Puntos
e hilillos negros, moscas volantes, relámpagos de luz, todos estas percepciones
en el campo visual son comunes y en muchos casos permanentes para quienes las
padecen pero ¿debemos preocuparnos por ellas?
Según
explica a Infosalus José Manuel Benítez del Castillo, Secretario General de la
Sociedad Española de Oftalmología y Catedrático de Oftalmología de la
Universidad Complutense de Madrid, las miodesopsias, el nombre médico para
estos defectos oculares, se asocian al proceso normal del envejecimiento y
comienzan a aparecer, por regla general, a partir de los 40 años de edad.
Las
también denominadas 'moscas volantes' se producen cuando el vítreo, un gel que
rellena el ojo y que está en contacto con la retina, comienza a deteriorarse y
a contraerse con la edad. Al descomponerse de forma progresiva en su separación
de la retina puede dar lugar a fotopsias, la visión repentina de luces o
destellos en la oscuridad, para después producir opacidades en el campo de
visión.
Las
fotopsias, que no siempre son percibidas de forma consciente, advierten del
desprendimiento del vítreo y junto a la visión de las moscas volantes deben ser
objeto de revisión por parte del especialista. En algunas ocasiones el
desprendimiento del vítreo puede ocasionar lesiones en la periferia de la
retina y dar lugar a un posterior desprendimiento de ésta.
Los
casos en los menores de 40 años son reducidos y aunque se presentan en un 10%
de esta población es a partir de los 70 cuando el fenómeno alcanza hasta a un
80% de los mayores. Si se presentan en niños o personas jóvenes deben ser
examinadas ya que suelen ser síntoma de una inflamación intraocular denominada
uveitis intermedia.
Las
miodesopsias no tienen importantes repercusiones ya que la persona que ve estas
moscas volantes pasa por un proceso de neuroadaptación, en el que el cerebro se
adapta y deja de ver estas diminutas manchas en la visión. Si se mira a un
fondo en blanco, como una hoja de papel o una pared, aún es posible
distinguirlas pero si no, el proceso de habituación las termina por obviar y se
dejan de percibir, señala Benítez del Castillo.
No
existe un tratamiento para la población general y sólo en casos muy aislados en
los que existen graves molestias se puede realizar una intervención quirúrgica,
aunque el especialista señala que rara vez se llevan a cabo dado que pueden
presentar más riesgos que beneficios.
Prevenir
el desprendimiento de retina
Según
explica Benítez del castillo, las personas con más riesgo de padecer
miodesopsias son los miopes, aquellas personas que sufren una inflamación
intraocular denominada uveitis y quienes practican deportes en los que hay
riesgo de golpes como el kárate o el boxeo.
La
principal complicación se produce cuando el desprendimiento del vitreo supone
un desgarro de una parte de la retina asociada a éste. Por este motivo, siempre
que se presentan moscas volantes o fotopsias o éstas aumentan en intensidad se
debe visitar a un oftalmólogo para que evalúe el estado de la retina.
Durante
la revisión el especialista realiza una exploración del fondo del ojo en el que
es necesario dilatar la pupila a través de unas gotas de colirio. Si en el
examen se detectan lesiones se realiza una intervención ambulatoria con láser
que sella los posibles 'agujeros' en la retina derivados del desprendimiento
vítreo.
Benítez
del Castillo concluye que es clave prevenir el desprendimiento de retina, ya
que de producirse supone una intervención quirúrgica mucho más compleja que el
sellado ambulatorio de un desgarro ocasionado por el desprendimiento vítreo.
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