La
obesidad será una epidemia en 2030 en Europa si no se toman las medidas
necesarias. Así lo ha señalado la investigadora Laura Webber que ha presentado
durante el congreso EuroPrevent los datos de un informe en el que se constata
que las tasa de obesidad y sobrepeso en hombres y mujeres aumentará en casi
todos los países de Europa en 2030. Sin embargo, la investigadora del Foro de
Salud del Reino Unido, en Londres, detalló que la epidemia no será uniforme en
toda Europa, ya que hay países que los que se prevé un incremento en la tasa de
obesidad en varones del 15% -Holanda y Bélgica- y en otros de un 47% en
Irlanda. En mujeres, la prevalencia más alta de obesidad se proyectó también en
Irlanda (47%) y la más baja en Rumania (10%).
Los
datos, dice Susana Monereo, «no resultan sorprendentes». Para este experta en
endocrinología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, reflejan lo que «hemos
visto, vemos y veremos en nuestro país. Ya llevamos mucho años denunciando que
cada vez hay más obesos en las consultas de atención primaria y, más
preocupante aún, en las de pediatría». Los últimos datos del estudio ENRICA,
apunta Monereo, de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO),
muestran que el 39% de la población española tiene sobrepeso y el 23% obesidad.
«La frecuencia de obesidad es mayor en hombres que en mujeres (excepto en las
de 65 años y más) y aumenta con la edad», añade. Y en cuanto a la obesidad
infantil , el estudio ALADINO muestra que en España, un 26,2% de niños (25,7%
de las niñas y 26,7% de los niños) tiene sobrepeso, y 18,3% (15,5% de las niñas
y 20,9% de los niños) son obesos.
En
realidad la obesidad se ha «globalizado». En cualquier parte la personas están «expandiéndose».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de la obesidad
en todo el mundo casi se ha duplicado entre 1980 y 2008, y a pesar de que
EE.UU. sigue liderando los países con mayor tasa de obesidad, con un 34,9%, las
naciones europeas no se están quedando muy atrás, como refleja este trabajo, y
tienen tasas cercanas al 23 % para las mujeres y al 20% para los hombres. Pero
mientras en EE.UU. se habla de la estabilización de la obesidad, los resultados
de este nuevo informe no dicen lo mismo para Europa. «Nuestro estudio presenta
un cuadro preocupante de aumento de la obesidad en Europa e indica que hacen
falta con urgencia políticas que sean capaces de revertir esta tendencia»,
subrayó Webber.
El
tipo de estudio de modelado estadístico incorpora todos los datos disponibles
sobre la tendencia del índice de masa corporal (IMC) y de obesidad/sobrepeso en
los 53 países de la región europea de la OMS. Dicho modelado, dijeron los
autores, «permite establecer una epidemiología dinámica de la obesidad». Se
consideró peso saludable como un IMC≤24,99, sobrepeso IMC≥25 y obesidad IMC≥30.
En este sentido, Monereo señala que «se trata una estimación, pero que parece
que ha sido superada por la realidad; no hay más que salir a la calle».
Más
en varones que mujeres
El
informe asimismo constata que, entre 2010 y 2030, se prevé un incremento en el
porcentaje de sobrepeso y obesidad en varones en casi todos los países
analizados: en algunos casos de casi un 90%, como Irlanda, de un 80% para España,
República Checa y Polonia, o de un 44%, el nivel más bajo, en Bélgica 44%.
Tendencias similares en el sobrepeso y obesidad se proyectaron en las mujeres,
siendo Irlanda de nuevo la que tiene el dudoso privilegio de ostentar la
primera posición con un 84%.
Para
explicar las variaciones en los niveles de obesidad proyectadas entre los
distintos países analizados, los investigadores señalan el posible efecto de «posicionamiento
económico» y del «tipo de mercado». Así, explicó Webber, «el Reino Unido e
Irlanda, donde la prevalencia de la obesidad es una de los más elevadas, poseen
economías de mercado liberales reguladas de un forma similar a EE.UU., donde
las grandes empresas multinacionales de la alimentación tratan de maximizar sus
ganancias promoviendo el consumo excesivo de alimentos; sin embargo, países con
Holanda, Alemania , Bélgica, Suecia, Dinamarca, Finlandia o Austria tienen
economías de mercado más reguladas». Aunque, puntualizó la investigadora, «no
hay que olvidar que la obesidad es una enfermedad multifactorial».
