A
través de un juego 'online' los médicos pueden mejorar sus conocimientos sobre
el manejo de la hipertensión, hasta el punto de conseguir que los pacientes
logren controlar sus niveles de tensión arterial en menos días. Así lo plasman
varios expertos en Circulation, la revista de la Asociación Americana del
Corazón.
El
videojuego se basa en el concepto de 'educación espacial', una técnica
inventada por Price Kerfoot, uno de los autores de este estudio, realizado en
la Escuela de Medicina de Harvard. Los médicos partícipes (95) recibían un
e-mail cada tres días. Este correo electrónico les presentaba un escenario y
una pregunta relacionada con el manejo de una persona con hipertensión.
"Al
pinchar en un enlace se les abría una página web en la que podían introducir su
respuesta que nosotros recibíamos al servidor central", relata el trabajo.
De forma inmediata, la web le hacía saber si su respuesta era correcta o
incorrecta, adjuntando una explicación al respecto. Dependiendo de si el galeno
había fallado o no, el sistema le repetía la pregunta 12 o 24 días después. Si
no se respondía en el transcurso de este tiempo, se consideraba como respuesta
incorrecta y se sumaba de nuevo a la lista de cuestiones preparada para ir
enviando (un total de 32). Si la contestación era correcta las dos veces
seguidas, se eliminaba automáticamente. El objetivo era que la lista quedara
vacía.
Mejor
retención de conocimientos
"Los
intervalos de tiempo establecidos [de ahí la definición de 'educación
espacial'] están basados en investigaciones de psicología para optimizar la
retención del aprendizaje a largo plazo", señala Kerfoot. A pesar de
haberse demostrado que los juegos de aprendizaje 'online' tienen un importante
impacto en la adquisición y retención de conocimientos, "poco se ha
investigado sobre su eficacia para los profesionales de la salud", de cara
a los pacientes.
Para
comprobar el efecto, este equipo de investigadores de Harvard seleccionó de forma
aleatoria a varios médicos (95) de ocho centros médicos de Nueva Inglaterra
(Boston, EEUU). Unos (48) tenían que utilizar el juego 'online' (a través de
Qstream) y otros, del grupo control (47), simplemente recibían un listado de
recomendaciones vía e-mail para el manejo de los pacientes con hipertensión.
Al
final del experimento, los autores vieron que el conocimiento de los galenos
sobre el manejo de la hipertensión había mejorado notablemente y también había
"generado un modesto aunque significativo avance en el tiempo en el que
los hipertensos tardan en controlar sus niveles de tensión arterial".
Después de evaluar la evolución de 14.336 pacientes durante las 52 semanas que
transcurrió el estudio, "observamos que los pacientes de los médicos que habían
participado en el juego 'online' alcanzaban una medida normal en una media de
142 días, mientras que en el grupo control tardaban 148 días". En
comparación este grupo, cada médico partícipe de la 'educación espacial' tenía
2,3 pacientes más que alcanzaron su presión arterial normal.
Médicos
más receptivos
Al
parecer, este tipo de interacción (basado en e-mails espaciados y preguntas)
ayuda a los médicos a estar más motivados, involucrados y receptivos a la hora
de adquirir y retener conocimientos y trasladárselos a sus pacientes.
Una
de las quejas habituales de los médicos en general es que aunque ellos
trasladan a sus pacientes las directrices a seguir para controlar la
hipertensión, "muchas veces, ese conocimiento no se consigue llevar a la
práctica del afectado", apunta Kerfoot. Por eso, los autores creen que
esta nueva opción 'online' podría ayudar a cambiar las cosas en la consulta
médicas. "Ha demostrado ser un poderoso incentivo", recalcan.
Se
trata de "una herramienta de bajo coste y fácil de usar que puede ayudar a
los médicos a influir en el cambio de hábitos de sus pacientes", expone
otro de los autores de la investigación, Alexander Turchin, del departamento de
Endocrinología del Hospital Brigham and Women de Boston.
Se
calcula que el 20% de la población adulta mundial tiene hipertensión, una
condición que está muy relacionada con las enfermedades cardiovasculares. Según
los expertos, es el primer factor de riesgo para la mortalidad y el tercero
para discapacidad, por lo que podría merecer la pena plantearse este tipo de
programas de educación médica, capaces de cambiar hábitos en los pacientes.
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