La
mastectomía profiláctica contralateral es una cirugía que consiste en extirpar
la mama sana cuando a una mujer le diagnostican un tumor en el otro pecho. Sin
embargo, salvo en casos muy puntuales (en aquéllas de alto riesgo), esa
agresiva cirugía no va a tener ningún efecto en su pronóstico. Un nuevo estudio
publicado en la revista JAMA Surgery alerta del elevado número de mastectomías
innecesarias, que se realizan movidas por el miedo sin una información
adecuada.
En
el caso de mujeres de alto riesgo, por su perfil genético o por sus
antecedentes familiares, sí se suele aconsejar la extirpación preventiva de
ambas mamas, una vez que el tumor aparece en una de ellas (en algunos casos,
incluso antes). Sin embargo, ese subgrupo representa apenas el 10% de todas las
mujeres, y en el resto de los casos el riesgo de sufrir un segundo tumor en el
otro pecho es muy bajo (entre un 1% y un 3%, según las estadísticas).
Pese
a ello y aunque no existe una evidencia científica que demuestre que la
mastectomía contralateral mejora la supervivencia, muchas mujeres se plantean
y, de hecho, se someten a una mastectomía profiláctica de la segunda mama
'aprovechando' el diagnóstico en la otra. De hecho, según el análisis realizado
por Sarah Hawley y su equipo (de la Universidad de Michigan, EEUU) en un grupo
de unas 1.500 mujeres, el 70% de las que se someten a esta doble cirugía no
responde al perfil de riesgo que aconsejaría someterse a este tipo de cirugía
de la mama (portadoras de los genes BRCA1 y 2 o con varios casos de cáncer de
mama en su familia).
En
España, como admite el doctor Miguel Martín, presidente del Grupo Español de
Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), no existen datos del número de
mujeres que se someten a esta práctica. A su juicio, esta forma de mastectomía
se puso de moda en EEUU hace una década pese a que "no se basa en un
racional sólido y me temo que esconde intereses espúreos".
De
las 1.477 mujeres con cáncer de mama participantes en el trabajo americano, el
18% de ellas había considerado seriamente extirparse la mama sana de manera
preventiva, aunque finalmente sólo el 8% de ellas pasó por el quirófano. Las
que finalmente llevaban a cabo su determinación eran aquéllas con mayor nivel
educativo y, además, las que habían mostrado más preocupación por las recaídas
en las encuestas previas, por lo que los autores temen que muchas de estas
decisiones se toman en un contexto de miedo emocional y falta de información.
También las que se habían hecho una resonancia magnética en el momento del
diagnóstico tenían mayor riesgo de acabar operadas de ambos pechos.
Precisamente
en un comentario que se publica en la misma revista, Shoshana Rosenberg y Ann
Patridge, del Instituto Dana-Farber (Massachusetts), coinciden en que la
ansiedad y el miedo a la recurrencia pueden marcar la toma de una decisión tan
compleja, sobrevalorando los verdaderos beneficios de la mastectomía
contralateral sobre sus posibles riesgos. Por eso aconsejan a médicos y
pacientes que tomen una decisión informada, en la que la mujer conozca bien los
pros y los contras, y se tengan en cuenta también sus circunstancias y
percepciones personales.
Como
recuerdan los autores del trabajo, hoy por hoy no se ha demostrado que quitarse
el pecho sano de manera preventiva (en el grueso de las mujeres, no se refieren
a aquéllas del alto riesgo), mejores sus probabilidades de supervivencia en el
futuro; mientras que se trata de una cirugía de larga recuperación y con todas
las posibilidades de complicaciones que conlleva entrar en un quirófano.
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