«Estamos
hablando de una patología en la que intervienen muchos elementos, pero en la
que hay dos pilares fundamentales: la alimentación y el ejercicio físico», señala
la experta española. Y en España, «estamos mal en los dos». Por ejemplo, el
ejercicio físico se ha reducido a la mitad en los últimos años -algunos datos
muestran que el 40% de los varones no hace ejercicio-. Y llama la atención el
caso de la alimentación. «Nunca ha habido tanta información sobre lo comemos
como la que hay ahora: hay un exceso de información que puede que esté
generando confusión».
Pero,
para Monereo, hay otros dos aspectos fundamentales que influyen sobre cómo
comemos: «la obsesión enfermiza de no ser gordo, que conduce muchas veces a
trastornos de la conducta alimentaria y muchos acaban por ser obesos; pero
también el 'culto' excesivo que en los últimos años se está dando a la comida y
cocina 'gourmet'. Ahora todo el mundo quiere cocinar, y desde luego no se
cocina para tirar a la basura», indica. En su opinión, «es difícil llevar a
cabo campañas eficaces cuando hay muchas presiones de la industria alimentaria».
Este ejemplo lo ilustra: «desde algunas sociedades científicas, como la SEEDO,
hemos tratado de reducir el IVA de algunos alimentos 'saludables', como el pan
integral -que es más caro que el normal-, pero no ha salido adelante por las
presiones». Y un ejemplo más: «la famosa estrategia NAOS -diseñada para
prevenir la obesidad- está parada desde hace años. Se ha quedado -dice- en una
declaración de intenciones».
Otro
dato que arroja el estudio es que para 2030, las tasas de enfermedad coronaria
y accidente cerebrovascular en Europa alcanzarán un promedio de 1.604 casos por
cada 100.000 habitantes en todos los países de la zona. En concreto, detalla
Webber, países como Austria, Letonia y Turquía tendrán la incidencia más
elevada de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular, con más de 2.500
casos por cada 100.000 habitantes en 2030. «Y no habla de la diabetes -dice
Monereo- una epidemia ligada a la obesidad y que lleva un retraso con respecto
a ésta de 10 años».
Enfoque
multidisciplinar
En
cuanto a las implicaciones para la salud pública del estudio, Webber afirmó que
teniendo en cuenta la complejidad de la obesidad, «las Naciones Unidas ya ha
hecho un llamamiento para un desarrollar un enfoque integral en los programas
de prevención de la obesidad y las enfermedades relacionadas. Las políticas que
reducen la obesidad son necesarias para evitar la mortalidad prematura, pero
además para prevenir la presión económica sobre los sistemas de salud ya
sobrecargados». En este sentido, Webber comentó que la OMS ha puesto en marcha «estrategias
que tienen como objetivo orientar a los países en la reducción de la obesidad a
través de la promoción de la actividad física y una alimentación sana».
Y
un último dato todavía más preocupante. Según Webber, los datos puede «subestimar»
el escenario. En algunos países, dijo, hay pocos datos disponibles sobre la
obesidad y el sobrepeso, y tampoco se ha tenido en cuenta el incremento
significativo de los problemas de peso y la obesidad infantil en Europa, con
uno de cada tres jóvenes de 11 años con sobrepeso u obesidad, según la OMS.
Educar
para prevenir
¿Por
qué comemos tanto si sabemos que no debemos hacerlo? El escenario que plantea
este estudio es poco esperanzador y precisa una respuesta debe ser múltiple:
políticos, ciudadanos, médicos, industria alimentaria, etc. Y, señala Susana
Monereo, de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la
mejor forma de prevenir la obesidad es mediante la educación. Según los datos
del ENRICA, «la obesidad está directamente relacionada con el nivel de estudios».
Según este estudio, el 29,8% de varones y el 28% de mujeres con estudios
primarios son obesos, cifra que se reduce al 21% en varones y al 11,4% en
mujeres. «Esa puede ser nuestra esperanza: la educación». Porque como recuerda
la experta, «cuando la obesidad aparece ya es tarde. Tenemos que prevenir el
paso del sobrepeso a la obesidad». Y concluye: «tenemos que luchar contra la
alimentación de la misma forma que lo hicieron nuestros abuelos con el hambre».
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