lunes, 26 de mayo de 2014

Más mortal que el VIH



Tiene menos fama, pero la infección causada por el virus de la hepatitis es más mortal que la del virus del sida (VIH) en los países de la Unión Europea. Los datos, del Informe sobre la Carga Global de la Enfermedad 2010, presentados durante el International Liver Congress, celebrado en Londres, muestran que en 2010 el número de fallecimientos relacionados con el virus de la hepatitis superó en más de 10 veces al de muertes causadas por el VIH. El informe señala que los virus de la hepatitis C (VHC) y B (VHB ) causaron cerca de 90.000 muertes en 2010 en la Unión Europea, mientras que el VIH mató a 8.000 personas. Y de los dos, el más mortal es el VHC, con casi 57.000 muertes, frente a las 31.000 del VHB. Los datos de este informe, señaló Laurent Castera, de la Asociación Europea del Hígado, indican que aunque la epidemia del VIH «sigue siendo una de las principales prioridades, la mortalidad de la hepatitis en la UE obliga a darle preeminencia».

En concreto, el informe detalla que, a nivel mundial, las muertes por hepatitis y por el VIH aumentaron entre 1990-2010 en 1,47 millones de muertes por causa del VIH y 1,29 por el VHC y VHB. Sin embargo, mientras que las muertes relacionadas con el VIH en la UE se redujeron en más de la mitad después de 1990, en zonas de Europa del Este la mortalidad ha aumentado considerablemente.

Enfermedad infradiagnosticada

Castera cree que se necesitan recursos adicionales para «prevenir, detectar y tratar la hepatitis B y C con el fin de hacer frente a estos desequilibrios en las principales causas prevenibles de muerte humana». Porque no hay que olvidar que sólo en la Unión Europea, entre 7,3 y 8,8 millones de personas están infectadas con el VHC, el doble de los que había en 1997 y que de éstos una gran parte estaría sin diagnosticar.

Por eso, las nuevas directrices de la Asociación Europea del Hígado recomiendan ofrecer la prueba de detección del VHC a cualquier persona que forme parte de una población con una alta prevalencia de hepatitis, así como también a todos aquellas personas que hayan podido tener una exposición de riesgo a este virus. No hay que olvidar, apunta Rafael Esteban Mur, jefe del Servicio de Medicina Interna-Hepatología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, que «la hepatitis C sigue siendo un enfermedad infradiagnosticada, una situación que actualmente cobra mayor relevancia al disponer de tratamientos muy buenos capaces de curar a casi el 80-90% de los casos». En España, se calcula que hay 900.000 personas portadoras del VHC, aunque un porcentaje muy amplio, el 70%, desconoce que lo es.

Además de promover el diagnóstico de las personas portadoras del VHC, la Asociación Europea del Hígado reconoce el «cambio de paradigma» que se ha producido con la llegada de los nuevos fármacos antivirales: sofosbuvir, simeprevir y daclatasavir. Disponibles ya en Europa (en España sólo están aprobados para su uso compasivo sofosbuvir y daclatasavir), estos nuevos fármacos han demostrado alcanzar cifras de curación cercanas al 80-90%, asegura Esteban Mur, que habla de «revolución total» en el tratamiento de la hepatitis C.

Lo mismo opina Jean-Michael Pawlotsky, director del Centro Nacional Francés de Hepatitis Viral. «Desde la publicación de las directrices de 2013 se ha producido un cambio de paradigma en el tratamiento de la hepatitis C de genotipo 1 con la llegada de estos nuevos tratamientos». Pawlotsky subraya que son efectivos «incluso en aquellos pacientes en los que el tratamiento inicial había fracasado».

Terapia estándar

Sin embargo, el documento ha tenido en cuenta el escenario económico actual de los países de la Unión Europea y por ello reconoce que es posible que en algunos de ellos exista la necesidad de continuar utilizando la terapia estándar (interferón pegilado y ribavirina), con o sin la primera generación de inhibidores de la proteasa del VHC (telaprevir y boceprevir).

A pesar de ello, insisten en que estas pautas sólo se empleen en el tratamiento del genotipo 1 «siempre y cuando no haya disponible otros antivirales de nueva generación». Y, añade que el objetivo es optimizar al máximo las pautas de tratamiento, por lo que recomienda combinar los antivirales más eficaces de distintas compañías farmacéuticas.

En este sentido, algunas asociaciones de pacientes y ONG han denunciado que en España hay un número importante de pacientes con infección por VHC que necesitan de forma urgente los nuevos antivirales, ya que la mayoría no han respondido a las terapias disponibles, y no tienen acceso a ellos a través del programa de uso compasivo. Estos programas se establecen para poner a disposición fármacos aún no autorizados en nuestro país a pacientes españoles para las cuales no quedan otras opciones terapéuticas disponibles.

Sin embargo, la realidad es que en algunos hospitales hay pacientes que cumplen los requisitos para acogerse a este uso pero que no acceden a los medicamentos por problemas burocráticos y de coste. Si bien es cierto que son caros (un tratamiento de 12 semanas puede oscilar entre los 50.000 y 60.000 euros) lo cierto es que son eficaces. Para Estaban Mur, «el gasto hay que hacerlo ahora, y evitar las complicaciones de la enfermedad».

¿El fin del VHC?

En un informe publicado en «Journal of Viral Hepatitis» se habla por vez primera de la posibilidad de eliminar la hepatitis C si las pruebas y los índices de tratamiento se incrementan. Usando nuevas técnicas de medición, médicos, estadísticos y epidemiólogos de 15 países investigaron cómo aumentando el éxito del tratamiento –incorporación de la nueva generación de medicamentos antivirales- y el número de pacientes tratados por año, podría reducirse hasta un 90 % la población infectada en 2030, lo que supone la definición clínica de la erradicación de una enfermedad. «La hepatitis C es una enfermedad curable y esta investigación muestra que el tratamiento de únicamente el 10 % de la población diagnosticada por año puede conducir a la eliminación de la enfermedad en 2030», asegura el profesor Graham Foster, Editor Jefe de la revista.

La hepatitis C es un problema de salud pública mundial. Las personas infectadas con hepatitis C pueden no experimentar síntomas durante 20-30 años, pero cuando aparecen los síntomas, el virus puede haber dado lugar a la aparición de complicaciones graves como cirrosis e insuficiencia hepática.

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