Así,
uno de cada cuatro escolares padece defectos visuales, como miopía, ojo vago o
hipermetropía, que pueden afectar a su rendimiento académico si no se detectan
a tiempo.
"La
visión, el sentido más importante a cualquier edad, desempeña un papel
fundamental durante la infancia, etapa en la que se produce el desarrollo
físico y formativo de la persona", precisa el presidente del Consejo
General, Juan Carlos Martínez Moral.
Dicho
esto, alerta de que, cuando un defecto visual no se detecta ni se trata a
tiempo, "el cerebro de los más pequeños se va acostumbrando a esa
deficiencia, lo que contribuye a que pase desapercibida".
Por
otro lado, expertos como Martínez Moral subrayan los beneficios de acompañar a
los hijos al óptico-optometrista. "Los niños a los que se les inculca la
importancia de acudir a revisiones periódicas tienen más probabilidades de
seguir con esa costumbre en su edad adulta, además de aprender a valorar su
salud visual", argumenta.
De
esta forma, los profesionales recuerdan la obligación que tienen los padres de
enseñar a sus hijos a cuidar su salud visual. También, explican que hay que
animar a los niños a que comuniquen cualquier síntoma, como los dolores de
cabeza o la necesidad de sentarse en primera fila.
Por
último, los expertos recomiendan que el primer examen ocular se produzca a los
seis meses de edad y, a menos que se detecten otros problemas, el siguiente
examen debe ser a los tres años, de nuevo antes de comenzar en el colegio y,
después, anualmente.
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