Casi
como si hubiese querido ponerse de acuerdo en el tiempo con la actualidad
científica, el grupo socialista en el Congreso de los Diputados presenta este
martes una proposición no de ley para que se valore la posibilidad de limitar
el acceso de los adolescentes a las bebidas energéticas. Justo el mismo día en
que un estudio americano alerta de los comportamientos negativos asociados a
estas bebidas entre los más jóvenes.
Según
datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, el 68% de los jóvenes de
10 a 18 años son consumidores de estas bebidas, con un alto contenido en
cafeína, azúcares y calorías. También en EEUU, su consumo entre los más jóvenes
se ha triplicado en los últimos años y su combinación con alcohol está detrás
de una buena cantidad de las visitas a Urgencias, según se constató en 2011.
Por
este motivo, el PSOE pide en su proposición que se haga un consumo responsable
de estos refrescos vigorizantes así como que se endurezca el control de su
etiquetado, publicidad y venta a menores, informa Europa Press. De hecho, en
EEUU, la Academia Americana de Pediatría ya desaconseja su uso en menores por
la sobreestimulación que puede provocar del sistema nervioso. Incluso después
de un ejercicio intenso, los pediatras advierten de que estos preparados no
ofrecen beneficios y siguen manteniendo que los niños y adolescentes deberían
abstenerse de tomar estimulantes.
En
este sentido, las diputadas socialistas Puerto Gallego, Gracia Fernández y
Pilar Grande alertan de que su uso puede ir asociado a un aumento de los
jóvenes que visitan Urgencias con síntomas de ansiedad y taquicardias. Por eso,
solicitan al Gobierno que el etiquetado de estas bebidas no sólo indique
claramente la presencia de cafeína (algo que ya es obligatorio) sino también de
otros ingredientes (como quinina o taurina) que también pueden tener efectos
perjudiciales para la salud de los adolescentes.
En
la investigación estadounidense, publicada en la revista Journal of Nutrition,
Education and Behavior, se recogieron datos de 2.793 adolescentes en 20
escuelas públicas de secundaria en Minnesota (EEUU).
Según
las conclusiones extraídas por el equipo de Nicole Larson, la ingesta semanal
de bebidas para deportistas y energéticas en adolescentes se asociaba
positivamente con el consumo de otras bebidas azucaradas (zumos y refrescos),
mayor índice de tabaquismo y más horas de televisión y videojuegos. Concretamente,
aquellos jóvenes que tomaban estas bebidas semanalmente pasaban una media de
cuatro horas adicionales jugando a videojuegos.
Una
de estas bebidas energéticas -cuyo consumo a menudo se publicita como un
promotor del rendimiento físico y mental- tiene aproximadamente el mismo
contenido en cafeína que un refresco de cola y la mitad que una taza de café
solo. Sus ventas, según datos de EEUU, se incrementaron un 240% de 2004 a 2009.
Aunque el abuso de cafeína puede tener efectos dispares en función de la salud
de cada individuo, puede llegar a causar dependencia y síndrome de abstinencia,
además de arritmias, hipertensión o insomnio.
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