Debido
a que la boca es su puerta de entrada en el organismo, el tabaco es el peor
enemigo de los dientes y particularmente de las encías, siendo sus efectos
nocivos a este nivel muy llamativos. Y es que esta adicción contribuye
directamente al desarrollo de enfermedades periodontales (de la encía) tales
como la gingivitis o la periodontitis, ocasionando a los fumadores problemas
muy desagradables y visibles. Miguel Carasol, Presidente del Comité Científico
de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), y Francisco Rodríguez Lozano,
Presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT),
explican los efectos más nocivos del tabaco en nuestro boca, y nuestro salud en
general.
Más
halitosis
El
tabaco provoca un olor propio sumado al producido por otras sustancias que se añaden
a los cigarrillos, como el alquitrán y múltiples aditivos. Todo esto genera un
olor característico en el aliento y/o agrava la halitosis originada por otras
causas. Otros efectos del consumo de tabaco que potencian la aparición del mal
aliento están relacionados con la sequedad e irritación de las mucosas de la
boca y de las vías respiratorias y digestivas altas, lo que contribuye a la
falta de oxigenación e higiene de la boca.
Dientes
amarillos
El
cambio en el color de la dentición, generalmente a un tono amarillento, es el
signo más evidente y antiestético ocasionado por la acción del tabaco sobre los
dientes, lo que es un reflejo del mal estado bucal que puede ocasionar esta
adicción.
Reducción
de los sentidos del gusto y olfato
Es
un efecto conocido y altamente desagradable. Debido a la acción del tabaco, el
fumador desarrolla una limitación creciente en sus capacidades olfativas y de
percepción de los sabores, especialmente para los salados, por lo que incluso
puede aumentar la tensión arterial al abusar de forma inconsciente de la sal.
Sin
embargo, las encías enfermas no sangran lo que debieran
Debido
a que el tabaco disminuye el riego sanguíneo de las encías, éstas presentan un
color más pálido y parecen menos inflamadas de lo que realmente están, por lo
que la enfermedad periodontal suele estar enmascarada en los fumadores, al ser
menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a
muchas personas a consultar a su dentista o periodoncista: el sangrado de las
encías. El fumador debe ser consciente de esta particularidad, visitando a su
dentista de forma reglada, aunque piense que sus encías están bien.
La
encía se defiende peor
El
humo de los cigarrillos esta compuesto por unos 4.000 constituyentes que son
farmacológicamente tóxicos, mutagénicos y, de los cuales, unos 400 son carcinogénicos.
Los fumadores tienen una disminución clara de las defensas de la encía frente
al ataque bacteriano, lo que aumentar de forma significativa la susceptibilidad
a la infección periodontal.
Más
periodontitis
Los
fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir una periodontitis y de
que ésta progrese más rápidamente, sino que en estas personas se suele retrasar
mucho más el diagnóstico y, por lo tanto, la puesta en marcha del tratamiento más
oportuno para esta enfermedad.
Peor
respuesta al tratamiento periodontal básico
Después
del tratamiento inicial, que incluye la mejora de las medidas de higiene oral
por parte del paciente y el raspado y alisado radicular, los resultados de los
estudios de investigación indican que la respuesta es peor en los fumadores,
comparado con los no fumadores. El 90% de las periodontitis que no responden
convenientemente al tratamiento convencional de la enfermedad periodontal se
dan en fumadores.
La
cirugía periodontal es menos eficaz
En
los casos avanzados de periodontitis, cuando es necesario realizar cirugía
periodontal, los resultados son menos favorables en los fumadores respecto a
los pacientes que no fuman. Igualmente, cuando se intenta cubrir la raíz
expuesta de un diente mediante cirugía injertos de encía, los resultados son
mucho menos predecibles en pacientes fumadores.
Mayor
tasa de reaparición de la periodontitis
El
tabaco es un factor esencial en la recurrencia de la enfermedad periodontal y
también representa un mayor riesgo para la pérdida de dientes durante la fase
de mantenimiento periodontal, esencial para mantener una dentadura saludable
toda la vida.
Más
fracasos de los implantes dentales
Los
fumadores tienen al menos dos veces más tasa de fracasos en el tratamiento con
implantes dentales que los no fumadores. Por tanto, fumar está considerado como
un factor predisponente al fracaso en implantes, siendo un factor de riesgo
esencial en la etiología de la periimpantitis (infección del implante).
Mayor
retraso en la curación de las heridas
La
disminución de las defensas y del riego sanguíneo en las encías de los
fumadores no solo facilita el riesgo de infecciones, sino que también reduce
significativamente la capacidad de reparación de estos tejidos retrasando de
forma notable la cicatrización de las heridas, tanto traumáticas como quirúrgicas.
Mayor
riesgo de cáncer oral
El
tabaco es muy irritante y contiene un alto número de sustancias cancerígenas,
entre las que destacan la nicotina y el alquitrán. Si además de fumar se añade
el consumo de alcohol, lo que es bastante frecuente, el riesgo de sufrir cáncer
oral se eleva considerablemente, siendo ésta la patología más dramática de la
boca, tanto por su elevada mortalidad como por las secuelas graves y estéticas
que genera.
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