Cada
año cerca de 20.000 españoles fallecen por muerte súbita, diez veces más que el
total de muertes por accidente de tráfico (2.060 víctimas en 2011, según datos
de la DGT). «Se debe hacer hincapié en la seriedad de estas cifras, ya que se
le da mucha relevancia al riesgo de muerte por accidente y muy poca a la muerte
por causa cardiovascular. Es tan importante el conocimiento sobre cómo evitar
accidentes de tráfico como el de prevenir y tratar correctamente las
enfermedades del corazón», destaca Ángel Moya, de la Sociedad Española de
Cardiología (SEC).
La
muerte súbita es una muerte natural que ocurre de forma instantánea o durante
la primera hora desde el comienzo de los síntomas, en un paciente con
enfermedad previa conocida o sin ella, pero en el que el momento y la forma de
la muerte son totalmente inesperados. Estos episodios son responsables del 50%
de las muertes cardiovasculares y entre el 15% y el 20% del total de
defunciones. Sus causas varían según la edad. Antes de los 35 años, suele
deberse a anomalías congénitas y, a partir de los 35 años, el 90% de los casos
se explica por padecimiento de cardiopatía isquémica.
Los
casos de muerte súbita son especialmente llamativos en el mundo del deporte
que, aunque sólo corresponden al 5% de los casos, alarman porque afectan a
personas jóvenes, sanas y atléticas. Hoy en día se calcula que esta enfermedad
sorprende a uno de cada 100.000 deportistas de menos de 35 años y a uno de cada
15.000 deportistas de más de 35 años cada año.
Origen
genético
En
este sentido, Felipe Rodríguez Entem, del Hospital Universitario Marqués de
Valdecilla, Santander, destaca que, «en ocasiones se han relacionado estos
casos con la toma de sustancias dopantes y, pese a ser un tema muy preocupante,
la realidad es que la muerte súbita como consecuencia del dopaje se da solo en
casos aislados -y añade-, hoy sabemos que la gran mayoría de los casos de
muerte súbita en deportistas se producen por enfermedades de origen genético.
La gravedad del problema estriba en que en la mayoría de los casos una
exploración mínima y un electrocardiograma, con eventualmente alguna otra
exploración, podrían detectar a tiempo el problema, evitando que finalmente
tuviera lugar la muerte súbita. Además, ahora, disponemos de tests genéticos
que aplicados con rigor y por cardiólogos expertos en arritmiología, o medicina
del deporte, ayudan en el diagnóstico definitivo».
Son
múltiples los estudios que demuestran los beneficios de practicar deporte y que
este es bueno para el corazón, sin embargo, antes de realizar un ejercicio que
requiera de gran esfuerzo debemos tomar una serie de precauciones. En la
sociedad actual es cada vez más frecuente la realización de actividad deportiva
intensa en personas no entrenadas o que llevan mucho tiempo sin practicar ningún
tipo de ejercicio físico. Estas prácticas son sumamente peligrosas, por lo que
antes de empezar a practicar deporte en estas circunstancias se debería llevar
a cabo una valoración del estado cardiovascular de cada individuo. «El inicio
de la práctica deportiva debe ser progresivo y estar adecuado a nuestra edad,
nuestras circunstancias físicas y nuestros factores de riesgo», prosigue Rodríguez
Entem.
Riesgo
mortal
Es
por este motivo que la SEC quiere recordar que es importante tener conciencia
de la intensidad y el volumen que se realiza cuando se practica un deporte,
puesto que estos pueden tener efectos beneficiosos para el corazón, o,
contrariamente, suponer un riesgo letal. De esta manera, con la organización de
la carrera lo que se pretende es concienciar a la población sobre la
importancia de realizar ejercicio como uno de los hábitos más efectivos para la
prevención de todo tipo de enfermedad cardiovascular, pero siempre con moderación,
prudencia y sentido común. «La supervisión médica es fundamental para poder
gozar de forma segura de los grandes beneficios para nuestra salud y de los
magníficos momentos que puede proporcionarnos el ejercicio físico», apunta Rodríguez
Entem.
«Otro
de los graves problemas que impide, en muchos casos, la supervivencia tras una
parada cardiorrespiratoria (PCR) es que menos del 10% de la población conoce
las técnicas necesarias para actuar debidamente al presenciar una parada
cardiaca. Si tenemos en cuenta que una intervención rápida y eficaz durante los
primeros minutos representa la única posibilidad de supervivencia, esto
significa que son muy pocos los que logran salvarse tras padecer un evento de
esta índole», se lamenta Ángel Moya. «Debemos tomar conciencia de que es
necesaria una rápida intervención, especialmente durante el primer minuto, ya
que cada minuto que pasa se reducen entre un 7% y un 10% las probabilidades de
recuperación», señala.
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