Tabaco,
sobrepeso, hipertensión y sedentarismo son los cuatro principales enemigos del
corazón. Sin embargo, cómo y en qué medida afecta cada uno de estos factores en
cada etapa de la vida de la mujer no estaba muy claro hasta ahora. Un amplio
estudio australiano acaba de mostrar que, a partir de los 30, la inactividad
física es el factor de mayor riesgo, mientras que en las chicas más jóvenes el
mayor peligro procede del consumo de tabaco.
Estos
cuatro factores de riesgo están detrás de la mitad de los problemas coronarios,
enfermedades que siguen siendo la principal causa de mortalidad en los países
desarrollados. Por eso, explican investigadores de la Universidad australiana
de Queensland, es tan importante conocer el peso concreto de cada uno de ellos.
Los
investigadores, que han publicad sus resultados en British Journal of Sports,
han trabajado con una muestra de más de 32.000 mujeres, nacidas en diferentes
épocas (1921-26, 46-51, 73-78 y de 1996 en adelante), y todas ellas incluidas
en un amplio trabajo sobre la salud femenina.
Los
autores elaboraron un modelo matemático para calcular el llamado riesgo
atribuible a la población que, como ellos mismos definen, "es un parámetro
epidemiológico para calcular la proporción de enfermedad que podría evitarse si
se elimina su exposición a un determinado factor de riesgo".
Curiosamente,
mientras la proporción de mujeres fumadoras decreció a medida que las mujeres
cumplían años (pasando del 28% en las veinteañeras al 5% en las
septuagenarias), la tasa de mujeres sedentarias fue aumentando con la edad (del
48% al 56% entre los 22 y los 34 años). En el caso del sobrepeso y la obesidad,
se observó un aumento entre los 22 y los 64 años, para empezar a descender a
partir de ahí.
Teniendo
en cuenta estos porcentajes, los investigadores -dirigidos por Adrian Bauman-
concluyeron que el tabaquismo era el principal factore de riesgo en las chicas
de 22 a 27 años, mientras que a partir de los 30 el elemento más dañino para su
corazón era el sedentarismo.
"El
riesgo derivado del sedentarismo fue descendiendo progresivamente en las
mujeres de edad media, a medida que van llegando a la edad de jubilación. Como
hemos comprobado en estudios anteriores, las mujeres de esa edad aumentan
ligeramente sus niveles de actividad física a medida que los hijos se van de
casa y ellas van teniendo más tiempo libre", explican en su artículo. Y
precisamente esa actividad física a partir de ciertas edades se asocia con una
pérdida de peso que también conlleva beneficios adicionales.
Según
sus cálculos, si las mujeres de 30 a 90 años cumpliesen con los niveles de
ejercicio físico recomendados (150 minutos diarios a un ritmo moderado-intenso)
podrían evitarse sólo en Australia 2.000 muertes anuales.
Por
eso insisten en que, además de mantener los actuales mensajes de salud pública
para que se abandone el tabaco, las autoridades deberían reforzar los mensajes
sobre la importancia del ejercicio físico a cualquier edad.
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