje se da solo en casos aislados -y añade-, hoy sabemos que la gran mayoría de los casos de muerte súbita en deportistas se producen por enfermedades de origen genético. La gravedad del problema estriba en que en la mayoría de los casos una exploración mínima y un electrocardiograma, con eventualmente alguna otra exploración, podrían detectar a tiempo el problema, evitando que finalmente tuviera lugar la muerte súbita. Además, ahora, disponemos de tests genéticos que aplicados con rigor y por cardiólogos expertos en arritmiología, o medicina del deporte, ayudan en el diagnóstico definitivo».

Son múltiples los estudios que demuestran los beneficios de practicar deporte y que este es bueno para el corazón, sin embargo, antes de realizar un ejercicio que requiera de gran esfuerzo debemos tomar una serie de precauciones. En la sociedad actual es cada vez más frecuente la realización de actividad deportiva intensa en personas no entrenadas o que llevan mucho tiempo sin practicar ningún tipo de ejercicio físico. Estas prácticas son sumamente peligrosas, por lo que antes de empezar a practicar deporte en estas circunstancias se debería llevar a cabo una valoración del estado cardiovascular de cada individuo. «El inicio de la práctica deportiva debe ser progresivo y estar adecuado a nuestra edad, nuestras circunstancias físicas y nuestros factores de riesgo», prosigue Rodríguez Entem.

Riesgo mortal

Es por este motivo que la SEC quiere recordar que es importante tener conciencia de la intensidad y el volumen que se realiza cuando se practica un deporte, puesto que estos pueden tener efectos beneficiosos para el corazón, o, contrariamente, suponer un riesgo letal. De esta manera, con la organización de la carrera lo que se pretende es concienciar a la población sobre la importancia de realizar ejercicio como uno de los hábitos más efectivos para la prevención de todo tipo de enfermedad cardiovascular, pero siempre con moderación, prudencia y sentido común. «La supervisión médica es fundamental para poder gozar de forma segura de los grandes beneficios para nuestra salud y de los magníficos momentos que puede proporcionarnos el ejercicio físico», apunta Rodríguez Entem.

«Otro de los graves problemas que impide, en muchos casos, la supervivencia tras una parada cardiorrespiratoria (PCR) es que menos del 10% de la población conoce las técnicas necesarias para actuar debidamente al presenciar una parada cardiaca. Si tenemos en cuenta que una intervención rápida y eficaz durante los primeros minutos representa la única posibilidad de supervivencia, esto significa que son muy pocos los que logran salvarse tras padecer un evento de esta índole», se lamenta Ángel Moya. «Debemos tomar conciencia de que es necesaria una rápida intervención, especialmente durante el primer minuto, ya que cada minuto que pasa se reducen entre un 7% y un 10% las probabilidades de recuperación», señala.

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