El
director del Programa de Investigación en Tabaquismo de la Sociedad Española de
Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Carlos Jiménez, asegura que subir los
impuestos al tabaco es una medida "muy disuasoria" para que los
colectivos con menos ingresos como los jóvenes no comiencen a fumar.
Este
experto ha celebrado el convenio marco presentado por la Organización Mundial
de la Salud (OMS) para que los países incrementen sus impuestos para reducir su
consumo ya que "su elevado precio restringe su acceso especialmente a este
colectivo que, por lo general, dispone de ingresos limitados".
En
España, y según fuentes cercanas al sector, el Estado recaudó 9.119 millones de
euros a través del IVA y los impuestos especiales del tabaco en 2013, lo que
representa una caída del 2,8 por ciento respecto a lo recaudado en 2012.
No
obstante, los impuestos recaudados por el tabaco son inferiores a los
sobrecostes sanitarios y sociales que este supone, cifrados en 16.475 millones
de euros en el año 2008, lo que incluye además los costes de pérdida de
productividad o absentismo laboral por enfermedad coronaria, EPOC, asma o
cáncer de pulmón.
Desde
la entrada en vigor de la Ley Antitabaco de 2006 la presión fiscal sobre el
tabaco ha ido en aumento, al tiempo que desciende su consumo, ya que ahora solo
el 24 por ciento de la población de 15 años fuma a diario cuando en 1993 lo
hacía un 32,1 por ciento.
A
pesar de la caída del consumo, según un reciente estudio, en el año 2006 se
produjeron en España 53.155 muertes al año atribuibles al tabaquismo, de ahí
que Jiménez considere necesario "seguir adoptando medidas preventivas y de
promoción de la salud al respecto del tabaco".
"Hemos
avanzado mucho en la última década y prueba de ello es la destacable caída su
consumo, pero todavía queda mucho por hacer. Como indica la OMS, los jóvenes
son un colectivo especialmente vulnerable en el que debemos poner el foco de
atención", recuerda.
ESTRATEGIAS
ASISTENCIALES PARA DEJAR DE FUMAR
Además
de las estrategias fiscales, reguladoras y de sensibilización y educativas
hacia la población, este experto ha destacado la importancia de trabajar en
estrategias asistenciales para promover la deshabituación tabáquica en los
colectivos de fumadores.
En
este sentido, las terapias sustitutivas bajo supervisión de un profesional
pueden "multiplicar las posibilidades de éxito para dejar de fumar".
Según una encuesta realizada por SEPAR en 2011 con una muestra de 3.298
personas, el 14 por ciento de los encuestados fumadores que ha intentado dejar
de fumar ha resistido menos de 24 horas y tan sólo el 72 por ciento ha
aguantado sin fumar un mes.
Por
contra, ha añadido que los cigarrillos electrónicos no deben usarse para
intentar dejar de fumar ya que "no está demostrada su eficacia al
respecto, y pueden producir riesgos para la salud".
"Muchos
de estos cigarrillos contienen sustancias tóxicas. Esto podría suponer un
riesgo para la salud de sus consumidores, por lo que debemos seguir trabajando
para restringir su acceso mientras no existan más datos sobre estos
dispositivos. Las personas que deseen intentar dejar de fumar, pueden recurrir
a los profesionales sanitarios, que sin duda, son quienes les prescribirán el
tratamiento más adecuado para hacerlo", ha puntualizado Jiménez Ruiz.
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